miércoles, 23 de julio de 2014

"Jarita", un intelectual orgánico





Francisco RIVAS LINARES


En 1999 el sociólogo y etnólogo francés Pierre Bourdieu dictó una conferencia en la Convención de la Asociación de Lenguas Modernas. El tema que disertó fue sobre intelectuales y política, planteándose, al efecto, las preguntas siguientes: ¿Pueden los intelectuales, especialmente aquellos que pertenecen a instituciones académicas intervenir en la esfera política?

 

El cuestionamiento cobra vigencia ahora que el Dr. Salvador Jara Guerrero se decidió por renunciar a la rectoría de nuestra máxima casa de estudios para asumir las funciones de gobernador del estado. Su currículum publicado en la página del internet de la Universidad Michoacana, denota su cualidad de intelectual:

 

Doctor en filosofía de la ciencia (UNAM), maestro en tecnología educativa (ILCE) y maestro en filosofía de la cultura (UMSNH) y licenciado en ciencia físico matemáticas de la UMSNH con especialidad en Física Experimental en la Universidad de California en Berkeley. Ha sido profesor visitante en el World College West en los Estados Unidos y en las universidades “La Sapienza” de Roma, de Messina, también en Italia, y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su área de investigación es la historia y filosofía de la ciencia, ha trabajado problemas de identidad y cultura, ha participado como conferencista y ponente en España, Italia, Australia, China, Estados Unidos, Chile, Panamá, y en casi todos los Estados de la República Mexicana. Ha impartido más de trescientas ponencias y conferencias. Ha publicado más de cincuenta artículos en revistas especializadas, más de cien artículos de divulgación científica, y diez libros.

 

Forma parte de varios grupos de evaluación académica del CONACYT y de la SEP, evaluando a las carreras y posgrados de las universidades, tecnológicos y centros de investigación del país. Fue Director fundador del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología del Estado de Michoacán. Ganó el primer lugar del concurso latinoamericano de cuento de ciencia ficción 2004, organizado por Aleph Zero con el cuento “Ayer soñé un teléfono” y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel I.

 

No hablaré de su academicismo de por si exuberante, plantearé mis reflexiones considerando el cuestionamiento que el conferenciante Bourdieu se planteó en su exposición a la que aludo al inicio de esta colaboración, sin dejar de reconocer, de antemano,  el derecho constitucional que le asiste al doctor Salvador Jara para participar en el tinglado de la política.

 

Si aceptamos que la idea dominante que se tiene sobre el intelectual, es la de considerarle como sujeto crítico de la acción política, desarrollador de ideas aplicadas a la ciencia y las artes, entonces cómo identificar con buen discernimiento las razones que asistieron al doctor Jara para catapixiar –válgame el término ‘chabelezco’- la rectoría de una institución puramente académica y científica por una posición política en la que se deliberan asuntos de carácter público en procuración de satisfacer las demandas apremiantes de una sociedad plural.

 

Ello implicaría suponer que estuvo dispuesto a renunciar a su conciencia crítica, a ser obsequioso con los intereses del poder económico, a construir un entorno clientelar, a dejarse engañar por los flujos falsarios de la información, a renunciar con el compromiso hacia los más desfavorecidos, asumirse indolente ante la desigualdad de los miserables y demás características que actualmente identifican a los practicantes de lo que -entre ellos- denominan y entienden por política.

 

Si el intelectual que se atreve a transitar por los ámbitos del poder político está dispuesto a sucumbir ante el poder de la prerrogativa, a perder su ética e integridad, entonces se convierte en intelectual del régimen y cuesta trabajo creer que el Dr. Jara, con el currículum académico que posee, se encuadre en este despreciable círculo.

 

La omnipresencia y omnipotencia del alto comisionado designado desde el centro del poder, ha fortalecido en el imaginario de la ciudadanía la idea del Leviatán que en su soberbia se ha dedicado a sembrar temores venteando amenazas. Si el alto comisionado es percibido como quien toma las grandes decisiones, el gran consultor, el dictador de sentencias, ¿qué papel representará el Dr. Jara en este gran corral de la comedia?

 

Los retos.

 

El Dr. Jara tendrá que enfrentarse a grandes retos, herencias malditas de los últimos gobiernos que hemos padecido. Si bien Fausto Vallejo recibió un Michoacán convulso, ahora lo devuelve incendiado.

 

La inseguridad se ha incrementado considerablemente. En los últimos meses, los homicidios dolosos elevaron su porcentaje en un 56.7%. Los secuestros aumentaron 65.2%. Las extorciones subieron su porcentaje en 71.9%. Y los robos con violencia de vehículos 113.9% *

 

También el gobernador sustituto deberá satisfacer la demanda ciudadana de transparentar las investigaciones realizadas por la auditoría superior de la federación, para proceder en contra de aquellos exfuncionarios que dejaron en crisis financiera a la hacienda pública, lo que le ha valido a Michoacán ser uno de los seis estados que no aprueba el proceso de buenas prácticas administrativas.

 

Otro reto más es la reconstrucción de la imagen institucional del gobierno del estado, así como la credibilidad en sus instituciones. Se hace necesario clarificar los presuntos nexos de funcionarios y exfuncionarios con el crimen organizado.

 

También deberá dar atención prioritaria al problema del desempleo como factor inherente al desarrollo de la pobreza. Michoacán ocupa el sexto lugar a nivel nacional con mayor porcentaje de personas en estado de pobreza, y el quinto en pobreza extrema.

 

Pero, a fin de cuentas, ¿con quién es el compromiso adquirido por el Dr. Jara, si no fuimos los michoacanos quienes le concedimos el alto honor de ocupar el Solio de Ocampos?

 

 

*Datos publicados por el portal especializado en política de Grupo Expansión ADNPolítico

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