martes, 12 de agosto de 2014

Cuando la disciplina se traduce en "cañonazos" de la neoliberalidad




Francisco RIVAS LINARES


El Doctor en Historia, José Antonio Crespo, en su libro titulado “Contra la historia oficial”, registra que ante la incertidumbre que acechaba al archiduque Maximiliano por la aceptación del trono mexicano, su agente en Londres, monsiur Bourdillon le recomendó que no se fiara de los mexicanos, pues no había uno de ellos que no traicionara sus ideales más preciados por quinientos dólares. Este pasaje el autor lo considera como precursor de los famosos “cañonazos de cincuenta mil pesos”, según la expresión del revolucionario Álvaro Obregón.

Actualmente la política mexicana le ha dado un nombre más ¿discreto? ¿cínico? a esos cañonazos. Les llaman “subvenciones”. Y no son por miles de pesos, sino por millones. Pero, principiemos por conocer la definición del terminajo en cuestión.

El diccionario e-conomic nos dice que “subvención es una ayuda de tipo económico percibida por una persona desde un organismo público con el objetivo de ayudar a llevar a cabo una actividad.”

El diccionario libre la define como “… cantidad de dinero que se recibe de un organismo público para un fin determinado.”

Pues bien, en las cámaras (de diputados y senadores) los coordinadores de las distintas fracciones parlamentarias reciben cantidades de diferente monto para sus gastos. Ellos deciden de manera discrecional como repartir el dinero a sus legisladores, lo que les permite ejercer un absoluto control.

El semanario Proceso en su edición 1969 publica un artículo firmado por la escritora y periodista Jesusa Cervantes bajo el título “A los diputados bien portados, escandalosos bonos especiales”, en cuyos montos encuentra explicación a las prisas por aprobar reformas constitucionales y leyes secundarias.  Dichos montos ya totalizan  la nada despreciable suma de 359 millones 202 mil pesos.

Estas “subvenciones especiales” o “subvenciones extraordinarias” se han repartido, según el artículo mencionado, de la siguiente manera:

De septiembre de 2012 a febrero de 2013, cuando se aprobó la reforma laboral, PAN, PRD, PV y PANAL, recibieron de forma extraordinaria 77 millones 820 mil pesos.

De marzo a agosto de 2013, todos los grupos parlamentarios, excepto MC y PT, recibieron en conjunto 95 millones 68 mil pesos extras.

De septiembre de 2013 a febrero de 2014, periodo en el que se aprobaron las reformas fiscal por el PRI con el respaldo del PRD, PV y PANAL, y energética por el PRI, PAN, PV y PANAL, recibieron recursos extraordinarios por la cantidad de 129 millones 746 mil pesos.

A los montos anteriores, agregándole las subvenciones especiales para los partidos del PRI, PAN, PRD, PV y PANAL, por 56 millones 568 mil pesos, obtendremos el total de 359 millones 202 mil pesos

Como podemos observar, los “mal portados” PT y MC no recibieron ni quinto.

Si se le suman la subvenciones oficiales de septiembre de 2012 a la fecha, el total asciende a mil 843 millones 996 mil pesos.

Con los 148 mil 558 pesos que cada diputado federal gana mensualmente, “copeteados” con las subvenciones descritas, podemos deducir que ellos están para servir a su partido, servirse a sí mismos, pero no para servir pueblo que es al que se deben.

Concluyo citando al escritor y académico Rogelio Guedea quien en su blog de internet escribió:

“Los legisladores que hoy aprueban la reforma energética lo hacen movidos por un beneficio personal, sin pensar en las implicaciones que esto tendrá para el bienestar de millones de mexicanos futuros. Si esto no lo saben, no merecen ser representantes populares; si lo saben, en cambio, peor, pues aparte de no merecer ser representantes populares, deberían ser duramente incriminados. Son ellos los que deben pagar por este crimen (una de cuyas facturas saldrá en más de un billón de pesos) y no, como siempre, la sociedad.” 

No hay comentarios: