domingo, 7 de marzo de 2010
Carta Abierta: En solidaridad con la mujer
Una celebración más del Día Internacional de la Mujer tendrá lugar el próximo lunes 8 de marzo. Una oportunidad que se repite para reactivar los anhelos por una procuración de la justicia frente al ultraje impune, los actos violatorios de la dignidad femenina, los asesinatos múltiples de Ciudad Juárez y todo ese barroco embrollo de complicidades machistas.
La evocación del trágico suceso de 1908, cuando las trabajadoras de una fábrica en Nueva York con valentía se pusieron en huelga buscando mejores condiciones de trabajo, un mayor salario y la reducción de la jornada laboral de 16 a 8 horas, los patrones optaron por incendiarla, muriendo calcinadas más de 200 mujeres, será por siempre la inspiración sublime que presida esta fecha.
El rol impuesto a las mujeres desde tiempos atávicos lo han superado con actitudes de rebeldía; una rebeldía que quebranta los esquemas de disimulos para vivir su presente en la dimensión justa; una rebeldía participativa de la evolución social, contrapositiva a toda forma paralizante de su dignidad de mujer.
Su reclamo ha trascendido las fronteras universales, un reclamo que ha servido para el desahogo de deseos frustrados y tristezas galvanizadas. Y con un nudo de ansiedad cerrándoles el pecho, van construyendo su broquel para enfrentar los nuevos retos.
Las mujeres de hoy están llenas de esperanzas y valor, dispuestas a la acción contra todo lo esclerotizado. Ellas corren como hilillos subterráneos nutriendo tiempos nuevos y rompiendo añejos esquemas.
Mi madre fue el norte de mi infancia. Tal vez por eso me resulta fácil escribir a las mujeres.
Morelia, Mich., 6 de marzo de 2010
Francisco Rivas Linares
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