jueves, 3 de julio de 2008

De privatizaciones y burgueses


Arrastrados por la pasión privatizadora de los tecnócratas, época que tuvo su inicio con el señor Miguel de la Madrid y cuyo vértice se vislumbra con los gobernantes panistas, nos debatimos en la vorágine de la miseria. La desigualdad galopante nos atiza con la hambruna y el espectro de la rebeldía va definiendo sus contornos.

México está en venta. Lo peor que nos está sucediendo es que concientes de ello, no hacemos más que consolarnos en una red quejumbrosa que entre todos vamos tejiendo. Y hasta ahí. Eso es todo lo que sabemos hacer. Y cuando alguien se atreve a manifestarse en las calles, entonces nos unimos al grito de la burguesía y reclamamos los derechos de terceros. Así han denominado a los intereses bastardos de los empresarios, los banqueros y los mercachifles: “Derechos de terceros”.

También se invoca a “la imagen”. Una invocación hipócrita. Nos gusta mucho maquillar la realidad. Si llegan unos campesinos harapientos y miserables a manifestarse al centro de la ciudad, se le pide al gobierno que los retire por “la imagen horrible que estamos dando al turista”. Nada nos importa sobre las causas de las manifestaciones. Sólo nos importa “la imagen”. Y seguimos de quejumbrosos.

A ver, permítanme compartir con ustedes los siguientes datos privatizadores: En 1982, cuando concluyó el gobierno de López Portillo, existían mil ciento cincuenta y dos empresas paraestatales. Ahora quedan únicamente 217; es decir, se han vendido 935 empresas, entre las que podemos citar: Telmex, Aseguradora Mexicana, las líneas aéreas Mexicana de Aviación y Aeroméxico, Ferrocarriles, Autopistas, los Bancos comerciales, Altos Hornos de México, la Industria Minera, etc.

El rescate de la banca comercial constituye un ejemplo clásico de la incapacidad e incompetencia de nuestros gobernantes. Después de que los banqueros la quebraron en tres años (1992-1995) porque se dedicaron a saquearla mediante prácticas fraudulentas e ilegales (Vicente Fox fue uno de los beneficiados), el gobierno, con el dinero de todos los mexicanos y el contubernio del PAN y del PRI los rescató mediante el Fondo Bancario para la Protección del Ahorro (el señor Felipe Calderón era el coordinador de los diputados del PAN). El monto aplicado en febrero de 1998, fue de 147 mil millones de pesos. Tres meses después, mayo de 1998, ya se habían convertido en 552 mil millones de pesos; y para diciembre del mismo año ya eran 800 mil millones de pesos.

Nunca nos han explicado por qué se dio ese proceso tan estúpido. La transparencia y la rendición de cuentas no existe para nosotros. La impunidad es lo que ha caracterizado a esta especie de depredadores del pueblo.

Los beneficios se han derramado en la burguesía que rechaza la manifestación callejera de los desarrapados. ¿Sabe quienes son los más ricos del país? Ahí le van:

Carlos Slim, con una fortuna de 49 mil millones de dólares.
Alberto Bailleres, con 5 mil millones de dólares.

Ricardo Salinas Pliego y familia (TV AZTECA), con 4 mil 600 millones de dólares.

Jerónimo Arango, con 4 mil 300 millones de dólares.

Emilio Azcárraga Jean (TELEVISA), con 2 mil 100 millones de dólares.

María Asunción Aramburuzavala, con 2 mil millones de dólares.

Roberto Hernández Ramírez, con 2 mil millones de dólares.

Isaac Saba Raffoul, con mil 800 millones de dólares.

Lorenzo Zambrano, con mil 700 millones de dólares.

Alfredo Harp Helú, con mil 600 millones de dólares.


Estos son quienes manejan, además del poder económico, el poder político. Estos son quienes inducen a las masas a protestar contra sus propias manifestaciones. Sí… todos tenemos la obligación de entender nuestro presente para traducirla en acciones. Entre la osadía y la cobardía está el justo medio que es la valentía. Seamos valientes y luchemos para combatir esta realidad opaca.

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