martes, 30 de junio de 2009

ISSSTE, nueva jurisprudencia

(El presente artículo fue publicado en el diario La Jornada del día 6 de junio de 2009, cuya autoría corresponde al analista Arturo Alcalde Justiniani. Se reproduce para información y reflexión de los visitantes a este blog.)

Aun cuando la legislación laboral ha cambiado poco los últimos años, la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de los tribunales colegiados de circuito ha sido prolífica, convirtiéndose en un medio cada vez más importante para la interpretación y aplicación de criterios en materia de trabajo. Por su carácter obligatorio para los juzgadores y siendo casi equiparables a una ley, es fundamental conocerlas y promover que en su proceso de creación se escuche la opinión ciudadana y de los foros especializados.
La segunda sala del máximo tribunal recientemente dictó dos jurisprudencias de gran trascendencia en favor de la democratización sindical, referidas a la obligatoriedad del voto secreto en los recuentos sindicales y a un mejor sistema de conteo para determinar el sindicato ganador de dicha consulta. En contraste, es de lamentar una reciente jurisprudencia que lesiona el derecho a la pensión de millares de trabajadores del sector burocrático.
En sesión celebrada el pasado 6 de mayo se emitió la jurisprudencia 41/2009, la cual fija un nuevo criterio para el cobro de las pensiones ante el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Se trata de un tema de gigantesca importancia, toda vez que los servidores públicos afiliados a esta institución sufren la contradicción entre el salario o la remuneración percibida durante su vida activa y el monto de la pensión que se les cubre.
Esta incongruencia se origina en una política presupuestal diseñada por el gobierno federal que omite cubrir al ISSSTE las cuotas de seguridad social sobre la base de las percepciones reales del trabajador, o sea, tan sólo paga por una parte.
El salario del trabajador al servicio del Estado se compone, generalmente, de tres renglones: el salario base, el sobresueldo y la compensación garantizada. En algunas dependencias, los pagos adicionales tienen nombres tales como quinquenio, prima de antigüedad o apoyo al trabajo universitario; es amplia la gama de denominaciones entre una y otra, creadas con la evidente intención de omitir el cumplimiento de las obligaciones laborales y el costo de la seguridad social, siguiendo una política de simulación, ya que sólo se paga considerando el salario base y no el resto de las prestaciones. Por lo que se refiere al concepto compensación garantizada, la afectación es de dimensiones mayores, tomando en cuenta que su relación con respecto al monto del salario base suele ser de una cuantía hasta 10 veces superior.
Al final de la vida laboral los trabajadores se enfrentan a la triste realidad de que sus pensiones se limitan al reducido monto del sueldo base. El ISSSTE se justifica señalando que el cálculo lo realiza con base en las cuotas aportadas por la dependencia; esto es, las mismas se reducen al salario base sin tomar en cuenta el resto de elementos integrantes del salario; consecuentemente, la pensión se limita al monto de lo aportado.
Los trabajadores afiliados al ISSSTE se encuentran en estado de indefensión frente a esta injusta política que los priva de un derecho fundamental, ya de por sí acotado a un máximo de 10 salarios mínimos mensuales. Para defenderse, han acudido a juicios ante los tribunales con el fin de que su pensión se ajuste al salario real, considerando especialmente el monto de la compensación garantizada.
Se trata de juicios largos, de varios años, triste realidad de nuestra justicia, pero finalmente eran resueltos en favor del pensionado. Esta alternativa, aunque difícil, se apoyaba en la jurisprudencia 126/2008, dictada hace tan sólo nueve meses por la misma segunda sala. Conforme a este criterio aplicable a los trabajadores afiliados antes del 31 de marzo de 2007 (toda vez que la nueva ley entró en vigor al día siguiente), se obligaba al ISSSTE a calcular el monto de las pensiones considerando el sueldo, el sobresueldo y la compensación; correspondía obviamente a este instituto cobrar al gobierno federal-patrón el diferencial en el monto de las cuotas no cubiertas.
El criterio sostenido en la jurisprudencia 126/2008 era congruente con la ley y también con la interpretación del pleno de la Suprema Corte contenido en la sentencia dictada en 2008, con motivo de los miles de amparos promovidos por servidores públicos en contra de la nueva ley del ISSSTE del 2 de abril de 2007. En la misma, dejó claro que el salario de los trabajadores al servicio del Estado debe integrarse con el salario base, el sobresueldo y las cantidades adicionales cubiertas al trabajador como compensación.
El giro expresado en la jurisprudencia 41/2009 incrementa en términos prácticos la indefensión de los servidores públicos y fortalece la impunidad con la que actúa el gobierno federal como patrón al negarse a cumplir con la ley. En efecto, los trabajadores ya no podrán acudir a los juicios que les permitían corregir su pensión atendiendo a su salario real.
El cambio de opinión de la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia seguramente estuvo sustentado en el argumento del ISSSTE que sostiene carecer de recursos económicos para pagar las pensiones a las que era condenado por los tribunales. En efecto, a dicha institución, al no recibir las cuotas correctas, se le genera un déficit. El punto era definir por cuál vía corregir este incumplimiento, si castigando a los servidores públicos impidiéndoles el derecho a reclamar ante ese instituto sus pensiones correctas u obligar al gobierno federal a pagar integralmente las cuotas en términos de ley. Se optó por el primer camino, en contravención a los principios que rigen nuestra legislación laboral. El violador de la ley resulta ahora premiado.
Nuevamente los trabajadores al servicio del Estado tendrán que rediseñar sus estrategias políticas y legales para hacer cumplir la ley, a pesar de esta jurisprudencia. Nunca ha sido fácil la defensa de sus derechos, pero seguramente encontrarán la vía para que el responsable de este entuerto, el gobierno federal, respete la ley.

lunes, 22 de junio de 2009

La sordidez de la jodienda


En estos tiempos de miseria democrática, la demanda de justicia social es el grito sostenido de las víctimas de la desigualdad. Un grito desgarrador. Grito de reclamo, de impotencia y odio.
El cinismo y la indiferencia de quienes afirman gobernar para el pueblo, nos ha generado una relación traumática hundiéndonos -día a día- en la vorágine de la pobreza, fracturando el equilibrio social y exponiéndonos a una lucha fratricida con las consecuencias funestas que conllevan el dolor y la muerte.
Citemos algunos datos para confirmar la injusticia en la que nos debatimos.
El trabajo es la expresión suprema de nuestra dignificación. Desempeñarnos en actividades ocupacionales que nos otorguen los recursos suficientes para satisfacer decorosamente nuestras necesidades primarias, constituye una demanda ancestral y un recurso manipulador de los candidatos en tiempos electorales.
Más esto no constituye novedad alguna. Menos aún el que logrados sus propósitos de ocupar solios, escaños o curules olvidan los compromisos y las promesas, actuando preferentemente conforme al interés personal o de facción.
Recién se publicaron los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Ahí se registra que 8 millones 300 mil personas que trabajan en restaurantes, hoteles, transportes, servicios financieros y profesionales como los vendedores de seguros, y hasta en instituciones de gobierno “…no perciben un salario, sino que perciben otras formas de pago como propinas o comisiones”.
Lo anterior significa que tanto el gobierno como la iniciativa privada tomaron la decisión de endosarnos a todos nosotros, el pago y/o manutención de este número importante de trabajadores y sus familias.
A lo anterior debemos agregar que 15 millones 300 mil trabajadores reciben entre uno y dos salarios mínimos, equivalentes a 54 pesos con 80 centavos y 109 pesos con 60 centavos diarios, lo que resulta insuficiente para el sostenimiento de una familia.
Además, el 63% de todos los trabajadores de la república no cuentan con acceso a las instituciones de salud y carecen de contrato laboral. De manera que frente a una enfermedad grave su opción única es… ¡el deceso voluntario!
Por cuanto al desempleo, Felipe Calderón recibió una tasa de desempleo equivalente a un millón 593 mil personas. Hasta abril del presente año, la tasa subió a dos millones 373 mil personas desocupadas.
En el lado opuesto de esta realidad precaria se encuentra la otra realidad: la de los privilegios que el gobierno concede al gran capital y de lo que hablaremos en la próxima colaboración.
Mientras tanto, ratifico mi decisión de asistir el próximo 5 de julio a nulificar la boleta electoral. Así no daré oportunidad de manipularla a contentillo por los partidos y de expresarles mi desprecio a esta caterva de políticos que se han graduado como maestros del engaño y la indecencia.

sábado, 20 de junio de 2009

Voto anulado: lo bueno y lo malo


En los últimos días el debate sobre si es útil o no anular el voto en las elecciones en caso de no querer entregarlo a cualquiera de las opciones políticas en México, ha cobrado mucha fuerza.

Más que hacer una recomendación, en este espacio queremos agrupar algunos de los argumentos a favor y en contra que han dado algunos expertos.

A FAVOR DE LA ANULACIÓN DEL VOTO:

- Congruencia. Tu voto irá en relación a lo que realmente sientes. Si no hay una opción política que represente tus intereses, lo más congruente sería su anulación.

- Legitimidad. José Antonio Crespo, académico del CIDE, por ejemplo, ha sido un fuerte impulsor del voto anulado porque afectaría la legitimidad de quienes gobiernan. Sólo mermando qué tan legítimos son para gobernar, los partidos tomarán decisiones que en verdad vayan en beneficio de la sociedad, reflexiona Crespo.

- Reforma electoral. En uno de los mejores escenarios posibles, la anulación del voto podría llevar a pensar en que se haga una verdadera reforma electoral, que vaya a favor de los intereses ciudadanos y no necesariamente de los partidos. La posibilidad de que en el futuro se haga una reforma que permita que existan candidatos independientes, por ejemplo, o que los votos en blanco puedan contabilizarse y afectar al financiamiento de las campañas políticas como ocurre en España, Argentina y Chile, entre otros países, sería un sueño ciudadano que podría ganar fuerza al haber una buena cantidad de votos nulos.

- Mostrar el poder de la ciudadanía. Para Leo Zuckermann, nunca antes se había visto que la ciudadanía se agrupara de esta manera alrededor de una decisión electoral. Buena parte de los foros donde se genera el debate y donde el voto duro se promueve o sataniza según sea el caso, están en internet. El académico ve en la posibilidad de anulación una gran oportunidad para mostrar a los partidos el desacuerdo de una ciudadanía unida.

EN CONTRA DE LA ANULACIÓN DEL VOTO:

- No cuenta. Si bien es cierto que habría maneras de saber cuántos votos fueron anulados (Sergio Aguayo, por ejemplo, propone votar por "Esperanza Marchita" y posteriormente solicitar al IFAI copia de las boletas electorales, con el propósito de contabilizar el número de votos dados al personaje ficticio), la realidad es que el voto anulado, no tendrá repercusión en el conteo final.

- Se fortalece el voto duro. Al anularse los votos fluctuantes o de aquellos ciudadanos que razonan en función de lo que creen mejor, votan por uno u otro partido dependiendo qué se elige, se da espacio para que sobrevivan sólo aquellos votos que siempre son emitidos a favor de uno u otro partido, también llamado "voto duro".

- Es una decisión irresponsable. Este argumento ha sido esbozado en su mayoría, por políticos que evidentemente resultan afectados con el voto anulado. Personas tan opuestas como Martha Sahagún y Andrés Manuel López Obrador, pasando por el presidente del IFE Leonardo Valdés, entre muchos otros, han encontrado en la campaña contra el voto nulo un punto de coincidencia.

En lo personal, me he decidido por la anulación del voto. Veo difícil que la cámara de diputados pueda cambiar algo sustancialmente sea cual sea la configuración que tenga después de esta votación. Ni qué decir de los delegados, por quienes también votaremos en el DF (en los estados donde se elige gobernador, quizá el razonamiento no aplica, pero sí se podría hacer un voto diferenciado). Lamentablemente así suele ocurrir cuando la gestión presidencial está en su última etapa, como ahora ocurrirá con Felipe Calderón. Dentro de aproximadamente un año y medio o dos, el tema caliente serán las elecciones presidenciales y evidentemente para entonces, los partidos estarán tomando decisiones electoreras que suelen alejarse de los intereses de la sociedad.

Por eso, ahora prefiero sacrificar mi voto. Nunca antes había tenido la oportunidad de formar parte de un voto unido de desencanto de tal magnitud que pueda llevarnos a la construcción de una mejor democracia y por consecuencia, de un mejor país. (Cabe aclarar que por el significado que pueda tener ese voto, no es lo mismo anular que abstenerse, lo cual puede ser interpretado convenientemente por los partidos como apatía).

domingo, 14 de junio de 2009

Un grito de impotencia: ¡SON UNA BOLA DE CABRONES!


Hermosillo, Son., 13 de junio. Pues que le pese al señor arzobispo emérito, pero el dolor es odio. Cuarenta y seis banderas blancas, una por cada víctima del incendio en la guardería subrogada ABC, se plantan frente al portón cerrado del Palacio de Gobierno. “¡Aquí están, vean a los que acabaron!”, gritan padres y madres, tías y hermanitos que alzan las fotos de sus niños muertos. Y entonces se hace la gritería, un coro desordenado de voces que se amotinan, se apretujan y calan hondo, como el dolor. “¡Gobierno culero!” “¡Mentirosos!” “¡Desgraciados!” “¡Vamos a traer antorchas en lugar de banderas!”
Proscritos de la marcha donde familiares de los niños muertos y ciudadanos en general exigen justicia, algunos políticos sonorenses hacen presencia mediante el reparto discreto de un volante, que un par de días antes publicaron como desplegado en los diarios locales. Se tituló: “No permitamos que el dolor se convierta en odio”, y la primera firma era del arzobispo emérito Carlos Quintero Arce.
Dirigentes de organizaciones agropecuarias y sindicales acompañaron al arzobispo en ese peculiar desplegado, algunas de cuyas líneas podrían ser suscritas por organizaciones no gubernamentales adversas a las políticas sanitarias del calderonismo. Véase el párrafo siguiente:
“Todos coincidimos en que la tragedia no se debe volver a repetir. Para evitarlo se exige corregir los males estructurales que nos han llevado a admitir un sistema económico basado en el costo-beneficio, mismo que rige el diseño de las políticas de subrogación del IMSS en la operación de guarderías”.
El mismo día de la publicación, el gobernador Eduardo Bours aludía en un discurso a la desgracia de los servicios subrogados, en ese juego de papa caliente que practica con la Federación.
El documento, firmado por el jerarca católico y organizaciones filopriístas, nada dice de presuntas responsabilidades de los gobiernos estatal o municipal, y sí en cambio subraya que desde 2000, cuando el PAN llegó al gobierno federal, se duplicó el número de guarderías subrogadas y se redujo el costo por niño en 65 por ciento.
La tragedia, sigue el texto, debe servir para corregir fallas, lo cual “nos permitirá convertir el dolor en esperanza y aislar a los que quieren traducirlo en odio”.
Y aquí están los aislados, miles de ciudadanos que marchan de blanco y sin mayores armas de análisis que el rencor de clase y su impotencia que reparte culpas por igual en los tres niveles de gobierno: “Que quede bien claro. Los funcionarios federales, estatales y municipales que solaparon irregularidades en la guardería no son mis hijos. Atentamente: La Chingada”.
También tienen lo suyo, claro, para Felipe Calderón: “Haiga sido como haiga sido, mataron a nuestros hijos”. Aunque son más directos e insistentes con el gobernador: “¡Que renuncie!”
Bours y el “siguiente nivel”
La madre de Santiago de Jesús Zavala Lemas, de dos años de edad, no puede aún sacar a la calle su dolor ni su odio. Está aquí su tía, con la foto del pequeño y una historia atragantada de lágrimas: “Mi cuñado entró a buscarlo en los escombros. Lo buscamos en cinco hospitales, dos veces en cada uno, y en la funeraria. Lo fuimos a hallar a las tres de la mañana en el forense”. ¿Culpas? “Todos, todos son responsables”.
Entre esos “todos” se cuentan los políticos en campaña, impedidos de hacer proselitismo al menos en la capital del estado, donde residen 37 por ciento de los electores. Ninguno se atreve a hacer campaña en esta ciudad. “Ni la harán, aquí las campañas se acabaron el día del incendio”, afirma un analista local.
Quedan, sin embargo, miles de pendones y anuncios espectaculares como testimonio de una contienda cantada en favor del PRI, según las encuestas.
Ahí está el candidato que se presenta como “100% vaquero”, Alfonso Elías, cuya principal oferta es honrar el legado del actual gobernador. Su lema de campaña es una sustanciosa frase metida en una flecha que apunta arriba a la derecha: “Sonora al siguiente nivel”.
Los marchistas aislados no la dejan escapar y preguntan en una manta: “Bours, ¿este es el siguiente nivel?”
“Gobernar es jugar Monopoly entre primos”
Frente a los boquetes que hicieron ciudadanos heroicos –con una camioneta y las herramientas que hallaron–, frente a las bodegas humeadas, frente al galerón que hacía las veces de guardería, sólo quedan vallas metálicas, cinta amarilla de la policía y un triste árbol rodeado de veladoras. Los arreglos florales que vecinos y dolientes dejaron aquí se han marchitado, y en el tronco medio seco lo más vivo es un pedazo de papel, la foto de una de las pequeñas muertas.
El policía de guardia accede sin problemas a retirar la foto para mirar el reverso y descubrir que esa sonrisa era de Malenita Millán García.
A unos pasos están las dos bodegas. La mitad de una, y eso es lo único que indica que funcionaba como guardería, está pintada de varios colores. El techo de dos aguas es de lámina. Durante ocho años funcionó con unos pegotes espantosos construidos sobre la banqueta, para sostener los tinacos, los equipos de aire acondicionado y el tanque de gas. Quizá ese detalle esté entre las irregularidades graves que la Procuraduría General de la República tardó una semana en señalar.
En los blogs que han creado los hermosillenses indignados, en los comentarios al pie de las notas de los diarios locales, los marchistas han ido aprendiendo los datos que repiten en las calles, una vez que los 40 grados centígrados del día han dado paso a una noche menos ardiente. Que Marcia Gómez del Campo Tonella, una de las dueñas de la guardería, es pariente del industrial Félix Tonella, además de guardar parentesco con Margarita Zavala Gómez del Campo, esposa del Presidente, y además sobrina del hermosillense Roberto Gómez del Campo Laborín, quien también es tío de Lourdes Laborín, esposa del gobernador de Sonora. Que otra de las propietarias de la guardería, Sandra Téllez, es esposa del renunciante subsecretario de Ganadería estatal, Alfonso Escalante, además de sobrina de Bours. Y así por el estilo. Los marchistas sacan sus conclusiones y las ponen en un cartel: “Gobernar es Monopoly jugado entre primos”.
Las más recientes declaraciones del representante de los dueños de la ABC y otras guarderías no ha hecho sino encabritar más a los deudos: “Se hacían ricos con las vidas de nuestros hijos y ahora se presentan como víctimas. ¡Son una bola de cabrones!”, grita una de las familiares en el mitin.
La indemnización, “casi una mentada”
Pese a las múltiples ofertas federales y estatales de apoyo a las familias (por ejemplo, los 155 mil pesos por niño muerto y 234 mil por herido anunciados por el director del IMSS, Daniel Karam), parece que no hay dinero que alcance. El gobierno del estado, por conducto del DIF, ha abierto cuentas bancarias a nombre de los menores heridos y esos recursos irán directamente a los padres, dice. “Eso está muy mal, los gobiernos deberían hacerse cargo de todo”, dice María Oviedo, quien sin embargo no guarda muchas esperanzas: “Hasta vino el Presidente. ¿Y qué? Seguimos igual”.
Catalina Soto, de una comisión de derechos humanos, lee testimonios de los padres y un manifiesto que condensa las demandas de los marchistas: de la atención para los lesionados en un hospital californiano al fin de la subrogación del servicio de guarderías. La oyen a medias, porque en cuanto se extiende le comienzan a lanzar improperios. Les suena “a política”.
Abraham Fraijo tarda en que le hagan caso. Sólo cuando suben las bocinas y se alcanza a oír que es padre de una de las niñas fallecidas le brindan aplausos: “Se burlan de nosotros, nos visitan para ofrecernos 150 mil pesos; es casi una mentada”, dice.
Abraham muestra la foto de su hijita y rompe a llorar: “era mi changa apestosa, y nunca me va a volver a abrazar, nunca me va a volver a besar. Exijo que se hagan responsables de lo que hicieron”.
Finalmente, luego de los chingados y los sombrerazos, se impone un grito único: “¡Justicia! ¡Justicia!”.
“Tenemos odio hacia los culpables”, dice todavía una manta por ahí. Pero quizás el camino para que el dolor no se convierta en odio, como quiere el arzobispo, es que se convierta en justicia.

14 jun. 09 La Jornada

jueves, 11 de junio de 2009

Los apodos de Elba Esther


(Artículo publicado por "El Universal". Jueves 11 de junio de 2009. Autor: Carlos Loret de Mola)

Hace un par de años, en Primero Noticias de Televisa andaba este reportero chacoteando con una información que llegaba desde Bélgica: una candidata al Senado ofrecía sexo oral a cambio de votos (hasta juntar 400 mil). Recurrí a la fórmula sencilla de provocar con un “imagínense que aquí lo ofreciera Elba Esther… ¡n’hombre!”. Fue corriente y reprobable, pero sobre todo fue estúpido.

Cuando tiene una riqueza inexplicable, encabeza el sindicato menos transparente y más afortunado de América Latina, recurre a la oscuridad de los amarres electorales para extender sus redes en la política, funda un seudopartido basado en el corporativismo, juega a la defraudación electoral y en el camino aplasta el futuro educativo de millones de niños mexicanos, ¿qué sentido tiene hablar de su aspecto físico? Ninguno.

Sobre Elba Esther hay motes, apodos, chistes, comentarios sexistas y, desde hace tres semanas, una foto con los senos expuestos, publicada por un periódico que aprovechó un accidente de su vestuario. Todo esto, a lo que hemos contribuido no pocos, le hace un favor: tiende una cortina de humo sobre las inexplicadas irregularidades y le ayuda a alimentar el mito de “la maestra” del que tantos beneficios ha sacado.

En este sexenio, por ejemplo, la Lotería Nacional, como si fuera guardería del IMSS, está subrogada a Elba Esther Gordillo: se la dieron como un pago de favores políticos, ella la tiene por el negocio que representa, pone ahí a cualquiera aunque no sepa de beneficencia pública y, cuando se incendia, la maestra no se quema, simplemente cambia a un incondicional por otro (Ruiz, Yáñez, Jiménez, y desde anteayer, González Roaro).

Cualquier aproximación para enlistar los tentáculos políticos de Gordillo se queda corta: tiene diputados en todos los partidos, tiene un partido propio, se la deben cuando menos 10 gobernadores, operó para el Presidente en la elección de 2006, la Alianza Educativa pasa por su escritorio, tiene a un yerno de subsecretario en la SEP, nada se mueve ahí sin su visto bueno, tampoco en el ISSSTE ni en el IMSS. Bueno, con decir que tiene hasta una empleada como vicepresidenta de la organización internacional que se encarga de hacer las certificaciones de calidad ISO. Y, claro, ya van a certificar a las escuelas para que se vea que todas enseñan requetebién.

miércoles, 10 de junio de 2009

Tache a todos: Anulación del voto



Por primera vez, en muchos años, la sociedad ha decidido entrar en conflicto abierto con el sistema de partidos dominante de los procesos electorales. En el hartazgo de la corrupción y las conductas antidemocráticas en que han devenido, muchos ciudadanos hemos decidido enfrentarlos con una actitud de repudio expreso, anulando con una leyenda la boleta del sufragio el próximo 5 de julio.

Nos resulta grotesco seguir inmersos en la dejadez. Es una necesidad de primer orden escupir a la cara de esta élite política, la náusea que nos ha engendrado su ambición personal o de grupo.

La anulación del voto habremos de convertirla en un rechazo a la impunidad de quienes ostentan el poder político y económico, a la transgresión de las leyes en su beneficio y al manejo patrimonialista que le han dado al país.

Hemos sido humillados recurrentemente por esta caterva de déspotas y maliciosos, quienes instalados en la mentira, nos han construido un México de marginación y pobreza.

Tenemos que ser congruentes al proceso vital que sólo ofrecen los cambios que rectifiquen las rutas. Debemos levantar nuestra firmeza en la mitad de esta “nada” que nos van legando, sexenio tras sexenio, los gobernantes.

La sequía intelectual que padecen los apoltronados en el poder etiquetado con la marca “haiga sido como haiga sido”, la cual fue registrada por el señor Calderón, no les permite ver ni escuchar. Sin embargo, se refugian en su delirio y censuran con aguda intolerancia la revuelta del voto blanco.

Los adjetivos se han convertido en obuses para generarnos miedos. Y como en la frase clásica, golpean con furia al que se mueve, al que no se mueve y al que se hace disimulado.

Así, a quienes nos hemos atrevido a expresar la intención de ejercer nuestro derecho por anular el voto, nos califican de antidemocráticos, ultraderechistas, suicidas políticos, yunquistas, demagogos peligrosos, autoritarios, cobardes, fascistas, extremistas, irredentos, amargados, comodinos, mafiosos y otras linduras más.

Lejos de comprender las razones de la anulación, se encierran en su burbuja demencial y siguen insistiendo en que debemos elegir una opción del menú que nos ofrecen, después de haber sido las cúpulas partidarias quienes decidieron las candidaturas.

Se nos ha querido convencer de que el voto en blanco no tendría ninguna consecuencia jurídica o política, lo que sería discutible. Pero es innegable que se ha constituido en nuestro recurso para expresar nuestro hartazgo. Si esta modalidad expresiva no llegara a fracturar las personalidades cínicas de los políticos, confirmaríamos que todos ellos están dominados por la prevalencia de un simplismo intelectual asaz estrecho.

NOSOTROS SOMOS LA TEMPESTAD DE LOS VIENTOS QUE ELLOS HAN SEMBRADO.

VAMOS A DARLES VOTOS NULOS A NUESTROS POLÍTICOS NULOS.

lunes, 8 de junio de 2009

Elba Esther desvía 530 mdp al PANAL


Ex miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, entre ellos Noé Rivera, quien fuera secretario particular de la lideresa nacional Elba Esther Gordillo Morales y el hijo del antecesor de ésta, Carlos Jongitud Carrillo, acusaron de un desvió acumulado de 105 mil millones de pesos durante los 20 años que ha estado al frente del gremio la profesora.
Paralelamente anunciaron que alrededor de 530 millones de pesos se han destinado al Partido Nueva Alianza de cuotas sindicales y fideicomisos, de ellos Gordillo Morales recibe cinco millones de pesos diarios por concepto de cuotas, acusaron.
Ante tal panorama, conminaron a no votar por este instituto político el próximo 5 de julio.
Cada candidato del Panal esta recibiendo, según los denunciantes, 45 millones de pesos y se le da a cada coordinador cinco millones de pesos.
La maestra tiene un promedio de 10 mil supervisores escolares, trabajando para promover el voto a favor de Nueva Alianza, de los cuales 120 son de Michoacán

domingo, 7 de junio de 2009

Usted no tiene la razón


(Autor: Periodista Alejandró Páez Varela. Publicado en El Universal el 07 de junio de 2009)
Los políticos tienen la razón. Los defensores a ultranza del sistema de partidos tienen toda la razón. Los ciudadanos estamos equivocados.
Los partidos pueden recurrir a la mentira para generarse votos. Pueden envilecer la política con guerras de lodo. Se han ganado con su eficiencia cada centavo que se gastan (en un país con 40 millones de pobres y en plena crisis) en balbucear su arrogancia y precariedad en la tele, la radio, las calles o los impresos.

El PAN, el PRI y el PRD tienen la razón. Los partidos enanos tienen la razón. El Partido Verde es verde, por supuesto. Acción Nacional es responsable, el Revolucionario Institucional es una garantía porque sabe gobernar, y con el de la Revolución Democrática sí gana la gente. Nadie lo dude. Los mentirosos, irresponsables, inútiles, incumplidos y corruptos somos los ciudadanos, y nadie más.

Los partidos y los gobiernos que de ellos emanan no son responsables por el desánimo nacional: somos los ciudadanos. Los que ofrecimos en 2006 empleo, seguridad para nuestras familias, el fin del secuestro y del narcomenudeo, un gobierno para todos y soluciones para la pobreza, fuimos los ciudadanos. El hartazgo por las promesas incumplidas es culpa de los ciudadanos. La mera verdad, los ciudadanos no pensamos ni tenemos criterio para juzgar a los partidos; tampoco estamos para anular votos y mucho menos para la abstención: estamos para cruzar las boletas y ya. (Si no, cof-cof, ¿cómo se justifican los miles de millones de pesos que se gastan los políticos en las elecciones?)

La crisis económica que nos azota, peor que a cualquier otro país de Latinoamérica, es culpa de los ciudadanos. Los miles de muertos que genera la estrategia fallida contra el narcotráfico, es culpa de los ciudadanos. Los ciudadanos encumbramos a Elba Esther Gordillo y la mantenemos en el poder no sólo en el sindicato de maestros, sino en varias instancias de los poderes federales; nosotros le dimos un partido político también. Por nuestra culpa, un líder sindical corrupto como Valdemar Gutiérrez será diputado federal. Los ciudadanos votamos leyes que legalizan cateos domiciliarios expeditos, intervención de comunicaciones, acusaciones anónimas, desaparición de autoridades y supresión de garantías individuales. Nosotros llenamos las calles de soldados.

Los ciudadanos somos responsables por las dudas que existen sobre la imparcialidad de muchos de los consejeros electorales. Tenemos la culpa de que las decisiones del Trife estén bajo sospecha, y del manejo dudoso del padrón electoral. Nosotros inventamos a Hildebrando, a la Lotería Nacional, al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, a Fidel Herrera, a René Bejarano, a Dolores Padierna. Nosotros corrompimos Morelos, Michoacán y Sinaloa. Nosotros inyectamos dinero del narcotráfico a las campañas, y dudas sobre la legitimidad de la elección inmediata anterior, la de 2006. Nosotros utilizamos la guerra contra al narco para atraernos votos y mantenemos con vida las máquinas de acarreados, como el SNTE, el sindicato del Seguro Social o el de Electricistas. Nosotros usamos los recursos de los mexicanos para alimentar las cuentas de líderes sindicales de asco y nos chupamos Pemex. Nosotros entregamos la presidencia del país a Martha Sahagún, y nos opusimos a que se enjuiciara a su esposo, Vicente Fox.

Va otra vez: Los políticos tienen la razón. Los defensores a ultranza del sistema partidista tienen toda la razón. Los ciudadanos estamos equivocados. Así que, ¡todos a votar!, que se requieren sus sufragios para que los partidos mantengan secuestrado a este hermoso país.

(Aviso: Este artículo puede ser leído de atrás para adelante y no evocará a Satanás. Puede imprimirse y sacudirse, y no se le caerán los mensajes ocultos. No es parte de la estrategia del crimen organizado ni pretende descarrilar nada, ni a nadie.)

Usted no tiene la razón

(Autor: Alejandro Páez Varela. Periodista.
Los políticos tienen la razón. Los defensores a ultranza del sistema de partidos tienen toda la razón. Los ciudadanos estamos equivocados.
Los partidos pueden recurrir a la mentira para generarse votos. Pueden envilecer la política con guerras de lodo. Se han ganado con su eficiencia cada centavo que se gastan (en un país con 40 millones de pobres y en plena crisis) en balbucear su arrogancia y precariedad en la tele, la radio, las calles o los impresos.

El PAN, el PRI y el PRD tienen la razón. Los partidos enanos tienen la razón. El Partido Verde es verde, por supuesto. Acción Nacional es responsable, el Revolucionario Institucional es una garantía porque sabe gobernar, y con el de la Revolución Democrática sí gana la gente. Nadie lo dude. Los mentirosos, irresponsables, inútiles, incumplidos y corruptos somos los ciudadanos, y nadie más.

Los partidos y los gobiernos que de ellos emanan no son responsables por el desánimo nacional: somos los ciudadanos. Los que ofrecimos en 2006 empleo, seguridad para nuestras familias, el fin del secuestro y del narcomenudeo, un gobierno para todos y soluciones para la pobreza, fuimos los ciudadanos. El hartazgo por las promesas incumplidas es culpa de los ciudadanos. La mera verdad, los ciudadanos no pensamos ni tenemos criterio para juzgar a los partidos; tampoco estamos para anular votos y mucho menos para la abstención: estamos para cruzar las boletas y ya. (Si no, cof-cof, ¿cómo se justifican los miles de millones de pesos que se gastan los políticos en las elecciones?)

La crisis económica que nos azota, peor que a cualquier otro país de Latinoamérica, es culpa de los ciudadanos. Los miles de muertos que genera la estrategia fallida contra el narcotráfico, es culpa de los ciudadanos. Los ciudadanos encumbramos a Elba Esther Gordillo y la mantenemos en el poder no sólo en el sindicato de maestros, sino en varias instancias de los poderes federales; nosotros le dimos un partido político también. Por nuestra culpa, un líder sindical corrupto como Valdemar Gutiérrez será diputado federal. Los ciudadanos votamos leyes que legalizan cateos domiciliarios expeditos, intervención de comunicaciones, acusaciones anónimas, desaparición de autoridades y supresión de garantías individuales. Nosotros llenamos las calles de soldados.

Los ciudadanos somos responsables por las dudas que existen sobre la imparcialidad de muchos de los consejeros electorales. Tenemos la culpa de que las decisiones del Trife estén bajo sospecha, y del manejo dudoso del padrón electoral. Nosotros inventamos a Hildebrando, a la Lotería Nacional, al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, a Fidel Herrera, a René Bejarano, a Dolores Padierna. Nosotros corrompimos Morelos, Michoacán y Sinaloa. Nosotros inyectamos dinero del narcotráfico a las campañas, y dudas sobre la legitimidad de la elección inmediata anterior, la de 2006. Nosotros utilizamos la guerra contra al narco para atraernos votos y mantenemos con vida las máquinas de acarreados, como el SNTE, el sindicato del Seguro Social o el de Electricistas. Nosotros usamos los recursos de los mexicanos para alimentar las cuentas de líderes sindicales de asco y nos chupamos Pemex. Nosotros entregamos la presidencia del país a Martha Sahagún, y nos opusimos a que se enjuiciara a su esposo, Vicente Fox.

Va otra vez: Los políticos tienen la razón. Los defensores a ultranza del sistema partidista tienen toda la razón. Los ciudadanos estamos equivocados. Así que, ¡todos a votar!, que se requieren sus sufragios para que los partidos mantengan secuestrado a este hermoso país.

(Aviso: Este artículo puede ser leído de atrás para adelante y no evocará a Satanás. Puede imprimirse y sacudirse, y no se le caerán los mensajes ocultos. No es parte de la estrategia del crimen organizado ni pretende descarrilar nada, ni a nadie.)

jueves, 4 de junio de 2009

Sí al voto nulo


Prácticamente nos encontramos a un mes de que se realicen las elecciones para renovar la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Un mes en que seguiremos siendo víctimas de la propaganda insulsa de los partidos políticos, que nada tienen que ofrecer a la ciudadanía ahíta de las mentiras con que se nos abruma de manera cínica y procaz.
La tendencia abstencionista sigue avanzando a galope libre. La expresión que mayor fuerza está adquiriendo es la anulación del voto. “Tache a todos” y “Anulo mi voto” son las dos campañas nacionales que van adquiriendo simpatía entre todos los electores potenciales para ejercitar el abstencionismo activo. Y una vez más reafirmo mi personal decisión de asistir a las urnas para cancelar mi boleta electoral con un gran tache.
Al sufragio debemos convertirlo en un instrumento de protesta. Ya basta del sentido utilitario que siempre le han dado los partidos políticos. Con ese tache debemos expresar nuestra ética política y nuestra libertad humana. Un voto nulo lleva en sí una gran carga significativa de rechazo, bajo la certidumbre de que otro orden es posible.
Si en el ámbito militar se habla de “objeción de conciencia” para negarse a cumplir determinados ordenamientos, el ciudadano común debemos aplicarlo en la anulación de nuestro voto para gritar nuestra objeción a las comodinas conductas de los falsos políticos.
Tenemos que confrontar a los partidos. Tenemos que cuestionar a las autoridades electorales. Tenemos que manifestarnos pacíficamente, antes que esta “piara” de políticos siga con su regodeo en las arcas nacionales y nos condenen a la polarización social irreconciliable.
No debemos otorgar nuestro sufragio a esta casta política que nos ha estado escupiendo a la cara día tras día. No debemos creer en la simulación del combate a la delincuencia, mientras no se conciban instrumentos estratégicos que combatan la pobreza, fuente única que da origen a los primodelincuentes. Por eso, a nuestros políticos nulos, vamos a darles nuestros votos nulos.
Termino citando al analista Andrés Lajous: “El llamado al voto nulo no debe asustar a nadie. Es un paso para reconocer que buena parte de los problemas del país se debe a cómo nos representan quienes se supone que lo hacen. Votar no es un favor ni un deber; es un llamado que nos hacen nuestras mejores convicciones para actuar y expresarnos. Si esas convicciones son que ningún partido que compite las representa, entonces anular el voto es el acto que así lo expresa”.