miércoles, 26 de mayo de 2010

Felipe Calderón y sus operativos fandango



Por Francisco Rivas Linares

La guerra contra el narcotráfico “. . . es un proceso de militarización y de criminalización de las luchas sociales en donde se ve la mano de un Estado autoritario dispuesto a usar la violencia selectiva. Como lo hizo en el pasado, a través de la Guerra Sucia con desapariciones forzadas, ahora (lo hace) con la impunidad en el terreno represivo, supuestamente, en contra de los cárteles de las drogas”. Gilberto López y Rivas, politólogo y antropólogo.


El fomento del obituario nacional, radica en la oficiosa guerra contra el narcotráfico. Así lo indican las estadísticas cotidianas durante el periodo de gobierno del panista Felipe Calderón Hinojosa.

Sin embargo se siembran muchas dudas por cuanto al éxito del empuje beligerante. Si nos damos una oportunidad para conocer y analizar cifras y datos que han surgido a la luz pública, vienen a desmentir lo que con tanto énfasis declaran los tribunos oficiosos.

El periodismo de investigación se ha constituido en un oficio de alta peligrosidad, ya que quienes se dedican a escudriñar por los enredos de la delincuencia organizada y los vericuetos de la burocracia judicial, asumen altos riesgos en su seguridad personal y de su familia. Gracias a ellos los accesos a la verdad se mantienen abiertos.

Matar o desaparecer al mensajero son recursos extremos para silenciar sus voces de denuncia y crítica. Primero intentan extorsionarlos. Luego los amenazan y agreden; y si no ceden, los ejecutan.

En nuestro país hay ediciones que han abrazado la encomienda que reclama la libertad, el pluralismo y la independencia del ejercicio periodístico. Personajes como Lydia Cacho, Nancy Flores, Ana Lilia Pérez, Sanjuana Martínez, Carmen Aristegui, Ricardo Ravelo, Francisco Martín Moreno, Julio Scherer, Ricardo Rocha, Jaime Avilés, por citar algunos, se atreven a romper las barreras impuestas de la censura, asumiendo plenamente el concepto expuesto por Luis María Ansón que dice:

“El periodismo de investigación asume la parte más delicada y difícil en esa misión de defensa de la transparencia democrática, al sacar a la luz los casos, a menudo ocultos e invisibles por su propia naturaleza”.

¿Hacia dónde voy con este ya extenso preámbulo? La Revista Contralínea ha iniciado la publicación de una serie de reportajes, sobre la denominada guerra al narcotráfico. Bajo el título “Una farsa, la “guerra” contra el narcotráfico”, la periodista Nancy Gutiérrez difunde datos obtenidos de diferentes dependencias de gobierno, no sin antes haberlos exigido mediante 13 solicitudes basadas en la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.

Los datos que se publican en el reportaje que comento, constituyen la esencia de la información y nos permiten formar un criterio sólido para expresar nuestros juicios, en torno a lo que se declara desde los espacios oficialistas.

Por ejemplo cuando Felipe Calderón asegura que se está aplicando la estrategia correcta, nos preguntamos que si de ello está convencido, ¿por qué se ha elevado, entonces, considerablemente el número de víctimas, hasta llegar actualmente a los 23 mil 700 muertos?

Si de verdad siente que va ganando su guerra, ¿por qué ha incrementado a 96 mil militares la presencia del ejército, cuando el compromiso fue la de ir restringiendo su intervención en tales acciones policiales?

Entre diciembre de 2006 y marzo de 2010 se han detenido a 121 mil 199 personas por presuntos vínculos con el crimen organizado, lo que constituye una cifra considerable. Sin embargo, ¿por qué únicamente se les ha comprobado tal vinculación a 1,359 de los cuales se han consignado a 1,194 y de este último dato sólo han sido sentenciados 735? ¿Debemos entender que no fue posible obsequiar resultados procesales en 120 mil 464 casos?

Todos esos datos significan que apenas se ha logrado penalizar el 0.6 por ciento de las detenciones reportadas, “según documento confidencial dado a conocer por la Agencia EFE”.

Si se sabe que las bases del financiamiento del crimen organizado son fundamentales para su prevalencia, ¿por qué entre diciembre de 2006 y enero de 2010 solamente se consignaron dos por operaciones de lavado de dinero, aún cuando el Departamento de Estado de Estados Unidos ha calificado a México como “… punto clave para la colocación del dinero producto del narcotráfico en el sistema financiero internacional?”

Estas y muchas otras preguntas se han quedado sin respuesta. Por eso el Doctor Adolfo Edgardo Buscaglia, asesor de la ONU en temas de seguridad, asevera: “La estrategia del presidente Calderón es una farsa mediática. Está implementada a través de un criterio de mercadotecnia que no pretende desmantelar grupos criminales”.

Y lo peor es que todos hemos sido arrastrados en este arrebato esquizofrénico, para convertirnos en los damnificados de los operativos fandango de un aprendiz de brujo que llegó a ser presidente haiga sido como haiga sido.

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