domingo, 9 de mayo de 2010

El Foro Social Mundial y el Apocalipsis de "El Verbo Encarnado"


“México superó no cuatro, sino cinco jinetes
del Apocalipsis, y la paradoja es que podría
cumplir algunos requisitos severos para
pertenecer a la Unión Europea”.
Felipe del Sagrado Corazón de Jesús
Calderón Hinojosa

Durante los días 2, 3 y 4 del presente mes, tuvo lugar en el zócalo de la ciudad de México el Foro Social Mundial Temático. Ahí se concentraron numerosos luchadores sociales de distintos países del mundo, con el propósito de buscar y proponer alternativas que sustituyan las políticas neoliberales de los gobiernos de derecha, y alcanzar la unificación de las luchas sociales.

En la sesión inaugural, se demostró de manera evidente las violaciones laborales y de derechos humanos que ha cometido reiteradamente el gobierno espurio de Felipe Calderón Hinojosa. Las consecuencias de una guerra personal, mal planeada y con pésimas estrategias, cuyo resultado único ha sido el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de los mexicanos.

Se planteó, así mismo, la necesidad de instrumentar una nueva forma de ejercitar la política, separándola totalmente de las jerarquías dominantes. “Las alternativas por las que luchamos, desde abajo y con los de abajo, se proponen explícitamente el rescate de la naturaleza y la liberación de todo el género humano”. Así lo explicó Oscar González, integrante de la coordinación del Foro.

No pasó desapercibido el asesinato de la luchadora social Alberta Cariño, concretado en los sucesos de San Juan Copala, Oaxaca, cuando un comando paramilitar atacó la caravana solidaria. Tampoco lo fue la demanda de libertad a los presos de conciencia, quienes han sido condenados a penas equivalentes a la cadena perpetua por el delito de asumir la defensoría de la justicia y los derechos de los marginados.

El desarrollo del Foro coincidió con la conmemoración del cuarto aniversario del operativo policiaco en contra del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, hechos ocurridos en Texcoco y San Salvador Atenco, estado de México, durante los días 3 y 4 de mayo de 2006.

Los sucesos represivos han merecido la repulsa mundial, pues el saldo lo ubica como uno de los más vergonzantes atentados contra los derechos de la ciudadanía. 207 detenidos, dos jóvenes asesinados, medio centenar de mujeres que sufrieron violaciones, abusos sexuales, tortura y cateos ilegales, constituyen el catálogo de las consecuencias del autoritarismo del poder.

Tres personajes se han convertido en paradigmas de la criminalización de la protesta social: Ignacio del Valle, condenado a 112 años de prisión; Héctor Galindo y Felipe Álvarez con 67 años respectivamente.

Pero las divagaciones apocalípticas del señor Calderón, cuyas palabras ya son consideradas como las dichas por un verbo encarnado en virtud de su cristero origen, no pasaron por los espacios de la injusticia en la que se debaten muchos inocentes, víctimas de venganzas y odios que ventean jueces, magistrados y gobernantes, y demás indigentes cerebrales.

Ulises Ruíz Ortiz y Enrique Peña Nieto ejemplifican lo antes dicho. El primero como represor y asesino de las huestes del Frente Popular de los Pueblos de Oaxaca. El segundo, lo mismo, pero con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.

Y para hacer uso de la metáfora calderoniana, pudiera aseverar que sólo el pueblo es el que ha padecido los embates de las profecías cumplidas, y previamente señaladas, por “El Jinete Solitario” Felipe del Sagrado Corazón de Jesús: El proyecto económico, el proyecto social, la guerra fallida, el proyecto educativo y el proyecto laboral.

En fin. Seguiremos navegando entre un margen de locura y otro de cursilería. Seguiremos transitando por los laberintos planetarios de la pobreza. Mantendremos la denuncia como forma de resistencia y lucha pues, como bien lo afirmara el escritor checo Milán Kundera, autor de La Insoportable Levedad del Ser: “La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”.

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