martes, 28 de febrero de 2012

El eterno retorno de lo idéntico(Nietzsche): De panzazo




Francisco Rivas Linares


“La verdad lastima y debe lastimar. Cuando
no lastima, es sospechosa. A lo mejor por
eso prefiero decírmela en silencio. Ya es
hora de darse cuenta de la ruina a la que
hemos llegado.” Enrique Maza. Escritor


Sólo quien adolezca de autismo social pudiera quedar sorprendido ante las evidencias presentadas en el “documental” De panzazo. Nada queda expuesto en la pantalla que no sea ya del dominio público, respecto a las rémoras que arrastra nuestro sistema educativo: mediocridad, ausentismo, indiferencia, indisciplina, ocio, tortuosidad burocrática, “aviadores”, “comisionados”, condescendencia descarada entre gobierno y sindicato, prevalente corrupción y manipulación, etc.

Bastante literatura se ha publicado al respecto y mucho se ha comentado en los medios. También películas y otros documentales han salido al mercado: Un mexicano más, basada en la novela de Juan Sánchez Andraka, y Un granito de arena, por citar sólo dos.

En De panzazo las exposiciones se hacen sin considerar criterios de causalidad, sólo fácticos, quedando reducidas al escándalo y evadiendo las respuestas que reclaman lo que se cuestiona. Y aunque Loret de Mola pretenda desempeñar el rol simbólico del Pepe Grillo despertador de conciencias, logra sólo engendrar impotencia para modificar el rumbo.

Instalada la inquietud por la pobreza de resultados en la educación, quedamos ajenos a otras situaciones que afectan la eficacia del servicio: formación deficiente del magisterio; contenidos curriculares que no estimulan la independencia intelectual para resolver problemas complejos; inversión mínima per cápita por alumno; inequidad social que se refleja en la pobreza; familias disfuncionales; corporativismo pragmático; efectos de los medios de comunicación social que transmiten mensajes significativos, generando conductas discordantes a la realidad; instalaciones insuficientes y pésimas; carencia de materiales; deserción galopante; escamoteo de recursos a favor de la educación aprobados por el Congreso, etc.

Organizaciones internacionales han puntualizado sobre estas deficiencias, con la omisa atención de las autoridades. Ella estigmatiza a los maestros como los responsables únicos del fracaso y los enfrenta a la sociedad en general.

Foros, debates, análisis, investigaciones y mesas redondas se llevan a efecto con la intención de identificar los problemas que inciden en los malos resultados de la educación. Sin embargo todo queda en una burda simulación, puesto que sus conclusiones y demandas sólo son para el boletín o ‘la nota’ y enseguida remitirlas al archivo muerto de la dependencia.

Y después de todo ¿qué se espera de la exhibición del documental si los charlatanes de la educación se mantienen inamovibles? La retórica huera volverá a la palestra mitinera de los candidatos. Otra vez el insustancial compromiso de una educación de calidad. Pero, como bien dice Eduardo Andere, analista y escritor sobre temas educativos: “…en la historia de la política educativa, el debate de las campañas nos entregará ‘mucho ruido y pocas nueces’”

Finalmente, los realizadores del documental De panzazo tuvieron tan poca creatividad que lo estructuraron con mucha similitud al documental que critica el sistema educativo de Estados Unidos y que se titula Esperando a Supermán. Hay un paralelismo en la forma de tratar el problema; y en tal, su burda imitación lleva ya el estigma de sus propios promotores.

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viernes, 17 de febrero de 2012





PREÁMBULO:

La Quinta familiar que tiene Andrés Manuel López Obrador en las cercanías de Palenque, Chis., lleva por nombre “La chingada”. Cuando el susodicho se refiere a la misma, lo hace con tal nominación: La chingada.
En su reunión con empresarios hizo memoria de lo que expresó previas las elecciones del 2006, en parecidos términos, a que si no ganaba las elecciones se iría a La chingada. Y no faltaron los asustadizos con la palabra, la cual es muy nuestra: La chingada

La ocasión da la oportunidad para recordar lo que dice Carlos Fuentes sobre la chingada, en su novela “La muerte de Artemio Cruz”, y Octavio Paz en “El laberinto de la Soledad”. Ambos textos los comparto con ustedes.

LA CHINGADA

Carlos Fuentes. “La muerte de Artemio Cruz”

“TÚ la pronunciarás: es tu palabra: y tu palabra es la mía; palabra de honor: palabra de hombre: palabra de rueda: palabra de molino: imprecación, propósito saludo, proyecto de vida, filiación, recuerdo, voz de los desesperados, liberación de los pobres, orden de los poderosos, invitación a la riña y al trabajo, epígrafe del amor, signo del nacimiento, amenaza y burla, verbo testigo, compañero de la fiesta y de la borrachera, espada del valor, trono de la fuerza, colmillo de la marrullería, blasón de la raza, salvavida de los límites, resumen de la historia: santo y seña de México: tu palabra:
—Chingue a su madre
—Hijo de la chingada
—Aquí estamos los meros chingones
—Déjate de chingaderas
—Ahoritita me lo chingo
—Andale, chingaquedito
—No te dejes chingar
—Me chingué a esa vieja
—Chinga tú
—Chingue usted
—Chinga bien, sin ver a quién
—A chingar se ha dicho
—Le chingué mil pesos
—Chínguense aunque truenen
—Chingaderitas las mías
—Me chingó el jefe
—No me chingues el día
—Vamos todos a la chingada
—Se lo llevó la chingada
—Me chingo pero no me rajo
—Se chingaron al indio
—Nos chingaron los gachupines
—Me chingan los gringos
—Viva México, jijos de su rechingada:
tristeza, madrugada, tostada, tiznada, guayaba, el mal dormir: hijos de la palabra. Nacidos de la chingada, muertos en la chingada, vivos por pura chingadera: vientre y mortaja, escondidos en la chingada. Ella da la cara, ella reparte la baraja, ella se juega el albur, ella arropa la reticencia y el doble juego, ella descubre la pendencia y el valor, ella embriaga, grita, sucumbe, vive en cada lecho, preside los fastos de la amistad, del odio y del poder. Nuestra palabra. Tú y yo, miembros de esa masonería: la orden de la chingada. Eres quien eres porque supiste chingar y no te dejaste chingar; eres quien eres porque no supiste chingar y te dejaste chingar: cadena de la chingada que nos aprisiona a todos: eslabón arriba, eslabón abajo, unidos a todos los hijos de la chingada que nos precedieron y nos seguirán: heredarás la chingada desde arriba; la heredarás hacia abajo: eres hijo de los hijos de la chingada; serás padre de más hijos de la chingada: nuestra palabra, detrás de cada rostro, de cada signo, de cada leperada: pinga de la chingada, verga de la chingada, culo de la chingada: la chingada te hace los mandados, la chingada te desflema del cuaresmeño, te chingas a la chingada, la chingada te la pela, no tendrás madre, pero tendrás tu chingada: con la chingada te llevas a toda madre, es tu cuatezón, tu carnal, tu manito, tu vieja, tu peor-es-nada: la chingada: te truenas el esqueleto con la chingada; te sientes a todo dar con la chingada, te pones un pedorrales de órdago con la chingada, se te frunce el cutis con la chingada, pones los güevos por delante con la chingada: no te rajas con la chingada: te prendes a la ubre de la chingada:
¿a dónde vas con la chingada?
oh misterio, oh engaño, oh nostalgia: crees que con ella regresarás a los orígenes: ¿a cuáles orígenes? no tú: nadie quiere regresar a la edad de oro mentirosa, a los orígenes siniestros, al gruñido bestial, a la lucha por la carne del oso, por la cueva y el pedernal, al sacrificio y a la locura, al terror sin nombre del origen, al fetiche inmolado, al miedo del sol, miedo de la tormenta, miedo del eclipse, miedo del fuego, miedo de las máscaras, terror de los ídolos, miedo de la pubertad, miedo del agua, miedo del hambre, miedo del desamparo, terror cósmico: chingada, pirámide de negaciones, teocalli del espanto
oh misterio, oh engaño, oh espejismo: crees que con ella caminarás hacia adelante, te afirmarás: ¿a cuál futuro? no tú: nadie quiere caminar cargado de la maldición, de la sospecha, de la fustración, del resentimiento, del odio, de la envidia, del rencor, del desprecio, de la inseguridad, de la miseria, del abuso, del insulto, de la intimidación, del falso orgullo, del machismo, de la corrupción de tu chingada chingada:
déjala en el camino, asesínala con armas que no sean las suyas: matémosla: matemos esa palabra que nos separa, nos petrifica, nos pudre con su doble veneno de ídolo y cruz: que no sea nuestra respuesta ni nuestra fatalidad:
ora, mientras ese cura te embarra los labios, la nariz, los párpados, los brazos, las piernas, el sexo con la unción final: ruega: que no sea nuestra respuesta ni nuestra fatalidad: la chingada, hijos de la chingada, la chingada que envenena el amor, disuelve la amistad, aplasta la ternura, la chingada que divide, la chingada que separa, la chingada que destruye, la chingada que emponzoña: el coño erizado de serpientes y metal de la madre de piedra, la chingada: el eructo borracho del sacerdote en la pirámide, del señor en el trono, del jerarca en la catedral: humo, España y Anáhuac, humo, abonos de la chingada, excrementos de la chingada, mesetas de la chingada, sacrificios de la chingada, honores de la chingada, esclavitudes de la chingada, templos de la chingada, lenguas de la chingada: ¿a quién chingarás hoy, para existir?, ¿a quién mañana? ¿a quién chingarás: a quién usarás?: los hijos de la chingada son estos objetos, objetos, estos seres que tú convertirás en objetos de tu uso, tu placer, tu dominación, tu desprecio, tu victoria, tu vida: el hijo de la chingada es una cosa que tú usas: peor es nada
te fatigas
no la vences
oyes los murmullos de las otras oraciones que no escuchan tu propia oración: que no sea nuestra respuesta ni nuestra fatalidad: lávate de la chingada:
te fatigas
no la vences
la has acarreado durante toda tu vida: esa cosa: eres un hijo de la chingada del ultraje que lavaste ultrajando a otros hombres del olvido que necesitas para recordar de esa cadena sin fin de nuestra injusticia
te fatigas
me fatigas; me vences; me obligas a descender contigo a ese infierno; quieres recordar otras cosas, no eso: me obligas a olvidar que las cosas serán, nunca que son, nunca que fueron: me vences con la chingada
te fatigas
reposa
sueña con tu inocencia
di que intentaste, que tratarás: que un día la violación te pagará con la misma moneda, te devolverá su otra cara: cuando quieras ultrajar como joven lo que debías agradecer como viejo: el día en que te darás cuenta de algo, del fin de algo: un día en que amanecerás —te venzo— y te verás al espejo y verás, al fin, que habrás dejado algo atrás: lo recordarás: el primer día sin juventud, primer día de un nuevo tiempo: fíjalo, lo fijarás, como una estatua, para poder verlo en redondo: apartarás las cortinas para que entre la brisa temprana: ah, cómo te llenará, ah, te hará olvidar ese olor de incienso, ese olor que te persigue, ah, cómo te limpiará: no te permitirá insinuar siquiera la duda: no te conducirá al filo de esa primera duda.


CHINGAR

Octavio Paz. “El laberinto de la soledad”


¿Quién es la Chingada? Ante todo, es la madre. No una madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la Llorona o la "sufrida madre mexicana" que festejamos el diez de mayo. La Chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre. Vale la pena detenerse en el significado de esta voz.
En la Anarquía del lenguaje en la América española, Darío Rubio examina el origen de esta palabra y enumera las significaciones que le prestan casi todos los pueblos hispanoamericanos. Es probable su procedencia azteca: chingaste es xinachtli (semilla de hortaliza) o xinaxtli (aguamiel fermentado). La voz y sus derivados se usan, en casi toda América y en algunas regiones de España, asociados a las bebidas alcohólicas o no: chingaste son los residuos o heces que quedan en el vaso, en Guatemala y El Salvador; en Oaxaca llaman chingaditos a los restos del café; en todo México se llama chínguere o, significativamente, piquete al alcohol; en Chile, Perú y Ecuador la chingana es la taberna; en España chingar equivale a beber mucho, a embriagarse; y en Cuba, un chinguirito es un trago de alcohol.
Chingar también implica la idea de fracaso. En Chile y Argentina se chinga un petardo, "cuando no revienta, se frustra o sale fallido". Y las empresas que fracasan, las fiestas que se aguan, las acciones que no llegan a su término, se chingan. En Colombia, chingarse es llevarse un chasco. En el Plata un vestido desgarrado es un vestido chingado. En casi todas partes chingarse es salir burlado, fracasar. Chingar, asimismo, se emplea en algunas partes de Sudamérica como sinónimo de molestar, zaherir, burlar. Es un verbo agresivo, como puede verse por todas esas significaciones: descolar a los animales, incitar o hurgar a los gallos, chunguear, chasquear, perjudicar, echar a perder, frustrar.
En México los significados de la palabra son innumerables. Es una voz mágica. Basta un cambio de tono, una inflexión apenas, para que el sentido varíe. Hay tantos matices como entonaciones: tantos significados como sentimientos. Se puede ser un chingón, un Gran Chingón (en los negocios, en la política, en el crimen, con las mujeres), un chingaquedito (silencioso, disimulado, urdiendo tramas en la sombra, avanzando cauto para dar el mazazo), un chingoncito. Pero la pluralidad de significaciones no impide que la idea de agresión en todos sus grados, desde el simple de incomodar, picar, zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar se presente siempre como significado último. El verbo denota violencia, salir de sí mismo y penetrar por la fuerza en otro. Y también, herir, rasgar, violar cuerpos, almas, objetos, destruir. Cuando algo se rompe, decimos: "se chingó". Cuando alguien ejecuta un acto desmesurado y contra las reglas, comentamos: "hizo una chingadera".
La idea de romper y de abrir reaparece en casi todas las expresiones. La voz está teñida de sexualidad, pero no es sinónima del acto sexual; se puede chingar a una mujer sin poseerla. Y cuando se alude al acto sexual, la violación o el engaño le prestan un matiz particular. El que chinga jamás lo hace con el consentimiento de la chingada. En suma, chingar es hacer violencia sobre otro. Es un verbo masculino, activo, cruel: pica, hiere, desgarra, mancha. Y provoca una amarga, resentida satisfacción en el que lo ejecuta.
Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingón es el macho, el que abre. La chingada, la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relación entre ambos es violenta, determinada por el poder cínico del primero y la impotencia de la otra. La idea de violación rige oscuramente todos los significados. La dialéctica de "lo cerrado" y "lo abierto" se cumple así con precisión casi feroz.
El poder mágico de la palabra se intensifica por su carácter prohibido. Nadie la dice en público. Solamente un exceso de cólera, una emoción o el entusiasmo delirante, justifican su expresión franca. Es una voz que sólo se oye entre hombres, o en las grandes fiestas. Al gritarla, rompemos un velo de pudor, de silencio o de hipocresía. Nos manifestamos tales como somos de verdad. Las malas palabras hierven en nuestro interior, como hierven nuestros sentimientos. Cuando salen, lo hacen brusca, brutalmente, en forma de alarido, de reto, de ofensa. Son proyectiles o cuchillos. Desgarran. Los españoles también abusan de las expresiones fuertes. Frente a ellos el mexicano es singularmente pulcro. Pero mientras los españoles se complacen en la blasfemia y la escatología, nosotros nos especializamos en la crueldad y el sadismo. El español es simple: insulta a Dios porque cree en él. La blasfemia, dice Machado, es una oración al revés. El placer que experimentan muchos españoles, incluso algunos de sus más altos poetas, al aludir a los detritus y mezclar la mierda con lo sagrado se parece un poco al de los niños que juegan con lodo.
Hay, además del resentimiento, el gusto por los contrastes, que ha engendrado el estilo barroco y el dramatismo de la gran pintura española. Sólo un español puede hablar con autoridad de Onán y Don Juan. En las expresiones mexicanas, por el contrario, no se advierte la dualidad española simbolizada por la oposición de lo real y lo ideal, los místicos y los pícaros, el Quevedo fúnebre y el escatológico, sino la dicotomía entre lo cerrado y lo abierto. El verbo chingar indica el triunfo de lo cerrado, del macho, del fuerte, sobre lo abierto.
La palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables se rodean de fidelidades ardientes e interesadas. El servilismo ante los poderosos especialmente entre la casta de los "políticos", esto es, de los profesionales de los negocios públicos es una de las deplorables consecuencias de esta situación. Otra, no menos degradante, es la adhesión a las personas y no a los principios. Con frecuencia nuestros políticos confunden los negocios públicos con los privados. No importa. Su riqueza o su influencia en la administración les permite sostener una mesnada que el pueblo llama, muy atinadamente, de "lambiscones" (de lamer).
El verbo chingar maligno, ágil y juguetón como un animal de presa engendra muchas expresiones que hacen de nuestro mundo una selva: hay tigres en los negocios, águilas en las escuelas o en los presidios, leones con los amigos. El soborno se llama "morder". Los burócratas roen sus huesos (los empleos públicos). Y en un mundo de chingones, de relaciones duras, presididas por la violencia y el recelo, en el que nadie se abre ni se raja y todos quieren chingar, las ideas y el trabajo cuentan poco. Lo único que vale es la hombría, el valor personal, capaz de imponerse.
La voz tiene además otro significado, más restringido. Cuando decimos "vete a la Chingada", enviamos a nuestro interlocutor a un espacio lejano, vago e indeterminado. Al país de las cosas rotas, gastadas. País gris, que no está en ninguna parte, inmenso y vacío. Y no sólo por simple asociación fonética lo comparamos a la China, que es también inmensa y remota. La Chingada, a fuerza de uso, de significaciones contrarias y del roce de labios coléricos o entusiasmados, acaba por gastarse, agotar sus contenidos y desaparecer. Es una palabra hueca. No quiere decir nada. Es la nada.

sábado, 11 de febrero de 2012

VUELVEN LAS PEÑEJADAS





Como es tradición en México, la intoxicación de casi mil simpatizantes del PRI procedentes de Chilapa, Guerrero, debido a unos tacos en mal estado ha desatado el clásico sarcasmo digital.

Para empezar, el inevitable cartel dedicado a @EPN, jefe político del primer responsable del desastre de los chilapenses, Sergio Dolores Fores. Cabe recordar que las víctimas fueron parte del grupo de priístas que lo acompañaron a Chilpancingo para registrarse en el CDE del PRI. Traía promesas de huesos y grandes aspiraciones de ocupar la candidatura del Partido Revolucionario Institucional en el sexto Distrito electoral federal. Así que dedicado al primer candidato del PRI, Enrique Peña Nieto este regalo de las redes:

(PUBLICACIÓN HECHA POR #PulsoCiudadano.com)

#HoyGanaJosefina; trucos para inventar un Trending Topic en Twitter

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viernes, 10 de febrero de 2012

El fin de un cuatrienio: Entre crepúsculos encendidos



Foto: Cambio de Michoacán

Francisco RIVAS LINARES


Dejo el gobierno “con la frente en alto, con dignidad…”
Leonel Godoy Rangel


Comparar la derrota del PRD en las pasadas elecciones con las que “supuestamente” se dieron en 1988 y 2006, no es más que el equívoco de una perspectiva enfermiza. Las dos presidenciales fueron fraudulentas para imponernos, con desparpajo aterrador, sendos gobernantes espurios. La del 13 de noviembre, en Michoacán, sí fue un vergonzoso fracaso para un gobernante que desde sus albores se congratulaba del bajo perfil con el que se desempeñaría.

La ineficacia fue el estigma del gobierno godoyista, un gobierno chato y gris cuyos funcionarios se dedicaron a medrar de lo establecido. El clásico “no te muevas” aspiracional de los mediocres fue su régimen y norma. Los factores pensar y actuar para resolver y transformar, propios de una izquierda comprometida, no se les dieron.

Las evidencias no necesitan ser comprobadas. A la vista tenemos las complicaciones derivadas de una mala administración: paros laborales, instalaciones tomadas, obstrucción de avenidas y carreteras, inseguridad galopante, marchas y protestas, amén de una deuda pública crecida, pasivos millonarios, compromisos incumplidos, confrontaciones encabritadas con autoridades federales; en fin, crepúsculos encendidos por los cuatro costados y un tiradero como resultado triste, además de lamentable.

Asegura el gobernante que todo proviene de “pequeños grupos” que pertenecen a la derecha conservadora dogmática y la ultraizquierda radical, quienes interesados en crear un sisma social al concluir su mandato, arman bochinche para marcarlo. Pero no dejan de ser sus personales molinos de viento, pues ayuno de capacidad para convencer, opta por divagar entre sus laberintos oníricos.

Y recurre a la historia suscribiendo los sucesos en el marco del acoso que sufrió la izquierda en el siglo pasado. Lo dice con caradura y sin ambages. A propósito, hay una expresión filosófica de Santo Tomás que dice que nunca se debería empezar una argumentación, si previamente no se definen con precisión las palabras. Esa es su dolencia. Leonel Godoy habla en la jerigonza de los políticos, al fin político; y entre el enredo de sus explicaciones, denota una falta de respeto hacia la inteligencia de sus ciudadanos.

Retorna al Senado para mantener el cobijo del fuero. Así podrá capotear las denuncias potenciales cuando éstas estallen. Empleará, además, los clásicos conjuros: cacería de brujas, persecución política, guerra sucia, y demás fraseología ad hoc.

Entre tanto, muchas dudas quedaron sembradas. Termina un gobierno que habló mucho callando mucho. Un gobierno que nos deja la sensación del fiasco.

Concluyo citando al talentoso académico Rolando Cordera Campos, hombre auténtico de la izquierda mexicana: “El escándalo prevalece cuando la política desfallece”.

lunes, 6 de febrero de 2012

QUO VADIS, LEONEL?




Francisco RIVAS LINARES


Previendo lo que se le viene encima, Leonel Godoy Rangel va estructurando su propia defensa en base a dos factores: El fuero y una verborrea a modo.

Aunque ha declarado que su reincorporación al Senado no es con el fin de utilizar el fuero constitucional inherente al cargo, sino para aprovechar la experiencia acumulada en el cuatrienio de su gobierno, es obvio que la susodicha declaración constituye un eufemismo.

La garantía de inmunidad concedida como prerrogativa a los legisladores de conformidad con el pensamiento constituyente de 1917, le pondrá a buen recaudo frente a posibles intentos del gobierno federal para detenerlo y enjuiciarlo, previa consunción de la garantía de procedibilidad constitucional.

A la par y con idéntico fin emplea declaraciones que suenan a un apostolado izquierdoso. “(Los de izquierda) nunca hemos sido bien vistos por la derecha conservadora (y) yo soy hombre de izquierda”, así predice su horizonte de perseguido político. Y arremete con singular entereza, asegurando que sabrá enfrentar “ese tipo de embates de una derecha conservadora (y) dogmática (que) sólo busca llevar agua a su molino en base a injurias, difamaciones y calumnias.”

Descalifica a priori las supuestas denuncias. Todo lo que en lo sucesivo se diga sobre su persona y gobierno serán injurias, difamaciones y calumnias. No es necesario ser suspicaz para deducir que se encuentra frente a barruntos persecutorios.

Difama que algo queda dice el dicho. Y el gobierno federal fue efectivo en su aplicación. Primero aireó sospechas para sembrar la duda, frente a lo cual Godoy no reaccionó con energía, sino más bien denotó cierta pusilanimidad. Daba la impresión de estar paralizado por el miedo.

Dos acontecimientos bastaron para ablandarlo: el atentado terrorista del 15 de septiembre de 2008 y el operativo espectacular del 26 de mayo de 2009, en el que se detuvieron a 35 servidores públicos acusados de tener ligas con el narcotráfico.

Fabiola Alanís, a la sazón presidenta del Consejo Estatal del PRD, fue quizás la única que reprobó oportuna y enérgicamente tal acto arbitrario, amenazando con movilizar a miles de personas como protesta. No se consumó, dejando la duda sobre las razones de su cancelación.

Colaboradores de bajo perfil que sólo administraron los conflictos bajo una medianía que rayaba en la estulticia, marcó al segundo gobierno de izquierda en Michoacán. Y los errores se contabilizan y se cobran. Esos fueron los coadyuvantes para el retorno de los dinosaurios del PRI.


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