Francisco RIVAS LINARES
“¿Dónde está la valentía? En
ustedes no está”
(Yaa Asantewaa. Reina de Ghana
Cita de Eduardo Galeano en “Espejos”)
Nos abruman los acontecimientos.
No salimos del asombro que nos ocasiona uno cuando ya tenemos el siguiente. Así
pasamos de la exoneración de Raúl Salinas de Gortari por el origen ilícito de
su patrimonio desproporcionado a la liberación del capo de capos, Rafael Caro
Quintero; de la crisis de inseguridad que se vive en las comunidades indígenas de
Michoacán a los desplazamientos masivos del estado de Guerrero; de la reforma
energética profusa, confusa y difusa, a las amenazas del magisterio
de iniciar un paro indefinido. Y a esto se le agrega el espectáculo tenebroso
de los decapitados, encobijados, colgados, destazados. El miedo de salir y no
regresar.
Una sensación de enojo se
mantiene latente en nuestro existir cotidiano. ¿Cómo entender este desorden? ¿En
qué punto perdimos el rumbo? Ya no sabemos dónde estamos parados. Hemos perdido
el norte.
Las notas son tendenciosas y a
conveniencia. Discursos amañados que se hilvanan con criterios falsos. La
mentira como factor que nos determina. Para posicionar la reforma energética,
nos imponen la misma ilusión. No se molestan en darnos argumentos. Sólo
explotan los deseos. Así han funcionado siempre: mentira tras mentira, la falta
de respeto hacia el ciudadano, el insulto a nuestra inteligencia, la apuesta a
la desmemoria colectiva.
¿Recuerdan los horizontes
promisorios que nos pintaban con la reforma laboral? ¿Y sobre la privatización
del sistema de pensiones? Sus resultados han sido un desastre.
Permítanme esbozar algunas
ideas en torno a la Reforma Energética, la cual se centra fundamentalmente en
el petróleo (Pemex) y la electricidad (CFE). Sobre ésta última, expongo:
En 1992 Carlos Salinas de
Gortari en el marco del Tratado de Libre Comercio, modificó la ley secundaria
del artículo 27 constitucional denominada Ley del Servicio Público de Energía, a
fin de concesionar a particulares la generación de electricidad,
garantizándoles que toda su producción sería comprada por la CFE, a la que se
le ordenó bajar su capacidad productiva.
La propaganda embustera con la
que el gobierno invade los espacios de los medios masivos de comunicación,
pretende ocultarnos los altos precios que la CFE tiene que pagar a las
compañías trasnacionales en la compra que le hacen, la que al revendérnosla a
nosotros, los consumidores finales, los precios son mucho más elevados. Se
habrán fijado ustedes que en nuestros recibos, aparece una cantidad que
supuestamente es el subsidio que nos concede el gobierno, anticipándonos que al
momento de retirarlo, la cantidad a pagar será de miles de pesos.
Actualmente ya son cinco
trasnacionales que operan en el país: Las españolas Iberdrola y Unión Fenosa, la
italiana Enel, la francesa EDF y la estadounidense AES. Todas, en conjunto,
generan actualmente hasta el 60% de energía eléctrica. A lo anterior, habrá que
agregarle la entrega concesionaria que el sexenio pasado les hizo a las empresa
Cannon Power Group, Iberdrola Renovables, Renovalia y Grupo Bimbo para la generación
de la energía eólica, afectando tierras cultivables.
Las ganancias están
garantizadas. Teniendo la compra segura por parte de CFE y libres de la
obligación de distribuir, transmitir y comercializar la electricidad, la
bonanza trota en caballo de hacienda.
Al gobierno únicamente le
interesa cumplir con lo pactado con las empresas extranjeras. Nuestros
gobernantes se ajustan a los dictados de los organismos financieros
internacionales, están al servicio de una oligarquía ambiciosa. Todas las
reformas que se han aprobado y que se encuentran en el umbral de la aprobación,
nunca han redituado ni redituarán en favor del pueblo.
Más
empleos, cobros menores por consumos de gas y energía eléctrica, inversión
empresarial creadora de círculos virtuosos, mejoría nacional, mayor desarrollo
social, mayor dinamismo económico… la misma sonajera con la que siempre nos han
engañado, el eterno retorno de lo idéntico. Hemos sido víctimas del bullyng demagógico de unos políticos
enriquecidos por la corrupción y el entreguismo. Unos políticos tercos de
entendimiento. Políticos convertidos en instrumentos burocráticos de la
oligarquía.
¿Y dónde está nuestra valentía? El epígrafe no da la respuesta.
POR
LOS DESAPARECIDOS DE MICHOACÁN: ¡VIVOS SE LOS LLEVARON! ¡VIVOS LOS QUEREMOS!
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