jueves, 29 de marzo de 2012

Fausto y... ¿el parto de los montes?



(Foto: La Jornada Michoacán)

Francisco RIVAS LINARES

“Parturient montes, nascetur ridiculus mus”
(Parieron los montes y nació un ridículo ratón)
Horacio. Epístola a los Pisones.



Cuando una delegación irlandesa se presentó ante el Premio Nobel de Literatura Bernard Shaw para contarle lo mucho de los sufrimientos que les endilgaba su gobernante, les respondió en tono enérgico: “Ser maltratado no es un mérito”. Con tal enunciado el escritor los incitó a dejar el papel de plañideros y procedieran contra quien les causaba tales tribulaciones.

La anécdota viene a propósito por la actitud que está asumiendo el actual gobierno frente a lo que se vislumbra como un fraude a las finanzas públicas, pues desde el primer día de su gestión ha estado denunciando las calamidades financieras endosadas por Leonel Godoy.

Diariamente nos desayunamos con cifras diferentes, declaraciones quejumbrosas, lamentos sostenidos y premoniciones adversas, generando una incertidumbre social que, aunado a la ansiedad creada por la inseguridad prevaleciente, siembra dudas sobre la intencionalidad de tan repetidas revelaciones.

¿Qué es lo que subyace en las reiteradas delaciones? En mi derecho a especular diría que nos están administrando la información a fin de mantener como noticia cotidiana el multicitado fraude con fines puramente electoreros.

Fausto Vallejo se declaró desde siempre peñanietista, el candidato de su partido a la Presidencia; sus pretensiones, por tanto, podrían ser predecibles: recuperar Michoacán como baluarte del PRI y entregarlo en bandeja a Enrique Peña Nieto. Eso a partir del desprestigio que carga como rémora una izquierda que no supo gobernar durante los diez años que tuvo el poder.

Pero sería un tránsito equivocado. Difundir repetidamente el vilipendio de un gobierno anterior que dejó secuelas fraudulentas, puede causar un efecto bumerang y terminar la serpiente por morderse la cola.

En la política se habla mucho y se calla mucho. Los fraudes que se han denunciado con escandalera de órdago, han terminado siempre en arreglos ocultos y sin ser dichos. Se disimula el desfallecimiento de las convicciones y los afanes de servicio en bien de la sociedad gobernada, dando paso a un pragmatismo insultante.

Ejemplos: Humberto Moreira en Coahuila, Ulises Ruíz en Oaxaca, Amalia García en Zacatecas, Mario Marín en Puebla y Fidel Herrera en Veracruz, por citar los últimos, y que fueron denunciados por corrupción en detrimento de la hacienda pública. Terminaron en la impunidad. La justicia se cebó en sus funcionarios menores, y ellos siguen floreciendo en una clase política yerma de moral y de pudor.

El parto de los montes, esa fábula de Esopo que nos da a entender que lo que se anuncia con tremendismo resulta ser un vulgar esperpento, se acopla a lo que estoy comentando. De manera que las consecuencias de lo mucho que se nos está diciendo, debemos tomarlo con reservas pues la estrategia está expuesta: primero se denuncian los desvíos, se critica a los ya ausentes, y luego el denunciante se envuelve en la bandera del heroísmo en aras de un falso prestigio partidista. Es el “Chapulín Colorado” de la sátira de Roberto Gómez Bolaños.

Felipe Calderón empezó el bochinche para beneficiar a su partido que postulaba a Luisa María, Cocoa, en las elecciones pasadas. Pero no le alcanzó la sonajera y los beneficiarios fueron los de enfrente. Se cumplió el refrán popular: Unos ponen el bayo y otros son los que lo ensillan”

En fin, señor gobernador, ser maltratado no es un mérito. Ya debe definir el qué hacer ante el fraude que denuncia. Proceda. No vaya a usar las puertas traseras de la excepción negociada.


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