martes, 19 de febrero de 2013

La desobediencia, como acto de rebeldía y protesta



Francisco RIVAS LINARES

El sentido de la historia está signado por la rebelión del Hombre contra el poder. La conciencia crítica es parte de la naturaleza de nuestra humanidad. El filósofo clásico Sócrates, llegó aseverar que la existencia que no es cuestionada no merece ser vivida.

 

¿Qué es lo que define nuestra vida? ¿Qué es lo que le da valor y significado a nuestra existencia? Varias respuestas pudiéramos encontrar a tales preguntas. Si consideramos que el Hombre es el único ser que tiene la capacidad de hacer y excribir la historia, a partir de dudas y preguntas, entonces a la historia tendremos que hilvanarla con juicios derivados de nuestra facultad reflexiva; y en esta facultad vamos cifrando nuestro horizonte, dándole ese valor y significado a nuestra existencia.

 

Todo es materia de análisis. Todo es asunto de reflexión. Por eso cuestionar, preguntar insistentemente, impertinentemente, responde a nuestra naturaleza humana.

 

Quienes ejercen el poder siempre han sido empeñosos en limitarnos –y hasta cancelarnos- ese derecho a cuestionar. Siempre se escudan en argumentos falsos y tramposos. El orden, la disciplina o la imagen, constituyen sus palabras clave para imponer la disciplina del silencio, reclamándonos obediencia incondicional a sus mandatos fundacionales.

 

Olvidan que la desobediencia es el acto primario de libertad. Y que aún privando de la libertad física del atrevido, la libertad de su conciencia prevalecerá.

 

La ciudadanía, en el hastío de las mentiras repetidas, está dando un flanco, al menos, a los gobernantes que se solazan en sus logros autistas que contrastan con la realidad. Y aún y cuando se hagan acompañar de porras y matracas, esa realidad rebasa sus palabras.

 

Así, ante la permanencia y la persistencia de los grupos delincuenciales, las organizaciones de autodefensa van creciendo en número en poblaciones y rancherías del medio rural, constituyendo un cuestionamiento a gritos que sólo quienes se debaten en la sordera de sus fantasías, no escucha.

 

Cansados de la extorsión, el secuestro, homicidios, asaltos a comerciantes, pueblos y colonias se han organizado para vigilar y detener a los criminales en clara desobediencia a la legalidad.

 

Quienes transitan por Oaxaca, Morelos, Guerrero, Michoacán y el Estado de México, son sometidos a revisión en filtros de seguridad carreteros –así les denominan- por civiles que portan armas de fuego y hasta machetes.

 

“Vamos a cercar toda la región desde Amatepec hasta Michoacán”, así lo declaró Luis Enrique Granillo, activista que forma parte del Frente Popular Campesino Francisco Villa.

 

En nuestro estado, el periódico Cambio de Michoacán, publicó el 10 de febrero pasado,  “…que de acuerdo con cifras oficiales sólo en la zona oriental operan cerca de 40 grupos de autodefensa.”

 

El diputado Manlio Fabio Beltrones ha prevenido que de mantener esta tendencia de instalar, operar y fortalecer los grupos de autodefensa, pudieran llegar a ser el preludio de un estado de ingobernalidad.

 

Cuidado. El despertar del México Bárbaro comienza a manifestarse. Y no se olviden que la política es un asunto de reflexión, no de reflectores.

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