jueves, 18 de septiembre de 2014

La retórica de la "democracia"




Francisco RIVAS LINARES

La retórica de la democracia es un ejercicio que con destreza desarrollan quienes ejercen el poder político. Ellos hablan y hablan con una verborrea incontenible, sin reparar que frecuentemente caen en gazapos y estupideces.

 

Comprender el fenómeno del poder político es tanto como perderse entre galimatías y derroteros laberínticos. Son tales sus enredos cantinflesco que ni el propio expositor encuentra el sentido, mucho menos el significado de lo que dijo, pero que sí denota su falta de claridad en las ideas. Por ejemplo:

 

La corrupción es un tema casi humano que ha estado en la historia de la humanidad. Yo sí creo que hay un tema cultural lamentablemente que ha provocado corrupción. Ser presidente de México da ñañaras (Fox). Ni nos perjudica ni nos beneficia sino todo lo contrario (LEA). Estamos ambos cuatro (Fox). Estamos trabajando las 24 horas del día y partes de la noche (Sócrates Rizo) Sí es mi voz pero no soy yo (Mario Marín sobre las grabaciones telefónicas con Kamel Nacif). A este señor le falta lo que a mí me sobra: ovarios. (Xóchitl Gálvez al gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina)

 

Divorciados de la realidad en que se debaten sus gobernados, construyen sus propios entornos paradisiacos, con el vano empeño de imponérnoslo a punta de comerciales. Tanto la publicidad como instrumento de control y la represión de las expresiones sociales, fueron estrategias de freno y antídoto que les dio resultado en el pasado; pero en el presente, no.

 

Repetirnos hasta la saciedad que México se atrevió a cambiar o que el país está en movimiento a partir de un conjunto de reformas que más que esperanzadoras resultan perturbadoras, y  cuyos resultados son desconocidos aún, resultan ser slogans propios para mentalidades infantiles. Igual calificativo merecen los que nos aseguran de manera atrevida y sin rubor que los índices delincuenciales han disminuido, cuando las estadísticas indican todo lo contrario.

 

Todo esto es una prueba de su falta de sensatez y una ofensa a la inteligencia de los mexicanos, pues carentes de un discurso político bien estructurado y convincente, recurren a su fraseología tradicional.

 

La publicidad oficial que el gobierno federal impone, resulta demasiado oneroso para el pueblo. Sólo en el primer año de la presente administración, se invirtieron 4 mil 195 millones de pesos; y en los primeros siete meses del presente año, se han gastado 198 millones 402 mil pesos, siendo la televisión el medio de mayor preferencia en el cual se aplicaron.

 

Administrar la abundancia para acabar con la pobreza es una mentira reiterada cada primero de septiembre. Programas sexenales que prometen alcanzar el propósito, han resultado un fiasco. Pronasol, con Salinas de Gortari. Progresa con Ernesto Zedillo. Oportunidades con Vicente Fox. Oportunidades/pisos firmes con Felipe Calderón. Y ahora nos endilgan Prospera.

 

Los pobres dan votos. Eso bien lo saben los susodichos policastros y por lo tanto hay que aumentar su número y administrarles sus miserias, sin olvidar, obviamente, publicitarse como sus protectores.

 

A nadie engañan. El pasado dos de septiembre, cuando se regodeaban en el país virtual que se construía en el tinglado de Palacio Nacional, el Foro Económico Mundial daba a conocer el derrumbe de México al lugar 61 del Índice de Competitividad Global 2014-2015.

 

También el Banco de México volvía a bajar por octava ocasión, el estimado crecimiento económico para el país, de 2.56 a 2.47. El Foro Económico Mundial bajó a México del lugar 49 al 53 en su estabilidad macroeconómica, especificando, además, las ocho notables desventajas competitivas que tiene: Corrupción, Regulación tributaria, Ineficiencia de la burocracia pública, Crimen y violencia, Acceso al financiamiento, Tasas tributarias, Inadecuada infraestructura, Regulaciones laborales restrictivas, e Inadecuada educación de la fuerza laboral.

 

Sí, México se está moviendo, pero hacia atrás. Enrique Peña Nieto “no ha empezado a construir el edificio de su grandeza y ya se está desmoronando; debe temerle al veredicto de la posteridad.”

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