lunes, 11 de abril de 2016

La Jornada: Institucionalidad colapsada

La Jornada: Institucionalidad colapsada



 En 2018 tendrá lugar, sin duda, una de las grandes batallas en toda la
historia de México. ¿El pueblo mexicano podrá derrotar al monstruo de la
impunidad? ¿Lograremos sacudir el miedo, la mezquindad y el sectarismo
para poder construir un amplio movimiento político con un fuerte arraigo
social, capaz de poner las instituciones gubernamentales al servicio de
los intereses públicos?

lunes, 4 de abril de 2016

Soberanía Popular: "México sitiado" (Revista Proceso, 3 de abril, 201...

Soberanía Popular: "México sitiado" (Revista Proceso, 3 de abril, 201...: Enrique Peña Nieto flanqueado por los Secretarios de Defensa y de Marina John M. Ackerman Uno de los aspectos más notorios de los...

martes, 15 de marzo de 2016

domingo, 21 de febrero de 2016

LA INDIFERENCIA DEL PAPA FRANCISCO





Francisco RIVAS LINARES

En el año 47 a. de C., el cónsul y general romano Julio César pronunció, ante el senado, su célebre locución veni, vidi, vici cuya traducción significa llegué, vi y vencí.  Con dicha expresión Julio César denotaba el éxito obtenido en la batalla de Zeta en la que derrotó al rey del Ponto.

 

Muchos siglos después, en 1683, el rey de Polonia salió avante en la batalla de Kahlenberg. Para darle la noticia al Papa Inocencio XI utilizó la misma locución de Julio César aunque aplicando la paráfrasis constructiva: veni, vidi, Deus vicit, que traducido dice llegué, vi y Dios venció.

 

El papa Francisco llegó a nuestro país en esta segunda década del siglo XXI, alimentando sólidas expectativas de esperanzas a través de la denuncia y el llamado enérgico. Sus antecedentes así lo proclamaban (Estados Unidos, Bolivia, etc.) Sin embargo optó por la comodidad del compromiso nulo hacia su iglesia y su pontificado. Y navegó por las aguas turbulentas de la violencia entre la parafernalia escénica evadiendo temas específicos. Se fue hacia lo coyuntural, la generalidad de los hechos, y los platos siguieron sucios.

 

Recordemos a Félix María de Samaniego con su fábula “El parto de los montes”:

 

Con varios ademanes horrorosos/ los montes de parir dieron señales;/ consintieron los hombres temerosos/ ver nacer los abortos más fatales./ Después que con bramidos espantosos/ infundieron pavor a los mortales,/ estos montes, que al mundo estremecieron,/ un ratoncillo fue lo que parieron.

 

Hay autores que con voces misteriosas/ estilo fanfarrón y campanudo/ nos anuncian ideas portentosas;/ pero suele a menudo/ ser el gran parto de su pensamiento,/ después de tanto ruido sólo viento.

 

Las expectativas quedaron reducidas a palabras cliché que a fuerza de ser repetidas, han perdido sentido y propósito. Frases para marear. Expresiones para enajenar. Y como en la fábula de Samaniego, después del sacudón, el monte parió un ratón.

 

La argumentación fácil (si es que se argumentó en algo) dominó el discurso. El cariño y el abrazo terapéutico (cariñoterapia y abrazoterapia le llamó) se propagó como linimento para el desconsuelo de quienes sufren de la violencia reflejada en el crimen, desapariciones, violencia de género, pederastia, explotación laboral y secuestros. Y frente a sus palabras, se encontraban, fantoches, los victimarios.

 

La Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial, publicó el 19 de diciembre anterior su reporte anual 2015 bajo el título “25 años de sacerdocio en la línea de fuego”. Ahí se expresa: “El Santo Padre Francisco en vísperas de su visita a México podrá constatar que nuestro país vive una gravísima crisis, sobre todo en lo que refiere al sector religioso, por la violencia desbordada resultado de asesinatos, secuestros, extorsiones, y robo a mano armada perpetrados bajo una demoniaca perversidad en contra del ministerio sacerdotal (y que) no ha sido atendido por el gobierno mexicano… empecinado en mantener una inacción que se traduce en desprecio y desencanto a la libertad religiosa… La administración que encabeza el lic. Enrique Peña Nieto, pretende cubrir la situación de violencia permanente y engañar que no pasa nada”

 

El mismo informe, especifica: “Cotejando los números, en los tres primeros años de la administración del lic. Felipe Calderón se traduce en 7 sacerdotes y 2 seminaristas asesinados. En los tres primeros años del lic. Enrique Peña Nieto, van 11 sacerdotes, 1 seminarista y 1 laico sacristán asesinados, además 2 presbíteros desaparecidos.”
 

Sí, Francisco, el Papa de la paz, optó por abrir los espacios al poder terrenal, a los victimarios de este pueblo dolido. Las víctimas, en cambio, sufrieron de su desprecio e indiferencia; y a manera de justificación, hizo suya la mentira oficial de que los grupos de familiares de desaparecidos estaban confrontados y con luchas internas. Así, el Papa de la Paz quedó reducido a ser un empleado-vocero del gobierno.

 

La noche del miércoles, antes de elevarse el avión a las alturas para cruzar el Atlántico, Jorge Mario Bergoglio, el Papa de la Misericordia, bien pudo aplicar otra paráfrasis constructiva: veni, vidi, Peña Nieto vicit que traducido sería llegué, vi y Peña Nieto venció.

 

¡Qué peste queda en el aire cuando se pudre una esperanza!

 

Porque un desaparecido es una ausencia que dolerá toda la vida: Por los desaparecidos de México, por los desaparecidos de Michoacán: ¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos! ¡Libertad a las gentes del pueblo apresados por defender su dignidad!

domingo, 31 de enero de 2016

De empresarios a políticos, una transferencia antinatura




Francisco RIVAS LINARES



La severa crisis en que cayó el país en 1982, a pesar de la abundancia petrolera que se nos había anunciado como feliz premonición de riqueza, el presidente José López Portillo culpó del desastre a banqueros y empresarios. Y para curarse en salud, en su último informe de gobierno dio a conocer la expedición de dos decretos: la nacionalización de los bancos y el control generalizado de cambios.

Esta decisión impulsó a la clase empresarial a participar en la política partidaria, encontrando en el PAN un ámbito propicio; aunque se incorporaron en menor proporción, al PRI y más tarde al PRD como Ceferino Torreblanca. Les interesaba, pues, resguardar sus intereses frente a cualquier impulso estatista y la preservación de su tendencia liberal, más que prestar sus servicios a la sociedad.

Conviene precisar que el sector empresarial ya venía participando en asuntos políticos, aunque bajo condiciones corporatistas o corporativistas más no perteneciendo a partido político alguno, pues uno de sus principales ideólogos, Juan Sánchez Navarro, así se los había recomendado. Sin embargo ante los decretos del licenciado López Portillo, sintieron que sus intereses económicos estaban en riesgo.

Así se afiliaron al PAN importantes exdirigentes empresariales, como Ernesto Rufo, Vicente Fox, destacando Manuel J. Clouthier. Dice el licenciado en Letras Españolas, Luis Eduardo Ibañez, en su artículo Dilemas de la derecha en México: “La visibilidad y el liderazgo social desplegado en el movimiento empresarial contra el gobierno llevó a muchos empresarios directamente a ocupar puestos y nominaciones en diversas regiones del país. El proceso se registró igualmente en el PRI aunque en menor proporción en el PRD.”

Al iniciar el presente siglo tuvo lugar la transición política que llevó a la alternancia en el poder, a un cambio de régimen y a una transformación institucional de la presidencia, del Congreso y de los gobiernos de los estados.

Una declaración de Vicente Fox hecha a un diario panameño el 14 de junio de 2001, afianzó la naturaleza de su administración. Dijo: “mi gobierno es de empresarios, por los empresarios y para los empresarios”. El mensaje quedó establecido: todas las acciones gubernamentales serían, en lo sucesivo, consultadas previamente y sin recato con el sector privado, aun atentando contra la articulación social.

Cuando lo privado invade lo público se cae en una contradicción necia por la desigualdad de los intereses que se defienden, pues en tanto que el primero privilegia lo económico, lo público, en cambio, procura el bienestar del universo social. Tenemos un claro ejemplo con la compañía Kansas City que por favorecer a una élite empresarial, perjudica a toda una geografía humana por donde transita el ferrocarril.

La aplicación de estrategias empresariales a la “cosa” pública, siempre será la causa de reacciones sociales de resistencia; pero para su control, cuentan a su favor –los empresarios- con sindicatos fantasmas o “charros”, la represión policial y judicial como aporte del Estado y la manipulación mediática que impone matrices de opinión.

El desarrollo, el fortalecimiento del mercado interno, el apoyo a la economía familiar, el combate a la pobreza y al hambre, etc., son sus frases publicitarias que de tan repetidas, sólo causan escozor y molestia. Para quienes detentan el poder económico el esfuerzo es el único instrumento para superar la pobreza y esto los hace ser excluyentes. Y cuando asumen el poder político, les fastidia la exigencia social para que cumplan con la proporción de los servicios a que están obligados.

La pobreza la asocian con la pereza, la ignorancia y la falta de talento: Los pobres están pobres porque quieren, suelen afirmar, como si ser rico, bastara con desearlo. No atribuyen la pobreza a la estructura del sistema económico, político y social porque no les conviene a sus pretensiones. La pobreza es un problema social y no una cuestión de actitud.

Los empresarios como gobierno, consideran una aberración combatir la pobreza con programas sociales o en transferencias monetarias. Ellos, los pobres, deberán esforzarse para salir de ella, afirman con contundencia.

-¿Por qué cree que en Michoacán hemos fallado en tantos ámbitos…? Le pregunta el entrevistador Elmer Homero a Alfonso Martínez Alcázar, actual Presidente Municipal de Morelia, a lo que responde:

“La verdad, es porque hemos tenido un gobierno paternalista que todo le da a la gente, y creo que las cosas se deben de ganar, yo siento mucha frustración con la gente que recurrentemente está en las oficinas de Gobierno, pidiendo les resuelvan sus problemas, cuando si ellos se hubieran aplicado o puesto a trabajar, ya los hubieran resuelto sin pedirle a nadie”. (Entrevista publicada el 22 de octubre 2013 en http://www.atiempo.mx/editoriales/la-entrevista-atiempo-alfonso-martinez-alcazar/ )

No se podía esperar menos que eso en voz de un empresario hoy al frente del gobierno municipal. La ingenuidad que aún prevalece en quienes siguen incubando esperanzas para que responda al llamado de la sociedad apelando a su condición de “independiente”, es lo que alimenta su democracia “pop”: Hablar para el pueblo y trabajar para los ricos.


Porque un desaparecido es una ausencia que dolerá toda la vida: Por los desaparecidos de México, por los desaparecidos de Michoacán: ¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos! ¡Libertad a las gentes del pueblo apresados por defender su dignidad!