sábado, 26 de julio de 2014

Beneficiarios de la Reforma Energética



Francisco RIVAS LINARES


En 1929 José Vasconcelos decidió contender por la presidencia de la república. En uno de sus actos proselitistas se encontraba arengando al pueblo para que le concediera su voto. En el clímax de su exposición, un vendedor de globos dejó escapar un globo, el que al tomar altura llamó la atención de la gente distrayéndola de lo que exponía el orador.

José Vasconcelos al verse impotente para recuperar la motivación del auditorio, sintiéndose víctima del desdén lanzó un sonoro grito que hizo voltear a más de uno: ¡Pueblo globero!

En la columna política del 28 de febrero del presente año, abordé el tema relativo a “la sociedad del espectáculo”, tesis planteada inicialmente por el filósofo francés Guy Debord para alertar a los ciudadanos sobre el procedimiento que suelen emplear los grupos de poder para distraer a la sociedad de asuntos de mayor relevancia.

Otro filósofo, Noam Chomsky, ha identificado diez estrategias de manipulación mediática. En la primera que menciona, identificada como “La estrategia de la distracción”,  nos advierte: “El elemento primordial de control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.”

Pues bien, a manera de introducción he traído las tres citas anteriores para referirme al tema de la columna política de este viernes.

En tanto diputados y senadores de la federación se dedicaban a saquear a la patria, el sistema nos mantuvo embelesados como auténtico país globero con diversos tinglados espectaculares. La estrategia de la distracción nos confirmó como una moderna sociedad del espectáculo.

Los medios de comunicación se reforzaron como instrumentos al servicio del poder político-económico, distanciando al ciudadano de lo público a través de la propaganda. De este modo, y sin recurrir a la violencia, lograba vigilar y controlar el entorno social.

Del piojo Herrera a mamá Rosa, pasando por el doctor Mireles, han sido hasta ahora los tres factores para mantener en vilo nuestra enajenación; en tanto, los fieles servidores de las trasnacionales votaban la entrega del sector energético de la nación.

Ayunando el buen juicio, la insensatez ejerció su dominio. Se desplaza a Pemex y a la CFE de sus actividades centrales: exploración y extracción en el caso de Pemex, y generación de la electricidad en el de la CFE.

Se avaló el uso de la técnica de fractura hidráulica para extraer gas del subsuelo, a pesar de ser considerada una técnica depredadora y dañina para la salud, el subsuelo, las tierras superficiales y para los derechos de las comunidades, ya que la propiedad privada pasó a segundo término al considerar que las actividades de exploración y extracción de hidrocarburos son de interés social y de orden público en grado preferencial. Al efecto, se valieron de engaños verbales al trocar la palabra expropiación por “ocupación temporal” y “servidumbre legal”.

La generación y suministro de energía eléctrica dejará de ser considerada como servicio público, abriendo la participación de la iniciativa privada. Se eliminan los subsidios generalizados en tarifas eléctricas para dar paso a una política de subsidios focalizados, afectando así al 98% de los usuarios residenciales.

Reporte Índigo, en su edición digital 555, dio a conocer empresas y nombres de personajes que se verán altamente beneficiadas con los acontecimientos reformistas. Por cuanto a las empresas, se encuentran Grupo Diavaz, OHL, Ienova, Iberdrola, Jacobs Engineering Group, y Oro Negro.

Los personajes: Oscar Vázquez Sentíes, Pedro Aspe Armella, José Andrés de Oteysa, Carlos Ruíz Sacristán, Jesús Reyes Heroles González Garza, Gerogina Kessel, Juan José Suárez Coppel, Gonzalo Gil White, José Antonio Cañedo White y Emilio Lozoya Thalman, "todos ellos empleados de las trasnacionales de energía ya mencionadas y que llegaron en su momento a ser poderosos secretarios de estado en nuestro país."

Las masas no sólo son globeras y propensas a la credulidad, también tienden a permitir pasivamente el saqueo, la corrupción, la destrucción y el escarnio. ¿Hasta cuándo nos daremos cuenta que corrupción no es solo robar, sino también es premiar la ineficiencia con nuestro silencio?


UNA PERSONAS DESAPARECIDA ES UNA AUSENCIA QUE DOLERÁ TODA LA VIDA.
POR LOS DESAPARECIDOS DE MICHOACÁN: ¡VIVOS SE LOS LLEVARON! ¡VIVOS LOS QUEREMOS!

miércoles, 23 de julio de 2014

"Jarita", un intelectual orgánico





Francisco RIVAS LINARES


En 1999 el sociólogo y etnólogo francés Pierre Bourdieu dictó una conferencia en la Convención de la Asociación de Lenguas Modernas. El tema que disertó fue sobre intelectuales y política, planteándose, al efecto, las preguntas siguientes: ¿Pueden los intelectuales, especialmente aquellos que pertenecen a instituciones académicas intervenir en la esfera política?

 

El cuestionamiento cobra vigencia ahora que el Dr. Salvador Jara Guerrero se decidió por renunciar a la rectoría de nuestra máxima casa de estudios para asumir las funciones de gobernador del estado. Su currículum publicado en la página del internet de la Universidad Michoacana, denota su cualidad de intelectual:

 

Doctor en filosofía de la ciencia (UNAM), maestro en tecnología educativa (ILCE) y maestro en filosofía de la cultura (UMSNH) y licenciado en ciencia físico matemáticas de la UMSNH con especialidad en Física Experimental en la Universidad de California en Berkeley. Ha sido profesor visitante en el World College West en los Estados Unidos y en las universidades “La Sapienza” de Roma, de Messina, también en Italia, y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su área de investigación es la historia y filosofía de la ciencia, ha trabajado problemas de identidad y cultura, ha participado como conferencista y ponente en España, Italia, Australia, China, Estados Unidos, Chile, Panamá, y en casi todos los Estados de la República Mexicana. Ha impartido más de trescientas ponencias y conferencias. Ha publicado más de cincuenta artículos en revistas especializadas, más de cien artículos de divulgación científica, y diez libros.

 

Forma parte de varios grupos de evaluación académica del CONACYT y de la SEP, evaluando a las carreras y posgrados de las universidades, tecnológicos y centros de investigación del país. Fue Director fundador del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología del Estado de Michoacán. Ganó el primer lugar del concurso latinoamericano de cuento de ciencia ficción 2004, organizado por Aleph Zero con el cuento “Ayer soñé un teléfono” y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel I.

 

No hablaré de su academicismo de por si exuberante, plantearé mis reflexiones considerando el cuestionamiento que el conferenciante Bourdieu se planteó en su exposición a la que aludo al inicio de esta colaboración, sin dejar de reconocer, de antemano,  el derecho constitucional que le asiste al doctor Salvador Jara para participar en el tinglado de la política.

 

Si aceptamos que la idea dominante que se tiene sobre el intelectual, es la de considerarle como sujeto crítico de la acción política, desarrollador de ideas aplicadas a la ciencia y las artes, entonces cómo identificar con buen discernimiento las razones que asistieron al doctor Jara para catapixiar –válgame el término ‘chabelezco’- la rectoría de una institución puramente académica y científica por una posición política en la que se deliberan asuntos de carácter público en procuración de satisfacer las demandas apremiantes de una sociedad plural.

 

Ello implicaría suponer que estuvo dispuesto a renunciar a su conciencia crítica, a ser obsequioso con los intereses del poder económico, a construir un entorno clientelar, a dejarse engañar por los flujos falsarios de la información, a renunciar con el compromiso hacia los más desfavorecidos, asumirse indolente ante la desigualdad de los miserables y demás características que actualmente identifican a los practicantes de lo que -entre ellos- denominan y entienden por política.

 

Si el intelectual que se atreve a transitar por los ámbitos del poder político está dispuesto a sucumbir ante el poder de la prerrogativa, a perder su ética e integridad, entonces se convierte en intelectual del régimen y cuesta trabajo creer que el Dr. Jara, con el currículum académico que posee, se encuadre en este despreciable círculo.

 

La omnipresencia y omnipotencia del alto comisionado designado desde el centro del poder, ha fortalecido en el imaginario de la ciudadanía la idea del Leviatán que en su soberbia se ha dedicado a sembrar temores venteando amenazas. Si el alto comisionado es percibido como quien toma las grandes decisiones, el gran consultor, el dictador de sentencias, ¿qué papel representará el Dr. Jara en este gran corral de la comedia?

 

Los retos.

 

El Dr. Jara tendrá que enfrentarse a grandes retos, herencias malditas de los últimos gobiernos que hemos padecido. Si bien Fausto Vallejo recibió un Michoacán convulso, ahora lo devuelve incendiado.

 

La inseguridad se ha incrementado considerablemente. En los últimos meses, los homicidios dolosos elevaron su porcentaje en un 56.7%. Los secuestros aumentaron 65.2%. Las extorciones subieron su porcentaje en 71.9%. Y los robos con violencia de vehículos 113.9% *

 

También el gobernador sustituto deberá satisfacer la demanda ciudadana de transparentar las investigaciones realizadas por la auditoría superior de la federación, para proceder en contra de aquellos exfuncionarios que dejaron en crisis financiera a la hacienda pública, lo que le ha valido a Michoacán ser uno de los seis estados que no aprueba el proceso de buenas prácticas administrativas.

 

Otro reto más es la reconstrucción de la imagen institucional del gobierno del estado, así como la credibilidad en sus instituciones. Se hace necesario clarificar los presuntos nexos de funcionarios y exfuncionarios con el crimen organizado.

 

También deberá dar atención prioritaria al problema del desempleo como factor inherente al desarrollo de la pobreza. Michoacán ocupa el sexto lugar a nivel nacional con mayor porcentaje de personas en estado de pobreza, y el quinto en pobreza extrema.

 

Pero, a fin de cuentas, ¿con quién es el compromiso adquirido por el Dr. Jara, si no fuimos los michoacanos quienes le concedimos el alto honor de ocupar el Solio de Ocampos?

 

 

*Datos publicados por el portal especializado en política de Grupo Expansión ADNPolítico

Trampas retóricas de los políticos





Francisco Rivas Linares


Tres expresiones de preferencia marcada se suelen escuchar en declaraciones de políticos y gobernantes: Estado de derecho, Todo el peso de la ley y Asumimos los costos políticos.

 

Para justificar sus decisiones que lleven implícitos perjuicios en contra de ciudadanos, se asumen como, los fieles de la balanza y aseguran estar actuando conforme al Estado de derecho; es decir, apegándose al gobierno de las leyes.

 

Sin embargo la realidad observable no coincide con tal sentido. El sistema de justicia de México ha sido motivo de censura y observaciones por parte de organismos nacionales e internacionales por la manera de proceder en la aplicación de las leyes. Selectividad, interpretación arbitraria, torcedura de las leyes (mejor conocida como “chicanadas”), aplicaciones coyunturales, etc.

 

Amnistía Internacional ha declarado al sistema de justicia penal mexicano en situación de crisis. Califica de graves las deficiencias de los sistemas de seguridad pública y de justicia penal, en virtud de las diferencias enormes que existen entre los principios jurídicos y la protección efectiva, las irregularidades de la detención preventiva, la presentación de cargos falsos contra activistas políticos y defensores de los derechos humanos y la ausencia del principio de presunción de inocencia.

 

El profesor-investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, Sergio Aguayo, en una de las mesas de análisis que promueve la periodista Carmen Aristegui, caracterizó de manera atinada a nuestro sistema de justicia concediéndole tres cualidades: Ser lenta, corrupta e impredecible. Estas tres condiciones son cabalmente opuestas a las que demanda Amnistía Internacional, que son: Justicia penal fuerte, imparcial y con mecanismos efectivos de rendición de cuentas.

 

Otro referente que nos obliga a consultar, es el publicado por la organización multinacional “Proyecto Mundial de Justicia” a raíz de una investigación realizada en  97 países sobre la calidad de aplicación de la ley. México ocupó el lugar 91 “por irregularidades en sus sistemas de investigación y adjudicación, discriminación rampante contra grupos vulnerables, corrupción entre jueces y procuradurías y violación de los derechos de debido proceso de los acusados.” Y es más, México quedó por debajo de naciones que viven peores condiciones económicas como Tanzania, Senegal, Etiopía y Malawi. Y un dato que no deja de sorprendernos.

 

De manera que ¿a qué Estado de derecho se referirán quienes ejercen el poder? Seguramente al propio.

 

El enunciado Todo el peso de la ley, me hace recordar la frase juarista célebre: “A mis amigos, justicia y gracia; a mis enemigos, justicia a secas”, una expresión que rompe de hecho con la vinculación que debe existir entre el Derecho y la Ética. Lo cierto es que  quienes ostentan el poder al exclamar “todo el peso de la ley” aplica sólo para sus opositores y/o enemigos, en ellos se ceban y cumplen a cabalidad con la expresión juarista aplicando literalmente la ley bajo un solo sustento, la voluntad particular, en franca contradicción al paradigma que dice “la ley es la expresión de la voluntad esclarecida de la soberanía popular.”

 

Finalmente, asumir los “costos políticos” sobre una decisión que va en perjuicio de las mayorías, es una retórica falsa y huera. Se curan en salud anticipándose al repudio a que se harán acreedores, cuando saben de antemano que el control de daños lo tienen asegurado en la cualidad desmemoriada del pueblo y su habilidad manipuladora  de los procesos electoreros.

El fracaso de la inteligencia



Cabeza mecánica


Francisco RIVAS LINARES


Es el 12 de octubre de 1936. En el paraninfo de la Universidad de Salamanca, España se efectúa un acto celebratorio con motivo del aniversario del descubrimiento de América. Miguel de Unamuno, entonces rector de la universidad, expone su pensamiento ante los presentes; más, de pronto, exclama el militar franquista José Millán Astray y Terreros: ¡Muera la inteligencia!

 

Un grito absurdo, sin lugar a dudas, que llevaba la intensión de ofender al filósofo Unamuno y que hoy traigo a colación para la columna política de este día.

 

¡Muera la inteligencia! Tal parece que este eructo verbal es predominante entre los legisladores que se encuentran aprobando leyes reformistas como bolillos al horno: laboral, pensionaria, educativa, telecomunicaciones y, en este momento, el energético, ignorando olímpicamente las aportaciones anticipatorias que intelectuales, académicos y agrupaciones civiles nacionales e internacionales, enfatizan sobre sus preocupantes implicaciones.

 

Diputados y Senadores del PRI, PAN y Verde Ecologista, formando una falange mayoritaria abrumadora, dicho sea en sentido metafórico, han dejado de representar los intereses de sus electores para convertirse en sujetos direccionados, con predominio del pensamiento único, dictado por la élite del poder político y económico.

 

El parlamento, cuya función sustantiva no sólo se circunscribe a elaborar leyes, sino incluso controlar los abusos del poder ejecutivo, ha desembocado en la ruindad de ser un instrumento de utilería. Obedecen lo que previamente acordaron, en los comedores vip’s o la privacidad oficinesca, coordinadores y selectos enviados por quienes ostentan el poder real.

 

Cuando en las sesiones plenarias se concretan a levantar las manos para asentir la aprobación o rechazo de lo que previamente les ha sido ordenado, están pensando únicamente en su futuro político y nada o poco les importa los daños o perjuicios que estén ocasionando a la nación.

 

La retórica la esgrimen como broquel ante las críticas que desembocan. Ventean promesas que de antemano saben que serán incumplidas. Construyen ilusiones: aumento de empleos, bajas tarifarias, desarrollo y crecimiento económico, estabilidad social, etc. Son hábiles aplicadores del ordenamiento maquiavélico, si el cumplimiento de tus promesas te perjudican, y las condiciones en que se comprometieron ya no existen, no estás obligado a cumplirlas.

 

Y en un esquema de disimulos, vivimos la pena de un legislativo chato y gris. La modernidad la ven como una máscara, como un simulacro urdido por las élites y los aparatos estatales. No atienden, mucho menos analizan, las premoniciones: el despojo de las tierras por causa de utilidad pública para el beneficio de los consorcios petroleros y eléctricos, está gestando una lucha sorda entre novedosas guardias blancas y campesinos. Aplicación de técnicas tan lesivas como la fracturación hidráulica para extraer el gas atrapado en las rocas. Protección al capital privado extranjero. Aniquilación de empresas destinadas al sector productivo. Vulneración de los derechos de los trabajadores. En fin.

 

Voces como las de Adolfo Hellmund, Luis Sierra, Javier Jiménez Espriú, Luis Feyo, Beatriz Olivera, César Chávez, Miguel Soto; organizaciones como Greenpeace y Alianza Mexicana contra el fracking; académicos de la Unam, son ninguneados. Los diputados y senadores perdidos en su frenesí privatizador, seguramente harán honra a Millán Astray con su ventosa: ¡Muera la inteligencia!

Desaparición forzada, el flegelo de México




Francisco RIVAS LINARES


Cuando una persona es detenida por agentes que actúan en nombre del Estado y éste lo niega ante los familiares o instituciones defensoras de los derechos humanos, ocultándola a propósito para negarle la protección de la ley, estamos frente a un delito conocido como desaparición forzada.

 

Esta práctica cobró notabilidad durante la segunda guerra mundial, al adoptarla los nazis en los territorios ocupados en Europa, para infundir temor a quienes ofrecieran resistencia a la permanencia y avance de sus tropas

 

Los desaparecidos por el Estado nunca llegan a recobrar su libertad. Y es más, ni siquiera se llega a conocer cuál habrá sido su destino, salvo quienes ejecutaron el “levantón” pero que al amparo de la impunidad que el propio Estado les obsequia, se niegan sistemáticamente a dar información al respecto.

 

Las víctimas de la desaparición forzada quedan a merced de sus captores. Padecen torturas físicas y psicológicas sumamente brutales que en ocasiones les provoca la muerte. De ser así, se inhuma el cadáver de manera clandestina y nunca más se vuelve a saber de ellas.

 

En 1969 se registró en los anales delictivos el primer desaparecido por las fuerzas del Estado Mexicano. Su víctima, un maestro de escuela que pugnaba por la justicia en favor de los pobres, de los desposeídos. Su nombre: Epifanio Avilés Rojas, miembro de la Asociación Cívica Revolucionaria. Él fue detenido por elementos del Ejército Mexicano el 19 de mayo del año referido en Coyuca de Catalán, Guerrero,  iniciándose, de hecho, con esta práctica de lesa humanidad.  Gustavo Díaz Ordaz era el presidente de la república y por eso se le atribuye la instauración de dicha estrategia.

 

Luego viene la época denominada Guerra Sucia, periodo que abarca de 1970 a 1980 y en el cual se registraron mil 200 casos de personas desaparecidas. El Estado utilizó esta práctica  para reprimir movimientos opositores. Así, de 1970 a 1980, los desaparecidos sumaron 1,200 personas.

 

En estos tiempos actuales, las cifras resultan espeluznantes: 13mil 195 durante el sexenio de Felipe Calderón y 7mil 615 de la actual administración. Del total, 20 mil 810 personas desaparecidas, en cuyas dos terceras partes podrían tener participación agentes del Estado, esto es policías municipales, estatales o federales, o miembros del ejército.

 

La organización internacional independiente Human Rights Watch que se dedica a la investigación, defensa y promoción de los derechos humanos, ha llegado a la conclusión de que en la presente administración se registra un promedio de 17 desapariciones por día y que de mantenerse este índice, llegaría a superar el número de casos que el de Felipe Calderón Hinojosa.

 

La estrategia que se aplica se va consolidando en su fracaso. A las declaraciones optimistas de los gobiernos federal y estatal, se opone la realidad que viene sembrando dolor y luto en miles de hogares.

 

En diciembre de 2006 la ONU adoptó la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas y México lo suscribió el 6 de febrero de 2007. No obstante, su opacidad para reconocer la gravedad de este problema, denota negligencia rutinaria denota que este delito es tolerado e incluso fomentado por algunos poderes públicos y privados.

 

A manera de introducción, citaré al periodista y fotógrafo Fernando de Alarcón: “En muchos aspectos, vivimos en la era de la derrota del pensamiento y eso hace necesario su rescate y fomento, no a través de la arenga ni del discurso colectivo, sino por medio de la reflexión individual y la creación de resonancias esenciales en la verdad humana que nos distingue y justifica.”

 

Como se aprecia, Fernando de Alarcón demanda la necesidad de rescatar nuestra facultad de pensamiento, el cual se encuentra enajenado por distractores  irrelevantes creados a propósito por el sistema del poder. Reflexionar sobre nuestro entorno, el contexto en que estamos inmersos, siempre analizados bajo los factores causales.

 

Expresado lo anterior, esta es mi propuesta para la reflexión:

 

Nuestro país se convulsiona en un contexto demasiado complejo. Abundancia de temas que nos obligan a prestarles atención pero que por su vastedad corremos el riesgo de extraviarnos entre exposiciones confusas y diametralmente opuestas. Todas propiciadas por las clases dominantes y los monopolios de la información: Televisa y TVAzteca.

 

Los mecanismos de control aplicados por las élites de los poderes políticos y económicos, tales como los distractores para desviar nuestra atención de las reformas que ellos van decidiendo, como la energética, la laboral, la pensionaria, la educativa, las telecomunicaciones, en fin, enrarecen los ámbitos de la justicia social; y esta desigualdad va rompiendo los equilibrios en la medida que la corrupción, rasgo esencial de nuestro sistema, se ensaña con los más desprotegidos.

 

Confunde ser testigos del encarcelamiento y/o desaparición de luchadores sociales, en tanto que personajes de la mafia delinquen en libertad arropados por el sistema. Confunde la demagogia con que se expresan quienes ostentan el poder, pretendiendo convertir su verdad en una verdad absoluta que nadie debe cuestionar.

 

Confunde la indecencia con que manipulan los recursos del erario público, a fin de adjudicarse salarios y prestaciones de elevado monto. Confunde la siembra de evidencias y fabricación de delitos para callar las voces incómodas al sistema. Confunde su complicidad criminal cuyo código guerrero es exhibir como trofeo de guerra al contrario.

 

Parodiando a Sartre, la violencia gira en redondo. Un día hace explosión en Uruapan, al día siguiente en Lázaro Cárdenas, después en Morelia, Zitácuaro, La Piedad, Zamora… los vientos sembrados levantando tempestades y el Estado devorado por su propia incapacidad.

 

No nos apropiemos de sus mentiras, no apostemos a los milagros. Rompamos nuestros miedos y venzamos al silencio. Rompamos con esta estructura autoritaria. Atrevámonos a pensar, porque si no pensamos, si no reflexionamos, no salvaremos nuestra vida.

Luis Spota. Vigencia en el poder político




Francisco RIVAS LINARES

Cuando Luis Spota tuvo la oportunidad de conocer los laberintos del poder en México, escribió y publicó entre 1975 y 1977 cuatro libros cuya serie es conocida como “La costumbre del poder”. Sus títulos son: Retrato hablado; Palabras mayores; Sobre la marcha; y El primer día.

 

Naturalmente que no obvian en calidad sus otras novelas, destacando, sin lugar a dudas, la primera de ellas “Casi el paraíso”, publicada en 1956. Pues bien, en su tetralogía “La costumbre del poder”  contextualiza la sucesión presidencial en nuestro país, con sus argucias y trampas para alcanzar los sufragios necesarios. Temas tan abominables como la corrupción, el nepotismo, la impunidad y las turbiedades sindicales cuyos lastres aún seguimos arrastrando en pleno siglo XXI, son descritos de manera sencilla y bajo fórmulas claras y precisas.

 

Las marrullerías de los políticos, sus componendas con los empresarios, los militares y el clero, Spota los deja al descubierto. Más en un paralelismo imaginario, bien pudiéramos agregar, en nuestros tiempos, las componendas con la delincuencia organizada.

 

En la tetralogía la tesis es que el mandatario omnipotente no cambia, sólo muda de máscara y se sostiene sobre los mismos aparatos que sus antecesores y se encarga de que las cosas funcionen de ese modo.

 

Es notable la vigencia de las obras citadas. Cabría la leyenda anticipatoria “cualquier parecido con la realidad, es simple coincidencia”, aunque lamentablemente en el caso de Michoacán, nuestro estado,  no aplicaría, pues nuestra realidad ratifica lo que Spota registra en sus obras referidas.

 

Víctima de la intromisión arrebatada del ejecutivo federal, una guerra violenta fue engendrada por Felipe Calderón. Quedó para el registro de la memoria la imagen de un presidente beligerante vestido de militar, declarando la guerra a las mafias del narco que se encontraban diseminadas por el territorio michoacano. La fecha: 11 de diciembre de 2006. El lugar: Apatzingán.

 

Tres estudios cualitativos (2008, 2011 y 2012) con grupos de enfoque en Morelia, Uruapan y Zamora, realizados por la Dirección General de Opinión Pública de la Presidencia de la República, tuvieron como propósito que los michoacanos evaluaran su gestión. Los resultados denotaron un desastre cabal y absoluto. Los michoacanos nos sentimos traicionados.

 

Estos estudios fueron publicados por la revista emeequis, misma que obtuvo una copia  por medio de la Ley de Acceso a la Información Pública.

 

Y llegó el licenciado Fausto Vallejo. Entre tumbos y palos de ciego, siempre se lamentó de la quiebra técnica en que se encontraba la hacienda pública. Entre cifras contradictorias se perdía, mientras la seguridad se descuidaba. Nunca procedió en contra de los responsables. Dimes y diretes se cruzaban los godoyistas y los fautistas dejando a la ciudadanía en la ambigüedad. El caso de Humberto Suárez López tiene un olor a vacilada.

 

Y vuelve la intromisión del Tlatoani designando un comisionado. Desde su arribo dio la impresión que nuestro estado estaba siendo gobernado desde el centro, con la complacencia de los tres poderes. Fausto Vallejo fue blanco del escarnio público con adjetivos denigrantes, comenzando así la crónica de una renuncia anunciada que ahora se concreta.

 

¿Qué sigue ahora? La pugna de los políticos por amarrarse al poder. Arrebatos y luchas intestinas. En tanto Michoacán, entre jirones, seguirá tejiendo su red de agujeros.