Francisco RIVAS LINARES
El sentido de la historia está
signado por la rebelión del Hombre contra el poder. La conciencia crítica es
parte de la naturaleza de nuestra humanidad. El filósofo clásico Sócrates,
llegó aseverar que la existencia que no es cuestionada no merece ser vivida.
¿Qué es lo que define nuestra
vida? ¿Qué es lo que le da valor y significado a nuestra existencia? Varias
respuestas pudiéramos encontrar a tales preguntas. Si consideramos que el
Hombre es el único ser que tiene la capacidad de hacer y excribir la historia, a
partir de dudas y preguntas, entonces a la historia tendremos que hilvanarla
con juicios derivados de nuestra facultad reflexiva; y en esta facultad vamos
cifrando nuestro horizonte, dándole ese valor y significado a nuestra
existencia.
Todo es materia de análisis. Todo
es asunto de reflexión. Por eso cuestionar, preguntar insistentemente,
impertinentemente, responde a nuestra naturaleza humana.
Quienes ejercen el poder
siempre han sido empeñosos en limitarnos –y hasta cancelarnos- ese derecho a
cuestionar. Siempre se escudan en argumentos falsos y tramposos. El orden, la
disciplina o la imagen, constituyen sus palabras clave para imponer la
disciplina del silencio, reclamándonos obediencia incondicional a sus mandatos
fundacionales.
Olvidan que la desobediencia es
el acto primario de libertad. Y que aún privando de la libertad física del
atrevido, la libertad de su conciencia prevalecerá.
La ciudadanía, en el hastío de
las mentiras repetidas, está dando un flanco, al menos, a los gobernantes
que se solazan en sus logros autistas que contrastan con la realidad. Y aún y
cuando se hagan acompañar de porras y matracas, esa realidad rebasa sus
palabras.
Así, ante la permanencia y la
persistencia de los grupos delincuenciales, las organizaciones de autodefensa
van creciendo en número en poblaciones y rancherías del medio rural,
constituyendo un cuestionamiento a gritos que sólo quienes se debaten en la
sordera de sus fantasías, no escucha.
Cansados de la extorsión, el
secuestro, homicidios, asaltos a comerciantes, pueblos y colonias se han
organizado para vigilar y detener a los criminales en clara desobediencia a la
legalidad.
Quienes transitan por Oaxaca,
Morelos, Guerrero, Michoacán y el Estado de México, son sometidos a revisión en
filtros de seguridad carreteros –así les denominan- por civiles que portan
armas de fuego y hasta machetes.
“Vamos a cercar toda la región
desde Amatepec hasta Michoacán”, así lo declaró Luis Enrique Granillo,
activista que forma parte del Frente Popular Campesino Francisco Villa.
En nuestro estado, el periódico
Cambio de Michoacán, publicó el 10 de febrero pasado, “…que de acuerdo con cifras oficiales sólo en
la zona oriental operan cerca de 40 grupos de autodefensa.”
El diputado Manlio Fabio
Beltrones ha prevenido que de mantener esta tendencia de instalar, operar y
fortalecer los grupos de autodefensa, pudieran llegar a ser el preludio de un
estado de ingobernalidad.
Cuidado. El despertar del
México Bárbaro comienza a manifestarse. Y no se olviden que la política es un
asunto de reflexión, no de reflectores.