miércoles, 19 de agosto de 2009
LA PERVERSIDAD DE UNA MENTIRA
(A la manera de Nietzsche, desprecio a los dirigentes que "parecen estar moldeados por la mentira")
La cultura del desprecio hacia los jubilados y pensionados del sector oficial, ha sido la constante en las oficinas burocráticas de los diversos organismos sindicales. Son indignantes las formas y estilos que se utilizan para hacerlos sentir como una rémora social. Y todo pudiera quedar en el desaire, pero el colmo es cuando se les engaña con las falsas expectativas de aumentar su peculio pensionario, enganchándolos en luchas inútiles y arrebañándolos como reclutas de chorchas sin ninguna consideración ni respeto.
La delegación de pensionados y jubilados, afiliada a la Sección XVIII de la CNTE, cuyo domicilio se localiza en la calle de Agrarismo número 30, se ha visto concurrida por cientos de personas de la tercera edad, donde son sometidas a la humillación de una larga espera para obtener un formato de reclamo para el pago de cierta prestación inexistente. Y sin obsequiarles aprecio alguno, se les expone al maltrato físico que supone el estar parados durante mucho tiempo y su implícita degradación emocional.
El señuelo lanzado por los infames dirigentes es la demanda del cobro de 12 días por cada año trabajado, denominado bono de antigüedad, a sabiendas de que no prosperará por la razón siguiente:
El artículo 123 de la Constitución se divide en dos literales: El apartado “A” que aplica a las relaciones laborales de los obreros, jornaleros, empleados domésticos, artesanos y a todo contrato de trabajo con empresas y/o particulares; y el apartado “B” que aplica a las relaciones laborales de los trabajadores al servicio de los Poderes de la Unión. Es en este último donde se ubican los jubilados y pensionados por la federación.
Las relaciones de trabajo de quienes se hallan en el apartado “A”, se expresan en la Ley Federal del Trabajo que en su artículo 162 establece que todos los trabajadores -al momento de separarse voluntariamente del mismo- tienen el derecho a una prima de antigüedad equivalente al importe a doce días de salario por cada año de servicios.
Las relaciones de trabajo de quienes se encuentran en el apartado “B” se precisan en la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, en cuyo articulado no se concede el derecho a la prima que se está reclamando, luego entonces no se vislumbra éxito en el planteamiento hecho al gobierno del estado.
Por cuanto a las relaciones laborales de quienes fueron contratados por alguna de las instancias del gobierno del estado o municipales, se rigen por la Ley de los Trabajadores al Servicio del Estado de Michoacán de Ocampo y de sus Municipios; y en la misma, tampoco se expresa la prestación de los doce días por año trabajado.
Ahora bien. La delegación que pretende hacer el reclamo de la multicitada prestación, no expresa ningún sustento legal porque no lo tiene; y al carecer de tal sostenimiento, nos concede el derecho de cuestionarlos: ¿Por qué están movilizando a los jubilados y pensionados federales y estatales en aras de lo que no se obtendrá como demanda? ¿Por qué engañan y humillan a todas estas personas que acuden de buena fe y con la esperanza de paliar en parte sus necesidades económicas? ¿Es tanta su insensibilidad? ¿Por qué les están cobrando una aportación de cien pesos para acceder al formato de petición, si saben que no obtendrán respuesta positiva alguna? ¿Por qué el dirigente de la delegación, Servando Jaimes, en colusión con Carlos González, secretario de pensionados y jubilados de la Sección, se prestan para tal libertinaje? ¿Por qué permite Jorge Cázares y su comité seccional, que se consolide un esquema de injusticia? ¿Acaso su instancia jurídica es tan inefectiva y torpe, integrado por “leguleyos” que prefieren esconder la cabeza bajo los aleros –como los avestruces- para preservar intereses torvos?
De ser así, pues qué malvados. Jorge Cázares debe tener presente que cuando los comportamientos políticos se orientan con afectos y desafectos, se crean las condiciones propicias para la traición o el servilismo. Y los pensionados y jubilados se niegan a ser serviles o traidores.
Guillermo Prieto escribió en 1857 en sus “Viajes de Orden Suprema” lo siguiente: La mentira daña tanto al pueblo como el peor veneno a la víctima de una enemigo perverso”
Por eso nuestro grito: ¡Basta ya de tratar con sevicia a los pensionados y jubilados en general!
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