lunes, 4 de julio de 2011

El plagio de un 'politicastro'




Francisco RIVAS LINARES

"Creador de un imperio que puso en jaque a gobiernos ante la suspicacia de su fortuna y de sus redes políticas, Hank acumuló reconocimientos y distinciones, pero sobre todo un poder inconmensurable que lo hizo intocable" Narco News/2001

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Santa Teresa de Jesús, Madre de las Carmelitas Descalzas, fue una destacada poetisa del Renacimiento que se constituyó en patrona de los escritores católicos. Fue también la primera mujer que recibió el título de Doctora de la Iglesia en el año de 1970.
Sus biógrafos la describen como dueña de un gran encanto personal, una simpatía impresionante y una alegría contagiosa, carácter opuesto a lo que se suponía debería poseer: sosegada, adusta y entregada al sufrimiento. Sin embargo solía decir: una monja triste es una triste monja, con lo que significaba que en la alegría también se encuentra el servicio a Dios.
Cuatrocientos años después un político del estado de México, líder del grupo Atlacomulco, Carlos Hank González, pervierte el sentido de la expresión de Santa Teresa, acuñando la célebre frase que dice: Un político pobre es un pobre político. El metamensaje que la frase de marras conlleva es que los políticos tienen como misión personal robar para enriquecerse.
En el mercado de la política dos factores juegan un importante papel: los medios electrónicos (especialmente la televisión) y los asesores de imagen. No importa que el susodicho político tenga la cabeza hueca, sufra de anorexia de ideas, desconozca la teoría política y carezca de la experiencia necesaria. La imagen lo hace potable.
Para obtener sendos factores se necesita dinero. Y como los montos de la inversión sangrarían el peculio mal habido del politiquero, su condición de “suspirante” y saltimbanqui le hace adquirir compromisos serviles con los dueños del poder económico, a condición de obtener el financiamiento indispensable que les allane el camino hacia las cúpulas del poder político. Esa es la principal razón por la cual ni gobiernan, ni legislan, ni litigan para el pueblo sino para quienes le compraron su dignidad.
Sí… un político pobre es un pobre político.
El sistema de partidos en el cual estamos inmersos, es la trabazón para alcanzar una democracia sin adjetivos, como dice Krauze; una democracia sin engaños, sin incertidumbres ni corrupción. Una democracia “a secas”, con apego irrestricto al artículo 39 constitucional. Una democracia en la que detone la participación de las bases mediante el referéndum, el plebiscito, la revocación de mandato, las candidaturas ciudadanas y el desafuero.
Nuestros políticos no son aliados auténticos del pueblo pues están hundidos en la pasión por el poder. Ellos están al servicio de quienes les garanticen el acceso a la hacienda pública para alcanzar opulencia.
Pero no habrá democracia sin demócratas, como tampoco habrá libertad sin hombres libres. Y si –como dice Erich Fromm- “la libertad consiste en optar”, entonces en estas próximas elecciones tenemos la oportunidad para ser demócratas y ejercer nuestra libertad. Expresemos nuestro repudio a la casta política que nos gobierna. Gritemos nuestro ¡Ya Basta!
Ahora recuerdo el Credo Personal de José Luis Sampredro, escritor y economista español, luchador social comprometido con los problemas de su tiempo y a quien se le atribuye ser la fuente inspiradora de las movilizaciones que se están dando en España y Francia. Lo comparto con ustedes, pues denota la confianza en el despertar del Hombre (con mayúscula). Dice así:
Creo en la vida, Madre todo poderosa, creadora de los cielos y de la tierra. Creo en el Hombre, su avanzado Hijo concebido en ardiente evolución, progresando a pesar de todos los Pilatos e inventores de dogmas represores para oprimir la vida y sepultarla.
Pero la Vida siempre resucita y el Hombre sigue en marcha hacia el mañana. Creo en los horizontes del espíritu que es la energía cósmica del mundo. Creo en la Humanidad siempre ascendente. Creo en la vida perdurable. AMÉN.

POR UNA SOCIEDAD SIN AGACHADOS: ¡NO MÁS SANGRE! ¡BASTA DE SANGRE!

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