lunes, 12 de enero de 2015

Una sociedad con vocación para la esclavitud





 

“No hay abrigo para la mentira. Tarde

o temprano manos hábiles la desnudan”

Julio Scherer García

 

Francisco RIVAS LINARES


“Hacia fuera el dolor desgarra. En lo íntimo, el dolor es retrospección, reflexión, evocación creativa.” Así principió su artículo del 6 de diciembre pasado Don Julio Sherer Garcia, para verbalizar su tristeza por la pérdida de su íntimo amigo, también periodista y escritor, Don Vicente Leñero.

Hoy, a un mes de distancia, esas mismas palabras primas las evocamos con la creatividad a la que se alude, ante el fallecimiento del autor de dichas líneas: Don Julio Sherer García, a quien, en este breve espacio, le rendimos prez y honra a su inquebrantable honestidad periodística, como lo hicimos en su momento en la Columna Política del 20 de octubre de 2011 a Miguel Ángel Granados Chapa, cuyo deceso había ocurrido el día 16 de dicho mes y año.

En esta ocasión me referiré a la Servidumbre Moderna, un documental de Jean Francois Brient, cuyo paralelo temático bien cabría en el escrito político de inspiración liberal  titulado “La Servidumbre Voluntaria” y al que aludí en ocasión anterior.

El documental principia con una frase del dramaturgo inglés William Shakespeare que dice: “Qué época tan terrible esta en que unos idiotas conducen a unos ciegos.” Es una frase contundente, sin lugar a dudas, y que nos da la impresión de que recobra vigencia ante la realidad política que actualmente nos gobierna.

El objetivo del documental es “poner al día la condición del esclavo moderno en el marco del sistema totalitario mercantil y dar a conocer las formas de mistificación que ocultan esta condición servil.”

Citas, aforismos y proverbios enriquecen la exposición hecha por una voz no pronunciada visualmente, cuyos planteamientos incitan a la reflexión y al debate.

La Servidumbre Moderna es una esclavitud consentida por una muchedumbre afligida por trabajos alineantes. Trabajos que les impiden visualizar su realidad  de dominados por la urgencia sostenida de llevar una cuantas monedas que satisfagan las necesidades que sus familias les demandan.

La tragedia absurda es la pérdida de la conciencia de su explotación. Esa es la extraña realidad de nuestra época.

Ignorantes de la rebelión como reacción legítima, los mismos esclavizados combaten a quienes se atreven a romper su status de siervos. No les importa la tragedia ajena negándose así a reconocer que también es la propia. No se unifican a las demandas colectivas porque prefieren vivir en la soledad de su individualismo ególatra, alineados por discursos que a fuerza de ser repetidos, les construyen realidades ficticias elaboradas específicamente para ellos.

En Michoacán nada está pasando, Alfredo Castillo dixit. En el país, nada está sucediendo, Miguel Ángel Osorio Chong dixit.. Todo es consecuencia de un combate planeado y previsto contra la delincuencia organizada para que los ciudadanos recobremos la tranquilidad. Así lo aseguran.

Sin embargo, fuera de ese poder demencial, todo nos parece estúpido por inerte. Desapariciones, crímenes, desollados, enfrentamientos, desmembrados, ejecutados, cremados, una estela de terror frustrante por inacabada, fomentándonos la deshumanización y engendrándonos el miedo. La renuncia y la resignación son la fuente de nuestra desgracia.

Nos han convertido en unos esclavos de la época moderna. Nos están incorporando a la danza macabra del sistema de la alienación. Esclavos del consumismo voraz de informaciones amañadas, cuadradas, sucumbimos ante “… la opresión (que) se moderniza expandiendo por todas partes las formas de mistificación que permiten ocultar nuestra condición de esclavos.”

El Estado no se suicida. Apuesta al olvido, a la corta memoria que padecemos, para olvidar las tragedias que el mismo Estado nos provoca. Y reprime la libertad de la palabra  porque descubre sus engaños mostrándonos la realidad, pues “mostrar la realidad tal como es y no tal como la presenta el poder, constituye la subversión más genuina.”

Y ahora vienen las elecciones. Los mismos paleolíticos del sistema que han provocado nuestras desgracias y que cínicamente pretenden seguir encaramados en el poder, los veremos melosos demandando nuestro sufragio. ¿Y así, vamos a votar?