Francisco RIVAS LINARES
En 1999 el sociólogo y etnólogo francés
Pierre Bourdieu dictó una conferencia en la Convención de la Asociación de
Lenguas Modernas. El tema que disertó fue sobre intelectuales y política,
planteándose, al efecto, las preguntas siguientes: ¿Pueden los intelectuales,
especialmente aquellos que pertenecen a instituciones académicas intervenir en
la esfera política?
El cuestionamiento cobra vigencia
ahora que el Dr. Salvador Jara Guerrero se decidió por renunciar a la rectoría
de nuestra máxima casa de estudios para asumir las funciones de gobernador del
estado. Su currículum publicado en la página del internet de la Universidad
Michoacana, denota su cualidad de intelectual:
Doctor en filosofía de la ciencia (UNAM), maestro en
tecnología educativa (ILCE) y maestro en filosofía de la cultura (UMSNH) y
licenciado en ciencia físico matemáticas de la UMSNH con especialidad en Física
Experimental en la Universidad de California en Berkeley. Ha sido profesor
visitante en el World College West en los Estados Unidos y en las universidades
“La Sapienza” de Roma, de Messina, también en Italia, y en la Universidad
Autónoma de Barcelona. Su área de investigación es la historia y filosofía de
la ciencia, ha trabajado problemas de identidad y cultura, ha participado como
conferencista y ponente en España, Italia, Australia, China, Estados Unidos,
Chile, Panamá, y en casi todos los Estados de la República Mexicana. Ha
impartido más de trescientas ponencias y conferencias. Ha publicado más de
cincuenta artículos en revistas especializadas, más de cien artículos de
divulgación científica, y diez libros.
Forma
parte de varios grupos de evaluación académica del CONACYT y de la SEP,
evaluando a las carreras y posgrados de las universidades, tecnológicos y
centros de investigación del país. Fue Director fundador del Consejo Estatal de
Ciencia y Tecnología del Estado de Michoacán. Ganó el primer lugar del concurso
latinoamericano de cuento de ciencia ficción 2004, organizado por Aleph Zero
con el cuento “Ayer soñé un teléfono” y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores
nivel I.
No
hablaré de su academicismo de por si exuberante, plantearé mis reflexiones considerando
el cuestionamiento que el conferenciante Bourdieu se planteó en su exposición a
la que aludo al inicio de esta colaboración, sin dejar de reconocer, de
antemano, el derecho constitucional que
le asiste al doctor Salvador Jara para participar en el tinglado de la
política.
Si
aceptamos que la idea dominante que se tiene sobre el intelectual, es la de
considerarle como sujeto crítico de la acción política, desarrollador de ideas
aplicadas a la ciencia y las artes, entonces cómo identificar con buen discernimiento
las razones que asistieron al doctor Jara para catapixiar –válgame el término ‘chabelezco’- la rectoría de una
institución puramente académica y científica por una posición política en la
que se deliberan asuntos de carácter público en procuración de satisfacer las
demandas apremiantes de una sociedad plural.
Ello
implicaría suponer que estuvo dispuesto a renunciar a su conciencia crítica, a ser
obsequioso con los intereses del poder económico, a construir un entorno
clientelar, a dejarse engañar por los flujos falsarios de la información, a
renunciar con el compromiso hacia los más desfavorecidos, asumirse indolente
ante la desigualdad de los miserables y demás características que actualmente
identifican a los practicantes de lo que -entre ellos- denominan y entienden
por política.
Si el
intelectual que se atreve a transitar por los ámbitos del poder político está
dispuesto a sucumbir ante el poder de la prerrogativa, a perder su ética e
integridad, entonces se convierte en intelectual
del régimen y cuesta trabajo creer que el Dr. Jara, con el currículum
académico que posee, se encuadre en este despreciable círculo.
La omnipresencia
y omnipotencia del alto comisionado designado desde el centro del poder, ha
fortalecido en el imaginario de la ciudadanía la idea del Leviatán que en su
soberbia se ha dedicado a sembrar temores venteando amenazas. Si el alto comisionado
es percibido como quien toma las grandes decisiones, el gran consultor, el
dictador de sentencias, ¿qué papel representará el Dr. Jara en este gran corral
de la comedia?
Los
retos.
El Dr.
Jara tendrá que enfrentarse a grandes retos, herencias malditas de los últimos
gobiernos que hemos padecido. Si bien Fausto Vallejo recibió un Michoacán
convulso, ahora lo devuelve incendiado.
La
inseguridad se ha incrementado considerablemente. En los últimos meses, los
homicidios dolosos elevaron su porcentaje en un 56.7%. Los secuestros
aumentaron 65.2%. Las extorciones subieron su porcentaje en 71.9%. Y los robos
con violencia de vehículos 113.9% *
También
el gobernador sustituto deberá satisfacer la demanda ciudadana de transparentar
las investigaciones realizadas por la auditoría superior de la federación, para
proceder en contra de aquellos exfuncionarios que dejaron en crisis financiera
a la hacienda pública, lo que le ha valido a Michoacán ser uno de los seis
estados que no aprueba el proceso de buenas prácticas administrativas.
Otro reto
más es la reconstrucción de la imagen institucional del gobierno del estado,
así como la credibilidad en sus instituciones. Se hace necesario clarificar los
presuntos nexos de funcionarios y exfuncionarios con el crimen organizado.
También
deberá dar atención prioritaria al problema del desempleo como factor inherente
al desarrollo de la pobreza. Michoacán ocupa el sexto lugar a nivel nacional
con mayor porcentaje de personas en estado de pobreza, y el quinto en pobreza
extrema.
Pero, a
fin de cuentas, ¿con quién es el compromiso adquirido por el Dr. Jara, si no
fuimos los michoacanos quienes le concedimos el alto honor de ocupar el Solio
de Ocampos?
*Datos
publicados por el portal especializado en política de Grupo Expansión ADNPolítico
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