martes, 5 de julio de 2011
Precandidatos... ¡al fin sinónimos!
Francisco RIVAS LINARES
Disuelta su individualidad todos se convirtieron en comunes, en sujetos idénticos, en personajes en serie. Los pre-candidatos, como muñecos de fábrica, sin pertenencia, salieron con los mismos rasgos distintivos: hipócritas sonrisas, mentirosas promesas y su indignidad a cuestas.
Son los suspirantes al Solio de Ocampo, los de siempre y los de entonces. Políticos temporaleros que pretenden congratularse con el pueblo; aunque ya lograda su meta parasitaria, trabajan para los pocos en perjuicio de los muchos.
Ningún rasgo los distingue. Si acaso su origen o residencia. Pero nada los hace diferentes. Vamos, ni siquiera algún proyecto futuro. Todos hablan de lo mismo: acabar con la pobreza, abatir el desempleo, otorgar apoyos al campo, modernizar hospitales, construcción de carreteras, promoción del turismo, solucionar el problema educativo, abatir su rezago, reactivar la economía, crear oportunidades para los jóvenes, terminar con el terror de la inseguridad… etcétera.
Al conjunto de falsedades le llaman de manera diferente: Unos les llaman Plataforma, otros Plan de acción, o Proyecto de gobierno, al fin y al cabo son promesas para el drenaje.
Sus afiches son insulsos en superlativo, tan insignificantes como sus creadores. Irrelevantes como el producto que promueven. Imágenes sonrientes. Leyendas banales: “Aquí vamos por Michoacán”. “Porque la gente paga, la gente manda”. “Elige ganar”. “Unidos logramos más”. “Yo Marko la diferencia”. “Más unidos, más fuertes”.
Gorras, camisetas, banderines, globos y demás chucherías son los complementos del derroche. El pueblo paga. Para gobernador, cada partido tuvo como gasto tope la cantidad de 4 millones 893 mil 527 pesos aplicables a la precampaña; y 39 millones 28 mil 574 pesos tendrá para la campaña. Eso nos cuesta su codicia del poder. Aunque siempre encuentran la trampa para burlar la norma y superar por mucho los límites señalados.
El filósofo Platón aseveró: “Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia”. Y esa es nuestra desgracia.
A la tragedia de nuestros muertos, a la pena de los desaparecidos, habremos de agregarle la vergüenza de los políticos ambiciosos. Faenas de despilfarro. Cadenas para la mentira. Personajes de baratura extrema.
En la geometría política se acomodan a la izquierda, la derecha o el centro. Pero éstos, aquéllos y los de allá transitan por los mismos caminos: nepotismo, tráfico de influencias, enriquecimiento súbito, incongruencia histórica, ambigüedad ideológica, abandono de principios, corrupción… eso y más en la comodidad de su burbuja.
Jean Robert, autor de “La traición de la opulencia”, aseveró: “Estamos frente a unos políticos que se creen capaces de separar con claridad el grano bueno de la cizaña, pero no ven que ellos también son cizaña”.
Y aquí expreso mi cabal coincidencia.
POR UNA SOCIEDAD SIN AGACHADOS: ¡NO MÁS SANGRE! ¡BASTA DE SANGRE!
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