martes, 26 de febrero de 2008

El machismo invisible


“El machismo invisible” es el título con el que Marina Castañeda publicó en el año 2002 un ensayo en el que describe “…las formas sutiles del machismo en la comunicación, la doble moral y los dobles discursos que se dan en los hombres”. En el mismo, “…analiza los costos psicológicos, sociales y económicos de este fenómeno hoy en día y explica por qué no habrá transición democrática mientras persista el machismo”.

El debate que se ha suscitado a raíz del nombramiento de la profesora Aída Sagrero Hernández como Secretaria de Educación en el Estado, quien –a mi juicio- es víctima de un procedimiento “machista”, no se le impugna su condición de mujer, sino el procedimiento ramplón del que se valieron Raúl Morón y Juan Pérez para imponérsela al Gobernador Godoy.

Me explico: El machismo no sólo se manifiesta en cuestiones de índole sexual o de dominio violento sobre la mujer. El machismo es un conjunto de actitudes que afecta todas las relaciones interpersonales, ya que se trata de un instrumento de coacción tanto física como psicológica del que se vale el hombre, a fin de ejercer el dominio y/o la protección hacia la mujer por considerarla débil en su circunstancia.

Juan Pérez y Raúl Morón nunca se expresaron a favor de la profesora Sagrero, puesto que la titularidad de la SEE la querían para sí. Ellos aspiraban a dominar en mancuerna al sistema educativo estatal: Pérez en la Secretaría y Morón en la Comisión de Educación en el Congreso.

Cuando los resultados de la consulta hecha por la Sección XVIII les fueron adversos, se sintieron la levadura de la elección de Leonel Godoy y le exigieron cancelar la propuesta de las bases. Fue entonces cuando decidieron lanzar al frente a la profesora Sagrero coaccionándola psicológicamente, ya que ella se resistía en aceptar tal responsabilidad.

La protección, el apoyo, el amparo, la ayuda, el padrinazgo, pues, fueron los ofrecimientos que le hicieron. Presionada al fin, ella fue lanzada a la inmolación de los medios. A ella la pusieron de escaparate para que recibiera los proyectiles de la adjetivación y la diatriba. A ella la convirtieron en la “cosa”, el “instrumento” que les permitiera alcanzar sus innobles propósitos.

El doble discurso, propio de los machistas, fue puesto en operación. Quieren hacernos creer que al fin una docente surgida de las aulas, es quien se desempeña al frente de la SEE. Quieren etiquetar de “misóginos” a los que se opongan a su imposición. Se dicen defensores de la igualdad cuando han subyugado la dignidad de la amiga, de la compañera… y de sus flaquezas la más cruel fue el desprecio del trato materialista que le han dado a una mujer.

Insuflados con su poder cabrío, de paso pretenden debilitar al movimiento de las bases. Y en su ruindad, aspiran construir su trampolín personal socavando las luchas de la Coordinadora.

¡Este es el equívoco de los Tartufos! ¡Estas es la comedia de los volatineros! ¡Juntos vamos a anular el orden que pretenden imponernos los claudicantes!

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