martes, 6 de julio de 2010
El canto de los dinosaurios. Y siguen los mismos
A propósito de la jornada electoral que se desarrolló el domingo anterior en varios estados de la república, el diario La Jornada, en su edición del lunes, publicó un cartón de José Hernández en el que aparece un personaje que supone ser la autoridad electoral. Serio, cuasi-solemne, da a conocer las tendencias en los resultados en el tenor siguiente: “En resultados preliminares, en algunos estados ganaron los mismos con los mismos partidos y en otros ganaron los mismos con otros partidos”.
Parece un galimatías, tan propio de nuestros politicastros dominantes. Pero guarda la única certidumbre que tenemos todos los ciudadanos cuando se realizan las mal llamadas “democráticas elecciones”; es decir, una presencia de candidatos repetidos por idénticos partidos, declarándose virtuales ganadores en las competencias electoreras.
La expresión frenética de los analfabetos políticos, constituyen la garantía del llenado de las urnas. Los burócratas de los partidos le llaman “voto duro”. Los acomodaticios le denominan “voto útil”. Ambos se traducen, finalmente, en escaños, curules, gubernaturas, presidencias, etcétera.
En el argot popular se les conoce como “borregos” a quienes sufragan en una u otra modalidad. Tal es el mote peyorativo de quienes con obediencia ovejuna, aceptan ser pastoreados por liderzuelos y obedecen las directrices señaladas por los cencerros.
Los “borregos” tienen la cualidad de ser altamente susceptibles a cualquier tipo de propaganda, la que puede ser tanto política como religiosa. Con paciencia benedictina reciben los lavados cerebrales y se les instala en una visión cuadrada de la que difícilmente podrán salir.
Por ellos los politicastros se encuentran gravitando repetidamente en pos del “hueso”. Unas veces diputados, otras veces regidores, después presidentes de sus municipios, más tarde senadores. Luego son verdes, amarillos, azules, en fin; pero siempre pegados a la ubre de las arcas públicas.
Por eso los bastiones del poder saltan del PRI al PAN o PRD, y con los mismos personajes que brincan como saltimbanquis de un partido a otro. No hay escrúpulos. No hay vergüenza. Sólo intereses. Y la cadena se reactiva con los dinosaurios que, tutelados por cacicazgos mafiosos, prometen, se publicitan, se espían, compran conciencias e inducen.
En 1944 Jesús Sansón Flores escribió un soneto para fijar su repudio a José María Mendoza Pardo, candidato al Gobierno de Michoacán y que le costó la salida de nuestra entidad. Quiero compartirlo con ustedes para sacudir este letargo masoquista con que nos tiene dominados este sistema de partidos. Su título : “Credencial de elector”.
¡Qué cinismo social que al pueblo reta!
¡Qué farsa electoral y con qué audacia!
enviarle al ciudadano una boleta
para que ejerza en “limpia” democracia.
Ni la burla perdona el “Gran Profeta”
al pobre pueblo para peor desgracia.
Tenemos democracias con careta,
y cacicazgos por antonomasia.
Señores del Consejo, he recibido
-y os la devuelvo de coraje herido-
vuestra asquerosa e hipócrita boleta.
¡Sabeis que el gobernante está elegido!
Por lo demás, habeisme confundido,
yo no soy del rebaño, soy poeta.
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