sábado, 20 de junio de 2009

Voto anulado: lo bueno y lo malo


En los últimos días el debate sobre si es útil o no anular el voto en las elecciones en caso de no querer entregarlo a cualquiera de las opciones políticas en México, ha cobrado mucha fuerza.

Más que hacer una recomendación, en este espacio queremos agrupar algunos de los argumentos a favor y en contra que han dado algunos expertos.

A FAVOR DE LA ANULACIÓN DEL VOTO:

- Congruencia. Tu voto irá en relación a lo que realmente sientes. Si no hay una opción política que represente tus intereses, lo más congruente sería su anulación.

- Legitimidad. José Antonio Crespo, académico del CIDE, por ejemplo, ha sido un fuerte impulsor del voto anulado porque afectaría la legitimidad de quienes gobiernan. Sólo mermando qué tan legítimos son para gobernar, los partidos tomarán decisiones que en verdad vayan en beneficio de la sociedad, reflexiona Crespo.

- Reforma electoral. En uno de los mejores escenarios posibles, la anulación del voto podría llevar a pensar en que se haga una verdadera reforma electoral, que vaya a favor de los intereses ciudadanos y no necesariamente de los partidos. La posibilidad de que en el futuro se haga una reforma que permita que existan candidatos independientes, por ejemplo, o que los votos en blanco puedan contabilizarse y afectar al financiamiento de las campañas políticas como ocurre en España, Argentina y Chile, entre otros países, sería un sueño ciudadano que podría ganar fuerza al haber una buena cantidad de votos nulos.

- Mostrar el poder de la ciudadanía. Para Leo Zuckermann, nunca antes se había visto que la ciudadanía se agrupara de esta manera alrededor de una decisión electoral. Buena parte de los foros donde se genera el debate y donde el voto duro se promueve o sataniza según sea el caso, están en internet. El académico ve en la posibilidad de anulación una gran oportunidad para mostrar a los partidos el desacuerdo de una ciudadanía unida.

EN CONTRA DE LA ANULACIÓN DEL VOTO:

- No cuenta. Si bien es cierto que habría maneras de saber cuántos votos fueron anulados (Sergio Aguayo, por ejemplo, propone votar por "Esperanza Marchita" y posteriormente solicitar al IFAI copia de las boletas electorales, con el propósito de contabilizar el número de votos dados al personaje ficticio), la realidad es que el voto anulado, no tendrá repercusión en el conteo final.

- Se fortalece el voto duro. Al anularse los votos fluctuantes o de aquellos ciudadanos que razonan en función de lo que creen mejor, votan por uno u otro partido dependiendo qué se elige, se da espacio para que sobrevivan sólo aquellos votos que siempre son emitidos a favor de uno u otro partido, también llamado "voto duro".

- Es una decisión irresponsable. Este argumento ha sido esbozado en su mayoría, por políticos que evidentemente resultan afectados con el voto anulado. Personas tan opuestas como Martha Sahagún y Andrés Manuel López Obrador, pasando por el presidente del IFE Leonardo Valdés, entre muchos otros, han encontrado en la campaña contra el voto nulo un punto de coincidencia.

En lo personal, me he decidido por la anulación del voto. Veo difícil que la cámara de diputados pueda cambiar algo sustancialmente sea cual sea la configuración que tenga después de esta votación. Ni qué decir de los delegados, por quienes también votaremos en el DF (en los estados donde se elige gobernador, quizá el razonamiento no aplica, pero sí se podría hacer un voto diferenciado). Lamentablemente así suele ocurrir cuando la gestión presidencial está en su última etapa, como ahora ocurrirá con Felipe Calderón. Dentro de aproximadamente un año y medio o dos, el tema caliente serán las elecciones presidenciales y evidentemente para entonces, los partidos estarán tomando decisiones electoreras que suelen alejarse de los intereses de la sociedad.

Por eso, ahora prefiero sacrificar mi voto. Nunca antes había tenido la oportunidad de formar parte de un voto unido de desencanto de tal magnitud que pueda llevarnos a la construcción de una mejor democracia y por consecuencia, de un mejor país. (Cabe aclarar que por el significado que pueda tener ese voto, no es lo mismo anular que abstenerse, lo cual puede ser interpretado convenientemente por los partidos como apatía).

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