miércoles, 11 de agosto de 2010

La ingenuidad "encantadora"




Francisco Rivas Linares

“Tenemos que producir una educación
significativa a través de la crítica;
para que a partir de ella, transformarla
en emancipadora”



Cuando los mensajes se dirigen a públicos ausentes, a escuchas que se encuentran más allá del ámbito inmediato del hablante, estaríamos ante una exposición retórica. Y la retórica, en una de sus acepciones, no es más que palabrería dicha para engatusar o engañar incautos. Aunque también es un recurso que se emplea lo mismo para obtener simpatía barata como para alcanzar justificaciones utilitarias, faltando –obviamente- a la verdad.

Los políticos, dominados por la inseguridad, recurren frecuentemente a los gazapos ocultos en su verborrea. Para alcanzar la seducción del oído, asumen un estilo modosito; y procurándose un público ingenuo predispuesto al aplauso espontáneo, montan un tinglado para el lucimiento personal.

Para la retahíla de tonterías no hay crédulos que valgan. ¿De dónde sacaría la maestra Graciela Carmina Andrade García Peláez, Secretaria de Educación en nuestro Estado, que sólo se perdieron cinco días laborables durante el año escolar que acaba de concluir, enfatizando tal mentira con la expresión chocante de “récord histórico”? Me respondo: de las alforjas del engaño. Por esta razón, la aseveración de marras no sólo resulta agresiva, sino hasta impertinente.

El uso político del lenguaje hace que éste sea tosco e impreciso, propio para expresar ideas disparatadas. Su empleo denota no sólo falta de claridad en el pensamiento, sino hasta frivolidad y degeneración. Esto sería suficiente para censurar su aplicación en asuntos tan delicados como el educativo.

La educación no es un producto para escaparates. Menos aún para lucimientos personeros. Después de esquilmarle al pueblo sus derechos, la educación es el último recurso liberador que le queda; y por eso debemos evitar que ésta sea contaminada por personas que, sin escrúpulos, aspiran a utilizarla como propaganda estratégica.

Muchas contingencias que motivaron suspensiones padecieron los escolares durante el año escolar 2009-2010: Administrativas, sindicales, académicas, ambientales, y otras tantas surgidas en las ocurrencias espontáneas. Fue notorio el adelanto de la conclusión del año escolar, hasta por tres semanas anticipadas sin mediar explicación alguna. Y no obstante de hacerse la denuncia pública de tal abuso, las autoridades responsables del ramo ningunearon a los padres de familia.

Se asegura que “…la educación en Michoacán tiene rumbo” sólo porque de los 69 indicadores que mide la federación hubo una mejora en 23, aunque empeoramos en 13 y nos mantuvimos igual de malos en 33. ¿Dónde está el equilibrio que nos ofrezca la ocasión para el gusto? ¿Conoce usted los referentes de tales indicadores que le permitan ejercitar la reflexión comparativa? Usted, padre de familia, ¿tiene nociones sobre el rumbo que sigue la educación de sus hijos?

¡Y sin embargo se asevera que nos encontramos ante un “record histórico”!

En el informe de la secretaria se citaron abundantes cifras para los bostezos. Certificados, boletas, inscripciones, maestros, alumnos, escuelas, uniformes, zapatos, útiles escolares, becas… todo por miles y cientos de miles. Nula calidad de los servicios. Mucha cantidad para el halago, para la fiesta y el

triunfalismo anodino. Y como suele suceder, se cierra el jolgorio con la expresión trillada: Hemos avanzado, pero falta mucho por hacer.

Este es el léxico de los políticos. Esta es la semántica del lenguaje electorero. Viejo estilo que si no se ha caído, es gracias a la fortaleza de las columnas de la corrupción. No cabe duda que en la política se arraiga profundamente el sentido del ridículo.

miércoles, 28 de julio de 2010

LA PARODIA DE LOS ESQUIZOIDES

Francisco RIVAS-LINARES

“Como tendencia general de todos los hombres, destaca un perpetuo e impaciente deseo de poder y de más poder, que solamente cesa con la muerte. Y esto no se debe al mayor placer que se espera sino al hecho de que el poder no puede garantizarse sino buscando aún más poder.” Hobbes


La esquizofrenia, como trastorno mental que se manifiesta con cambios o mutaciones en la personalidad del individuo, ha cobrado coto de establecimiento en las conductas de quienes viven los delirios del poder absoluto.

Pautados por una deformación perceptiva de la realidad, una persona dominada por los síntomas esquizofrénicos antepone la práctica del poder al ejercicio de la autoridad. Y el resultado es una acentuada disfunción social.

El frenesí del poder de la testosterona lo imponen como dominio. La razón y el buen juicio quedan en la aridez del abandono. Dueños del destino ajeno, ellos deciden un día ser filantrópicos y al siguiente los leviatanes.

El modelo institucional del poder es el Estado, un poder que supuestamente debería tener como razón de su existencia atender los intereses de la totalidad; más, al ser pervertido, sólo escucha a una élite o clase social. Y aquí encontramos las dos enfermedades del poder: la corrupción y la impunidad.

¿Qué está sucediendo en nuestro país? ¿Cómo nos ven nuestros gobernantes? ¿Qué somos nosotros para los responsables de impartir justicia? Ante la praxis de un poder esquizofrénico, estas y muchas otras preguntas nos deben obligar al ejercicio del análisis crítico.

La falsa conciencia de la realidad ha fertilizado las nuevas estructuras del poder, una composición que impide comprender la complejidad del todo social, sus factores, el contexto, el entorno, en fin.

Por eso Felipe Calderón se ciega ante la pila de cadáveres cosechados diariamente. Por eso su indolencia ante las consecuencias trágicas que padecen las familias. Y luego nos culpa de tener una percepción diferente a la suya, una percepción rígida, invariable y por lo tanto dogmática. El parte militar, el informe judicial y el interés político, le han construido una falsa conciencia, introduciéndole rasgos esquizofrénicos a su quehacer político.

Las ideas mágico-religiosas han sustituido al proceso comprobatorio de sus argumentos. Ya no le importa explicar con la objetividad del demócrata, sino que engaña con la subjetividad del autócrata.

La fidelidad es la condición sustantiva que exige de sus colaboradores. Así asegura la aplicación exacta de sus dictados, los cuales están desligados completamente de los hechos. Y ante la ineficacia ventea las culpas, convoca a los medios para dar noticia de las buenas venturas, exhorta al paisanaje para unirse al orfeón de los halagos y descalifica a quienes osen criticarle.

La metástasis de la esquizofrenia política alcanza a todos los poderes. Así tenemos un poder judicial cuyos ministros deciden conforme a sus veleidades dominantes. Resoluciones para la repulsa social han sido su marca de casa. También cargamos a cuestas con un congreso totalmente desdibujado por sus diputados y senadores, quienes sucumben en las negociaciones de pasillo. Un congreso que solapa las arbitrariedades y no se atreve a legislar para imponer cotos.

Concluyo. Nuestra casta de politicastros está ajena y distante del pueblo. Chapulines que parasitan en la hacienda común de la nación, se han galvanizado con la desvergüenza y el cinismo. Hoy la ciencia del buen gobierno se escenifica en el tinglado como una parodia con los esquizoides.

Tenemos que dejar nuestra estrechez de acción. Es un deber liberarnos de la dominación de los políticos acomodaticios. Es necesario defender al Estado Mexicano. Sólo el pueblo podrá hacerlo. Empecemos por desechar los medios manipuladores, que hacen de los comunicados oficialistas decretos de veracidad y expulsemos a los navajeros de la política, ahora enemigos de la concordia y del sentido común.

miércoles, 21 de julio de 2010

Y el "hijo desobediente" terminó por ser el presidente del desastre



Francisco RIVAS LINARES

“Quítese de aquí mi padre que estoy más bravo que un león, no vaya a sacar la espada y le traspase el corazón” Corrido “El hijo desobediente”, como tal se hiciera llamar Felipe Calderón en sus ritos de campaña electoral.



El sector patronal expone sus propuestas económicas. La clase política discute la posesión de jerarquías de gobierno. Los funcionarios imponen estructura a fin de mantenerse en las preferencias de los “jefes”. Los líderes sindicales radicalizan los mecanismos de control. Pero el pueblo, en el que se deposita la fuerza auténtica del poder para torcer rumbos equivocados, se encuentra al margen de cualquier índice de justicia. No es escuchado, a pesar de la estridencia de sus reclamos. Es ninguneado, no obstante que en él debería radicar la optimización del ejercicio del poder, según el texto constitucional.

El grito “Todo el poder al pueblo” se queda en el reduccionismo del reclamo. Es lo único que nos resta: gritar, solicitar, exigir, protestar, pedir o demandar. Luego viene el silencio de la frustración, el coraje reprimido, la gestación del odio. Y ante la ineficaz exigencia de justicia, se invoca la venganza.

La Confederación Patronal de la República Mexicana y el Consejo Coordinador Empresarial se mantienen en su innoble empeño: imponernos el IVA en los alimentos y las medicinas. Pretenden remitir al Congreso de la Unión una propuesta con ese propósito, para que sea discutida y aprobada en su próximo Periodo Ordinario de septiembre.

Pasados los tiempos electoreros, las necesidades del pueblo retornaron a su consabido plano secundario. Vuelve, pues, la normalidad. Y la normalidad es gobernar para los pocos en detrimento de los muchos. La justicia social no se concreta, porque la impunidad favorece a quienes tienen para comprarla.

Los padres de la Guardería ABC esperaron 14 meses para ser atendidos por Felipe Calderón. No llevó en sus alforjas la justicia, sino dinero para comprar el dolor de quienes, huérfanos de sus hijos, demandan castigo para los responsables de su tragedia.

Si la ley, como norma jurídica, es regulatoria de nuestra convivencia, el gobierno la pervierte y con chicanerías obsequia protección a delincuentes de casimir inglés.

Los electricistas mantienen su expresión de protesta pacífica. La huelga de hambre de Cayetano Cabrera y Miguel Ibarra los ha puesto en el bordo de un fatal desenlace. Y Calderón, influido por el salinismo cínico, ni los ve ni los oye. Es duro de entendederas. Pero si se tratara de personajes de utilería para su insulsa campaña mediática, ya tendría, seguramente, la cobertura nacional.

Primar la justicia es deber de todo gobernante. Una justicia natural, inherente a la condición humana. Una justicia basada en el conocimiento derivado del juicio ético. Más pedirle esto a un gobernante espurio, es tanto como reclamarle rapidez mental al hombre de cromagnon.

Cansados de los predicadores políticos, se replantea la pregunta: ¿Qué hacer? ¿Qué hacer con un gobernante que llegó a Los Pinos sin –al menos- un instructivo, tomando decisiones a palos de ciego? Nos debatimos entre la ansiedad, el disgusto y la frustración. Y en tal circunscripción sólo estaremos cosechando pobreza.

lunes, 19 de julio de 2010

La lucha del SME: Por la dignidad del trabajador mexicano


“Hoy estoy en huelga de hambre para que mañana nuestros hijos no tengan hambre”. Al cobijo de esta lapidaria expresión se encuentran en huelga de hambre noventa y tres trabajadores de la extinta compañía paraestatal Luz y Fuerza del Centro y miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas, demandando la recuperación de su fuente de trabajo, sustentado en la figura legal del Patrón Sustituto.

Destaca el ingeniero Cayetano Cabrera Esteva por sus ochenta y tres días en tal situación, encontrándose en alto riesgo su vida. El reclamo, la demanda estridente y el exhorto a la desobediencia civil han sido los únicos recursos de lucha de 16 mil trabajadores que se niegan al acatamiento de un atropello surgido desde el ejercicio del autoritarismo, dejando en el desamparo laboral a más de cuarenta y cuatro mil obreros de la industria eléctrica.

Un personaje siniestro ha destacado en este escenario: Javier Lozano Alarcón, Secretario del Trabajo y Previsión Social. Formado en los ámbitos de la ultraderecha, se ha instalado –sin que nadie se lo confiriera- como el depositario de la razón jurídica. Bajo los auspicios de su jefe Felipe Calderón, ha desplegado un abanico de provocaciones que van desde la violencia verbal hasta la ejecución de tropelías. Todo en perjuicio de la clase trabajadora del país.

Este último juicio lo expreso considerando que el personaje al que aludo, no sólo ha procedido en contra de los electricistas del SME. Recordemos su actitud chicanera ante el conflicto de los mineros, favoreciendo al grupo empresarial denominado Grupo México, el cual está dominado por la familia Larrea; destacando, por su fortuna, Germán Larrea, considerado como el segundo hombre más rico del país con una fortuna que se cuantifica en más de 8 mil millones de dólares.

Pero regresando al tema central. El empeño por desaparecer la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y consecuentemente al Sindicato Mexicano de Electricistas, ha sido calificado en las instancias nacionales e internacionales como una embestida contra el sindicalismo de México, marcando un retroceso tan drástico que nos ubica en los albores del siglo XX, previo a la eclosión revolucionaria.

La inclinación demostrada por el gobierno federal en beneficio del capital y en perjuicio de la clase obrera, estimula un estado de conflictividad social de alto riesgo. Más aún, el acicate esgrimido por los ministros de la Suprema Corte negándoles a los trabajadores el amparo correspondiente, da por legalizado el embate contra el sindicalismo independiente y abre los caminos para la restricción de los contratos colectivos y la eliminación de los derechos laborales.

Quienes frecuentemente se rasgan las vestiduras ante los asuntos tiránicos que se ventilan en otros países, no deberían callar frente los actos despóticos de un gobierno impuesto por el poder económico. Debemos cerrar oídos a los mensajes que pretenden manipular la opinión pública, mismos que buscan hacernos creer en la culpabilidad de los trabajadores frente a la ineficiencia de los servicios de energía eléctrica, ocultando mañosamente la miseria estructural con la que se encuentran laborando y la mediocridad de los órganos administrativos.

La experiencia nos dice que cuando el gobierno pretende privatizar servicios, le basta recortarles recursos de mantenimiento, desplegar un embate mediático para la manipulación y estimular la permanencia de líderes “charros” para controlar la reacción de los trabajadores.


Vamos a negarnos a ser cómplices de este poder arbitrario. Basta de ser permisivos en la imposición de actos personalísimos en beneficio de una minoría con complejos caciquiles. Son tiempos de resistencia contra la razón arrogante.

martes, 6 de julio de 2010

El canto de los dinosaurios. Y siguen los mismos


A propósito de la jornada electoral que se desarrolló el domingo anterior en varios estados de la república, el diario La Jornada, en su edición del lunes, publicó un cartón de José Hernández en el que aparece un personaje que supone ser la autoridad electoral. Serio, cuasi-solemne, da a conocer las tendencias en los resultados en el tenor siguiente: “En resultados preliminares, en algunos estados ganaron los mismos con los mismos partidos y en otros ganaron los mismos con otros partidos”.

Parece un galimatías, tan propio de nuestros politicastros dominantes. Pero guarda la única certidumbre que tenemos todos los ciudadanos cuando se realizan las mal llamadas “democráticas elecciones”; es decir, una presencia de candidatos repetidos por idénticos partidos, declarándose virtuales ganadores en las competencias electoreras.

La expresión frenética de los analfabetos políticos, constituyen la garantía del llenado de las urnas. Los burócratas de los partidos le llaman “voto duro”. Los acomodaticios le denominan “voto útil”. Ambos se traducen, finalmente, en escaños, curules, gubernaturas, presidencias, etcétera.

En el argot popular se les conoce como “borregos” a quienes sufragan en una u otra modalidad. Tal es el mote peyorativo de quienes con obediencia ovejuna, aceptan ser pastoreados por liderzuelos y obedecen las directrices señaladas por los cencerros.

Los “borregos” tienen la cualidad de ser altamente susceptibles a cualquier tipo de propaganda, la que puede ser tanto política como religiosa. Con paciencia benedictina reciben los lavados cerebrales y se les instala en una visión cuadrada de la que difícilmente podrán salir.

Por ellos los politicastros se encuentran gravitando repetidamente en pos del “hueso”. Unas veces diputados, otras veces regidores, después presidentes de sus municipios, más tarde senadores. Luego son verdes, amarillos, azules, en fin; pero siempre pegados a la ubre de las arcas públicas.

Por eso los bastiones del poder saltan del PRI al PAN o PRD, y con los mismos personajes que brincan como saltimbanquis de un partido a otro. No hay escrúpulos. No hay vergüenza. Sólo intereses. Y la cadena se reactiva con los dinosaurios que, tutelados por cacicazgos mafiosos, prometen, se publicitan, se espían, compran conciencias e inducen.

En 1944 Jesús Sansón Flores escribió un soneto para fijar su repudio a José María Mendoza Pardo, candidato al Gobierno de Michoacán y que le costó la salida de nuestra entidad. Quiero compartirlo con ustedes para sacudir este letargo masoquista con que nos tiene dominados este sistema de partidos. Su título : “Credencial de elector”.

¡Qué cinismo social que al pueblo reta!
¡Qué farsa electoral y con qué audacia!
enviarle al ciudadano una boleta
para que ejerza en “limpia” democracia.

Ni la burla perdona el “Gran Profeta”
al pobre pueblo para peor desgracia.
Tenemos democracias con careta,
y cacicazgos por antonomasia.

Señores del Consejo, he recibido
-y os la devuelvo de coraje herido-
vuestra asquerosa e hipócrita boleta.

¡Sabeis que el gobernante está elegido!
Por lo demás, habeisme confundido,
yo no soy del rebaño, soy poeta.

miércoles, 30 de junio de 2010

Ciudadanos silenciosos y gobiernos atolondrados


Cuando se le preguntaba a Solón cuál era el
mejor régimen de gobierno, éste respondía
sin titubeos: “Dime primero para qué pueblo”.


Los dictados de la razón no parecen marcar las preferencias del gobierno en ejercicio. Cuando la arrogancia se entroniza en los espacios del poder, la inteligencia sale sobrando y el capricho por la imposición desemboca en un despotismo arrebatado.

Hoy más que nunca cobra vigencia don Daniel Cossío y Villegas con su libro “El estilo personal de gobernar”. Singular crítico de los asuntos políticos en la contemporaneidad mexicana, adquieren actualidad los señalamientos hechos durante la década de los setentas, referidos a la soberbia y altanería que se encontraban inherentes en la naturaleza de los servidores públicos, incluyendo, obviamente, al gobernante en turno.

El fracaso de la Revolución Mexicana empezó a gestarse durante el sexenio de Miguel Alemán Valdez, identificado como “el presidente empresario” por sus acciones de gobierno que llegaron a favorecer ampliamente a quienes detentaban el poder económico.

A cien años de la gesta maderista, la democracia pretendida se quedó en una democracia cacareada. El estado social, sustentado en la locución maya del mandar obedeciendo, se ha frustrado en la autocracia del poder. Apliquemos la memoria: Adolfo López Mateos y la represión de los movimientos ferrocarrilero, magisterial y médico; el asesinato del líder agrarista Rubén Jaramillo y la cárcel para Demetrio Vallejo y Othón Salazar.

Gustavo Días Ordaz y los crímenes de la Plaza de Las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968; Luis Echeverría y la guerra sucia emprendida para disolver protestas sociales; José López Portillo y su gobierno de dispendios, lujos y caprichos, así como la devaluación del peso y su fallida defensa “como perro”. Miguel de la Madrid y el establecimiento de las bases de la economía neoliberal. Al efecto, procedió a privatizar las empresas paraestatales, reduciéndolas de 1,155 a 413. Además, fue el promotor del escándalo electoral de 1988 a fin de imponer a Carlos Salinas de Gortari, quien aplicó una serie de reformas a la Constitución para los efectos del Tratado de Libre Comercio.

Durante el gobierno salinista se elevó la corrupción en las instituciones y los cuerpos policiacos. Tuvieron lugar los ajusticiamientos masivos de Aguas Blancas y Acteal, así como los magnicidios de Juan Jesús Posadas Ocampo, Luis Donaldo Colosio, José Francisco Ruíz Massieu y Abraham Polo Uscanga.

Con Ernesto Zedillo se consolidan los dogmas del neoliberalismo. Establece el rescate de los bancos a través del FOBAPROA y somete a los trabajadores a una modificación integral del sistema pensionario, reduciendo con ella la responsabilidad de los empresarios.

Con Vicente Fox se establece el gobierno de la chabacanería y la corrupción. La ignorancia se entroniza y la mentira se hace oficial como herramienta de defensa. Vicente Fox constituye la más grande decepción del pueblo de México.

Felipe Calderón llega al poder para inaugurar el periodo del “haiga sido como haiga sido”. Un gobernante que, impuesto por la clase empresarial, está distante de sus gobernados careciendo, por tanto, de un liderazgo legítimo. El PRI fue la catapulta para imponer su espuriato. ¿De qué se queja ahora?

Para legitimarse, optó por la antítesis napoleónica sentándose en las bayonetas; y en la locuacidad de su guerra declarada, ya van más de 22 mil muertos. El único canal de comunicación que tiene con sus gobernados, son los medios masivos. Por eso alguien le llamó “el presidente de la inserción pagada”.

Sus llamados reiterativos a la unidad y el diálogo, hacen recordar la mano tendida en el aire que Gustavo Díaz Ordaz lanzó desde el Congreso de la Unión el 1º. de septiembre de 1969. Calderón escupió injurias durante su campaña y ahora pretende ocultar sus indicios.

Pobre México que gobernado por la sinrazón, sucumbe en una sombra. Una sombra extraña que se traduce en miseria extrema, crímenes y desesperanza.

lunes, 7 de junio de 2010

La manipulación de la historia


Calderón pretende legitimarse con actos demagógicos, advierten especialistas
Mariana Norandi y Roberto Garduño

Periódico La Jornada
Lunes 7 de junio de 2010, p. 16

La exhumación de las osamentas de la Columna de la Independencia, su traslado al Castillo de Chapultepec y posteriormente a la Galería Nacional en Palacio Nacional se enmarca en una serie de actos demagógicos cuya idea básica es fortalecer la legitimidad de la administración federal mediante el uso político de la historia. “No tienen como finalidad la difusión de la historia; es una tomadura de pelo pretender reducir el traslado de unos huesos al fondo de la reflexión histórica.”

Las historiadoras Cristina Gómez Álvarez y Helia Bonilla Reyna, y la estudiosa de la historia Ángeles González Gamio coinciden en reconocer la naturaleza de carne y hueso de los participantes en los movimientos de Independencia y Revolución, en sentido contrario de la visión oficial “que incurre en la manipulación de los llamados héroes, a quienes se convierte en idealizados paradigmas simbólicos, en modelos de conducta que, haciendo tabla rasa de sus actos, muchas veces resultaron incongruentes”.

La doctora Cristina Gómez afirma: “Es una acción bastante inútil, no aporta absolutamente nada a la celebración y su propósito es el uso político de la historia. Los actos conmemorativos del gobierno federal han sido muy pobres y al estudio del pasado no le aportan nada porque no vamos a reinterpretar la historia con el resultado del examen de esos huesos. Tratar a los héroes de la Independencia como si fueran santos, cuando ellos eran individuos de carne y hueso. Lo que observamos es la carencia del gobierno al no contar nunca con un proyecto que involucrara a la población en la reflexión de su pasado. En el fondo es hacer uso político de la historia por parte del gobierno federal, rescatando el significado de la independencia con huesos, y no con el programa de la Independencia. Obviamente el gobierno federal no está en condiciones de dar una respuesta ni promover una iniciativa de esta naturaleza; me parece inútil, penoso, como lo será el acto del 15 de septiembre, gastándose millones de dólares para esta ceremonia que será organizada por un australiano y que realmente es lo mismo: hace uso, a través de fuegos artificiales, de un pasado y no en lo que este pasado nos puede decir hoy.

“Para los gobernantes es mejor reducir la historia, porque así se crean generaciones con una gran ignorancia de la historia, no ven que la memoria y el pasado de un país es fundamental para comprender el presente. Quieren fortalecer la legitimidad del poder actual y hacen uso político de la historia; no tienen la finalidad de la difundirla, y es vergonzoso, como nación, que en las materias de historia y matemáticas los alumnos de secundaria y preparatoria reprueben en su mayoría. En que debemos reflexionar son temas vinculados con la historia, como la injusticia social; eso es lo que se debe analizar, porque tenemos un país cada día más pobre, y lo que debemos debatir es cómo resolver la desigualdad social y abonar a la igualdad política; en eso podemos resumir la Independencia, aparte de la soberanía nacional. Es una tomadura de pelo y es reducir a unos huesos el asunto de la reflexión histórica. ¿Qué les dicen a los mexicanos unas calacas? Es idea del licenciado José Manuel Villalpando, al que el Presidente le hace caso, y esa idea el profesor de Calderón –en la Escuela Libre de Derecho– la traía desde hace varios años y le cae muy bien al encargado del Ejecutivo.”
La doctora Helia Bonilla subraya: “Históricamente es normal que los actos públicos y ceremonias cívicas sean actos autolegitimadores para los políticos en turno. Hidalgo se convirtió finalmente en la figura libertadora por antonomasia y su arraigo en el imaginario colectivo fue tan fuerte que los conservadores terminaron por no cuestionarla, hecho que hoy se constata cuando un gobierno conservador como el de (Felipe) Calderón le rinde tributo. Esto mismo ocurre con Juárez. Mientras que el gobierno foxista manifestó aún la animadversión conservadora hacia el oaxaqueño, Calderón ha estado presente en los aniversarios del Benemérito. Quizá lo haga para neutralizar el uso que la oposición lopezobradorista le ha dado justamente al icono juarista.

“Al gobierno actual las ceremonias cívicas le sientan en actos demagógicos, porque sirven para enunciar una supuesta continuidad entre los héroes y los gobiernos en turno, es decir, unos son los que consiguen la libertad de la patria y la ciudadanía, y otros son los que supuestamente la preservan. De la exposición de los huesos se desprende el paralelismo que hay en la exposición de los restos de los héroes al modo de las reliquias cristianas, como aún se hace en iglesias y templos católicos. Es una extraña sobrevivencia de una mentalidad primitiva cristiana que buscaba promover el culto y devoción por quienes habían sacrificado su vida en bien de la comunidad, poniendo a la vista sus restos.”

Ángeles González Gamio, difusora de la historia de la ciudad de México considera: “Traer los restos como si fueran un objeto turístico es algo absurdo, porque no se sabe si eran de ellos. Nos dicen que es el cráneo de Morelos y resulta que es el cráneo de una señora, ¿esto es para qué? Es absurdo pensar que eso nos lleva a pensar y reflexionar sobre el bicentenario. Se está perdiendo la idea, que es retomar los valores y principios que movieron a estos personajes de carne y hueso a participar en un movimiento por su libertad. De eso no se habla, de la libertad, de la Independencia de la soberanía; entonces estas ceremonias; que pretenden endiosar a seres humanos con defectos y virtudes, son obras de teatro; no sé qué les dirán a la gente y menos a la juventud; eso de traerlos de aquí para allá es una cosa tan anodina y sin sustancia.”