sábado, 31 de octubre de 2009

La sonrisa de los cínicos


¡Qué partida de madre le están dando a la gente!
Ricardo Monreal. Senador.

La fotografía es patética. Exhibe en su desnudez el cinismo de los senadores del Partido Acción Nacional, sosteniendo el brazo en alto para votar los nuevos impuestos que nos pondrá de rodillas ante los absolutistas del poder: La oligarquía nacional.
Su domesticación la acompañan con una sonrisa socarrona. Ahí, en primer plano, Gustavo Madero, Santiago Creel y el michoacano José González Morfín naufragando en su pobreza moral. Los senadores del Partido Revolucionario Institucional están ausentes. Con su alejamiento pretendieron lavarse la cara enlodándola con la cobardía de la huída. Sin embargo, también tendrán que enfrentar las consecuencias.
Se ha instalado la doctrina de los cínicos en la política. Una doctrina que pretende soslayar el juicio de los gobernados. Una doctrina que denota la incapacidad intelectual propia de los improvisados, ayunos del conocimiento mínimo de las ciencias humanistas y sociales.
¿Qué diferencias podemos establecer entre una dictadura corrupta y una legislatura de decadentes? Si existen, acaso, tales diferencias, serían éstas demasiado sutiles, pues ambas son tiránicas.
Las instituciones han sido corrompidas por estos especímenes de la escala zoológica invertida. Las instituciones han sido viciadas por unos primates que colgándose lúdicamente de las lianas ideológicas, modifican criterios para plegarse a los dictados de un tlatoani perdido en sus divagaciones etílicas.
El PRI quedó expuesto en el talante de su huida. Ni siquiera fue capaz de respetarse como oposición al preferir transitar por el sendero de la cobardía. Se negó a dar la cara. Y con desfachatez Murillo Karam declaró mondo y lirondo que habían actuado “de una forma absolutamente responsable y absolutamente congruente”.
¿Congruente? La única congruencia de la que pueden presumir es la de responder al sonido del cencerro. Todos arrebañados en una plasta informe para pastar al lado de los panistas.
Los legisladores se reconocen en su inanidad e intrascendencia. Seres que en su cotidiano actuar cameral se reflejan fielmente en su apatía, en su protagonismo amoral pues no se conmueven al hecho de estar asesinando a toda una nación que se debate en la jodienda.
Constituimos un pueblo depauperado y humillado. Debemos reconocernos como deudores de nuestra propia dignidad, al no ser capaces de ponernos de pie para ver a la cara de este ogro que se presume filantrópico. Y ante tal incapacidad se plantearía una interrogante: ¿Cuál es nuestra verdadera condición humana?
Estamos categorizados por el acto de pensar. Somos seres pensantes y como tales, capaces de establecer nuestra rebeldía, de definir nuestra dignidad. Por eso tendemos a romper ídolos, a superar esquemas establecidos, a rebelarnos contra imposiciones. Si nos negamos a ello, ¿dónde queda nuestra condición humana?
Quienes nos gobiernan nos niegan el humanismo al faltar a nuestra dignidad. Cuando en sus afanes retóricos esgrimen argumentos difusos, nos niegan como personas pensantes y somos tratados como objetos. Nos manipulan. Nos marginan. Nos suponen personajes en inercia. Y nos niegan el ejercicio de nuestra libertad.
El liderazgo masturbatorio del dinámico dúo PRI-PAN nos cancela los caminos de la democracia. Y se yerguen como tiranos al pretender disciplinarnos como sociedad. Pero lentamente, silenciosamente, iremos avanzando en nuestro propio discurso de la razón.
Durante la Comuna de París en 1871, apareció un graffiti de Roul Rigault que decía: “No intentamos actuar dentro de la legalidad; lo que queremos es hacer la revolución”. Y hacia allá nos empujan.

martes, 20 de octubre de 2009

LOS TARTUFOS ILUSTRADOS


“No se trata de saber por saber, sino de saber para entender el mundo y entendernos a nosotros mismos”

El acto de la hipocresía no se concreta únicamente en los movimientos y los gestos recursivos de la comunicación. También debemos identificar a los hipócritas en sus expresiones verbales con el conjunto de recursos contextuales de que se valen para tratar de manipular a los auditorios.
En el siglo XVII, Moliere escribió una de sus comedias clásicas bajo el título de Tartufo, en la que denuncia los vicios políticos de su tiempo. El personaje central, llamado Tartufo, se caracteriza por ser un hipócrita que concreta sus pillerías con la aplicación de frases y palabras que no son congruentes con la acción que está desarrollando o pretende desarrollar.
Pues bien, en nuestra clase política abundan los hipócritas o tartufos, quienes dejan al descubierto su personalidad impostora cuando de asuntos sociales, económicos, políticos o culturales se trata.
Hablaré en esta ocasión sobre los usos diferentes que los políticos suelen hacer del lenguaje, pues así como lo hay para las ciencias, lo administrativo, lo jurídico, etc., lo hay para la política denominado lenguaje de la politicidad. De éste se valen gobernantes, congresistas, ministros, y hasta los más modestos activistas de grupos o partidos, y cuyo interlocutor es la sociedad.
El elemento básico para determinar el tipo de lenguaje es el léxico o vocabulario. Lo que en las ciencias implica exactitud y precisión en el mensaje, en el político es ambigüedad, lo que abre un abanico de interpretaciones que les permitirán evadir cualquier compromiso que pudiera representarles un costo a sus aspiraciones.
Por ejemplo, cuando Felipe Calderón nos habla de un impuesto contra la pobreza aplicando la misma tasa impositiva al aristócrata que a los jodidos, procura poner énfasis en la frase contra la pobreza, dejándonos en la dificultad de reconocer la realidad que encubren dichos términos.
Y no le basta con decirlo. Para mayor impacto, aparece en la televisión con una serie de factores comunicativos: la bandera nacional, la tribuna del poder, un auditorio ad hoc predispuesto para el aplauso fácil, etc.
Lo mismo ocurre cuando se adjetivó como el presidente del empleo pero que, en los hechos, ha demostrado ser su antítesis al generar el mayor desempleo de las últimas décadas. Ejemplo evidente lo constituye el exterminio de la compañía Luz y Fuerza del Centro, dejando sin su fuente de trabajo a 44 mil trabajadores.
O cuando aseveró que a Michoacán le iría bien, pero muy bien, en el supuesto de llegar a la presidencia. Nunca fue claro lo que entendía como bienestar para su estado, pues en su temperamento autoritario y beligerante, esta condición estribaba en la aplicación de la violencia para combatir la violencia. Y siendo así, para el señor Calderón a Michoacán le ha ido muy bien. Su mejor prueba son los funcionarios presos y el asalto al palacio de gobierno.
El argumento es otro de los recursos inherentes al lenguaje de la politicidad, pues en él hay más intención manipuladora que de convencimiento. Es en el argumento donde se acentúa la diferencia entre lenguaje político y realidad política; entre lenguaje político e ideología política.
Lo práctico sustituye a las ideas. Por eso el PRI y el PAN son dos partidos que prefieren sacrificar lo sustantivo de sus idearios en aras del pragmatismo, aún y cuando éste perjudique al pueblo del que dicen ser sus representantes.
Con la emblemática frase “Todo por servir a la patria”, asumen decisiones dolorosas pero necesarias. Tal es el simplismo de su tesis. Así construyen un broquel defensivo ante las objeciones sociales; pero en el fondo, al cobijo de un frenesí “patriotero”, construyen sus propios caminos para conservar el poder y alimentar su complejo mesiánico.
Juntos prevén y encauzan la discusión. Juntos se solapan en sus ámbitos de corrupción. Y rehacen sus mensajes adecuándolos a las reacciones de la sociedad agredida. Por eso el PAN apoyó al PRI en el fraude electoral de 1988. Por eso el PRI apoyó al PAN en el fraude electoral de 2006. Tal para cual. Moscas, al fin, que alzan el vuelo llevando el fermento de la podredumbre.
Razonamientos confusos propios a contextos específicos. Protagonistas inter-actuantes para alcanzar en mayoría la imposición de programas fiscales que sangran más a quienes menos tienen.
Pudiera seguir elaborando toda una tipología de la argumentación política, pero por ahora será suficiente citar una “perla” declarativa del político Luis Pazos, presidente de la Condusef, quien argumentando sobre las causas de la pobreza, se atrevió a decir: En México, “no sabemos si los pobres no ahorran porque son pobres, o son pobres porque no ahorran”

miércoles, 14 de octubre de 2009

FeCal: un presidente sin ética


“Desde que entró por la puerta de atrás, este gobierno ha mostrado ser fraudulento, mentiroso y golpista”.- Porfirio Muñoz Ledo. Dip. Fed.

La noticia que ha ocupado los espacios de todos los medios, generando a la vez comentarios y discusiones de amplia diversidad, es el exterminio de la empresa paraestatal Luz y Fuerza del Centro mediante un decreto expedido por el ejecutivo federal.
Hay quienes aplauden la acción adjetivándola de valiente. También se vierten críticas severas a la misma, calificándola de absurda y abusiva. Todo en el ámbito de la pluralidad que –como sujetos pensantes- construimos a partir de criterios y reflexiones.
Compartiré con ustedes mis juicios elaborados ante tal acontecimiento, respetando, obviamente, los disensos que estos provoquen.
Tomar decisiones implica la aplicación de tres sentidos: el de la oportunidad, el de la proporción, y el del equilibrio. El primero se refiere a la elección de los momentos y condiciones más favorables que garanticen el éxito en los resultados de lo que se haya decidido. La proporción alude tanto a los procedimientos que se utilizarán como a la valoración de las dificultades que habrán de sortearse. El equilibrio remite a la consideración de las fortalezas y las debilidades que pudieran incidir en la decisión tomada.
Quienes se precien de ser políticos, dirigentes o líderes, deberán tener estos sentidos altamente desarrollados, puesto que cualquier equívoco cometido entraña arrastrar grupos, pueblos o naciones que guían, a dolorosos fracasos.
El país camina por el filo de la navaja. Por todos lados el brote de la inconformidad social es evidente. La pobreza, el endeudamiento, el encarecimiento de los servicios y la desesperación ante la falta de empleos, constituyen un coctel explosivo que nos puede llevar a un estallido social de funestas consecuencias. Por eso cabe preguntarnos: ¿Fue oportuna la decisión de exterminar a la paraestatal eléctrica, hundiendo en la incertidumbre a 44 mil trabajadores activos que de pronto se ubican en el conglomerado de millones de desempleados? ¿Qué tan oportunos son los señalamientos oficiales sobre las prebendas que tienen los trabajadores del SME, cuando se han filtrado las canonjías que se adjudican los legisladores, magistrados, secretarios de estado y demás jerarquía de los poderes?
¿La coyuntura da pie para que se pretenda convencer al país de que no se privatizarán los servicios de la paraestatal, cuando se ha denunciado el otorgamiento que el gobierno hizo desde 1999 a favor de la empresa española WL Comunicaciones S.A. de C.V sobre la concesión para explotar la red de mil 100 kilómetros de fibra óptica por un plazo de 30 años y que no se ha ejercido por la oposición de los trabajadores?
¿Por qué denunciar la “quiebra” económica de la paraestatal, cuando existe un adeudo de 7 mil millones de pesos por usuarios morosos y el nulo pago de dependencias federales , industriales consentidos y empresas privadas?
Por lo expuesto, considero que no se valoró lo suficiente la pertinencia de la decisión que nos ocupa, pues los riesgos superan cualquier condición propicia que garantice la estabilidad social.
Por cuanto a los procedimientos que se utilizaron para dar el “manotazo” al Sindicato Mexicano de Electricistas, destacan tres estrategias: engañar, sorprender e intimidar. El engaño fue el distractor de la negativa de toma de nota de la dirigencia electa del sindicato. La sorpresa, la acometida inesperada a las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro. La intimidación, el envío de correos postales dando un ultimátum a los trabajadores para aceptar su liquidación voluntaria, induciéndolos al no ejercicio de su derecho de amparo.
“Los trabajadores están acostumbrados a exhibir músculo para obtener lo que se proponen”. Así se refería el Secretario del Trabajo, Javier Lozano, a la lucha del SME por el reconocimiento de su dirigente Martín Esparza, en tanto que hipócritamente armaba su propia musculatura con las fuerzas federales.
Una estrategia marginal dirigida a la ciudadanía, se aplica a través de los medios de comunicación masiva en los que se sataniza la resistencia y movilización, responsabilizando inclusive a los trabajadores en resistencia de posibles actos de sabotaje al servicio de energía eléctrica.
Tales estrategias han provocado estados de rebeldía y la unión de la clase trabajadora. La reacción en cadena puede llevarnos a una eclosión represiva de consecuencias funestas.
El equilibrio está ausente. Son más los factores desfavorables que habrán de contravenir al “decretazo”. Jesús Reyes Heroles solía decir que en política la forma es fondo. El procedimiento aplicado por Felipe Calderón denota –en su forma- un autoritarismo trasnochado. Un arrebato torpe que le resta más aún su legitimidad cuestionada. Agreguémosle a ello, la enérgica crítica que hace la ONU al gobierno mexicano por carecer de una política integral a favor de los derechos humanos; el crimen organizado galopando en caballo de hacienda; y el binomio impunidad-corrupción actuante, sin traba legal alguna que lo contenga.
Para nuestra pena, ha fallado el político. Ahora son tiempos de gritos y onomatopeyas de repulsa y protesta. Formulemos votos por un mañana sin los bamboleos de una guerra sucia ni recolección de cadáveres.

viernes, 9 de octubre de 2009

"Lolita" y "Memoria de mis putas tristes". El ayer y el presente


“El censor decide por los demás. Decide, a pesar de lo que opinen los demás. Y lo hace, desde luego, sin el consentimiento de los otros”. Manifiesto conceptual contra la censura.

En 1955, el escritor Vladimir Nabocov publicó su novela titulada Lolita, en la que narra los deseos y relaciones sexuales de un profesor con una niña de doce años, hija de una viuda con quien contrajo nupcias y que murió trágicamente al enterarse, mediante la lectura del diario personal de su conyuge, de sus confesiones obsesivas por la criatura.
La niña, quien se llama Dolores y razón por la cual le dicen Lo o Lolita, despierta los irrefrenables deseos de posesión en su padrastro, relaciones sexuales que se concretan después de su orfandad en diversos moteles en los que se hospedarían durante su largo peregrinar por los Estados Unidos.
Aún y cuando el autor de la novela ubica la trama en la ficción, la obra fue calificada en su momento como pornográfica por suponer el acto perverso de la pedofilia, prohibiendo su publicación durante algunos años. Sin embargo, la obra rompió la censura por la calidad de su narrativa, llevándola inclusive a su producción cinematográfica hasta en dos ocasiones (1962 y 1997)
Lolita se convirtió en un personaje símbolo, ya que suele llamársele con tal nombre a las núbiles seducidas por adultos. La novela ha sido considerada como una obra de avanzada en dos sentidos: desafío a la censura y desafío magistral de la lengua y de construcción.

Memoria de mis putas tristes es una historia contada por el premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. Un periodista jubilado que pasó su vida disfrutando del sexo en los burdeles (más de quinientas putas sucumbieron a sus dotes), decide celebrar su cumpleaños número noventa con una púber de 14 años y además virgen; y para obtenerla, recurre a la meretriz Rosa Cabarcas, dueña de uno de los prostíbulos que llegó a frecuentar, para que le consiguiera la “mercancía”.
Delgadina es el nombre de la niña, misma que dará rienda suelta a las fantasías eróticas del anciano. Al efecto es sedada previamente por la matrona, por lo que al ingresar a la habitación el carcamal, la encuentra dormida quedándose en actitud contemplativa frente a la hermosura de la desnudez tersa.
Habla el personaje: “Aquella noche, descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor”.
La trama de la obra es intensa y vuelve a resaltar la perversidad de la pedofilia: “el cuerpo de un niño o niña carece de valor y les demuestra que su cuerpo está a la venta”.
Los productores cinematográficos encontraron en la obra de García Márquez la calidad suficiente para llevar el argumento a la pantalla. El filme se rodaría en el estado de Puebla con un presupuesto de ocho millones de dólares, financiados por Televisa, Femsa, el gobierno de la entidad y los países de España y Dinamarca. Ana de Armas, una actriz cubana de veintiún años, sería quien asumiera el papel de Delgadina.
Pero no contaban los pretensos productores con la carga significativa que arrastra el gobierno de Mario Marín, el “Gober Precioso”, desde 2005 cuando fue sorprendido en animado diálogo telefónico con el pederasta Kamel Nacif, amigo y compañero de aventuras pedófilas con Succar Kuri, todo a raíz de la publicación del libro “Los demonios del edén” de Lidya Cacho. “Recibir dinero de un gobierno que se vio envuelto en eso, puede desvirtuar la obra literaria de Gabriel García Márquez y lo que el director intenta narrar”.
La ONG Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe se opuso terminantemente a tal propósito, presentando una denuncia “contra quien o quienes resulten responsables, por hechos que pueden ser constitutivos del delito de apología de la prostitución infantil y la corrupción de menores de edad”.
El asunto tocó las fibras sensibles por el conflicto desatado entre Mario Marín y Lidya Cacho, mismo que dejó al descubierto el problema agudo que se vive en el país con la pederastia, una práctica no sólo denunciada entre los profanos, sino incluso en los ámbitos religiosos. Aunado a eso, la escasa o nula atención que las autoridades prestan a tan aberrante delito ha generado actitudes defensivas que rayan en la censura, incluyendo cuestiones de arte.
Y es de cuidar que no se vaya a caer en la “moralina”, esa manera falsa e hipócrita de observar la moral, porque estaríamos en el riesgo de atentar contra la libertad de expresión, un concepto que de por si resulta difícil de definir.
La protesta hizo suspender el proyecto fílmico, al menos temporalmente, a fin de evitar controversias que a la postre induzcan al fracaso económico de la producción. Entre tanto, aquí está la polémica planteada.

jueves, 8 de octubre de 2009

La inconsistencia de un informe


En la estructura de la Organización de las Naciones Unidas, se encuentra un programa operativo denominado Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el cual se empezó a aplicar en el año de 1965 como contribución para alcanzar la mejoría de la calidad de vida de la población de los países integrados en la organización.
Además de México, 181 países son evaluados anualmente en aspectos como los siguientes: Gobernabilidad democrática; Reducción de la pobreza; y el Índice de desarrollo humano. En el último de los citados, se consideran tres parámetros: Esperanza de vida al nacer; Alfabetización y matriculación en educación básica y superior; y el Nivel de vida digno, el cual se mide a través del ingreso económico por persona en términos de dólares.
Cada dos años se hace entrega de un informe con la evaluación correspondiente al bimestre anterior, y cuyos resultados permitirán a los gobiernos mejorar sus proyectos de desarrollo humano y optar por las mejores políticas públicas.
Así, el 5 de octubre anterior la ONU entregó a la Presidencia de la República el informe global 2009 bajo el título “Superando barreras: movilidad y desarrollo humanos” que contiene datos valorativos correspondientes a los años 2006-2007 compactados. En tal documento, se enfatiza que nuestro país pasó del lugar 54 al 53 al apreciar que la población aumentó sus ingresos promedio y superó los índices de alfabetización de los adultos.
El manejo político que se hace de tal información es lo que tenemos que censurar. Felipe Calderón, devaluado presidente por sus decadentes políticas sociales, festina y pretende contagiarnos de su euforia porque nos encontramos en el grupo de los 44 países con “alto” desarrollo. De lo que se cuida es de no precisarnos que la estadística referida corresponde a tiempos anteriores. Si nos apegáramos a las actuales, nuestro lugar clasificatorio causaría más pena que gloria.
Veamos: Calderón en su tercer informe de gobierno reconoce que 19 millones 500 mil de sus gobernados se encuentran en pobreza alimentaria; es decir, su ingreso es insuficiente para cubrir las necesidades de alimentación, pues su salario oscila entre 15 y 20 pesos diarios.
26 millones 800 mil viven en pobreza de capacidades, que son quienes no cuentan con recursos suficientes para satisfacer sus necesidades de salud y educación.
La pobreza patrimonial se caracteriza por carecer de recursos para satisfacer necesidades de vivienda, vestido y transporte. En este estado se encuentran 50 millones 400 mil habitantes.
Por otra parte, organismos internacionales como la OCDE consideran que México ha alcanzado magnitudes desastrosas en la tasa de desempleo y que su economía se perfila a tener un desplome equivalente al 8.0%, lo que ha hecho que “el 90% de mexicanos revaluara su vida para buscar mayores satisfacciones en medio de la adversidad”.
Aún y cuando la oficialidad pretende hacernos vivir en el engaño, la información se les filtra y nos hace tomar conciencia de nuestra realidad, escapándonos del universo fantasioso de lo que ayer fuera foxilandia y ahora nos tiene entrampados en calderolandia.
Concluyo citando a don Víctor Flores Olea: “La tragedia mayor es que el Presidente de la República, sin saberes mínimos ni experiencia en estas faenas, se ha encadenado a las prescripciones de los Chicago Boy’s que se ostentan como salvadores. Pobre México y pobre país que ha sido rodeado de tales simuladores de conocimientos que lo empujan y nos empujan al abismo”.