miércoles, 5 de agosto de 2009

Corrupción, hipocresía y Procampo


La administración de los escándalos derivados de la corrupción en que nos encontramos inmersos, permite a los políticos que poco a poco se disipen aquéllos que pudieran representarles un obstáculo para mantener su podio de manipulación.

Hace poco más de un mes que cimbró nuestras conciencias la tragedia de la Guardería ABC de la ciudad de Hermosillo, Sonora, en la que perdieron la vida 47 infantes de manera inmediata. Ahora ya estamos instalados en 49 víctimas, pues el último deceso ocurrió apenas el 29 de julio.

Los medios de difusión masiva lentamente han estado suplantando la indignación y el coraje que despertó tal acontecimiento, por otros de parecida envergadura. Y aunque el deporte es un recurso manipulador por excelencia, ahora la propia corrupción va generando sus propios espacios de olvido engarzando uno tras otro. “La serpiente se muerde la cola”, diría el poeta León Felipe.

Esto viene a colación por la nota que ha ganado los titulares del periodismo tanto nacional como internacional: La corrupción que priva en el programa de apoyo al pequeño y mediano agricultor, denominado PROCAMPO.

El programa mencionado fue creado para paliar los estragos económicos que provocaría el Tratado de Libre Comercio, mismo que entró en vigor el primero de enero de 1994. Su propósito fundamental fue la de transferir recursos a los productores, sustituyendo el esquema de precios de garantía.

Por cada hectárea o fracción que se sembrara de cualquier cultivo lícito, el gobierno proporcionaba un subsidio mínimo. De este modo se compensaría el subsidio que reciben los agricultores de los otros países firmantes del Tratado, es decir Estados Unidos y Canadá.

Pero… he aquí que no contábamos con la corrupción que ya se ha instalado desde hace muchos ayeres en este tipo de esquemas de apoyos. “El Universal”, en su edición del martes pasado, denuncia los desvíos de tal programa para favorecer a narcos y políticos de primer nivel.

Cito: “Entre los beneficiados hay individuos vinculados a los principales cárteles de la droga en el país, con los que el Estado mantiene una guerra armada: el de Sinaloa, el del Golfo y el del Milenio”.

Funcionarios con sus familiares también se encuentran en el padrón de los beneficiados, destacando los hermanos de Vicente Fox, Javier, José Luis y Cristóbal; también están Ismael Hernández, gobernador de Durango y los exmandatarios Maximiliano Silerio Esparza y Fernando Baeza Meléndez.

Cuando el Seguro Social dio a conocer los nombres de los propietarios de las guarderías infantiles, también se descubrió que familiares de grandes capos de la droga estaban recibiendo subsidios por tener concesionadas alguna o algunas de ellas.

El doble discurso de los políticos nos deja en estado de indefensión ante el crimen organizado, pues en tanto afirman estarlo combatiendo, también les están otorgando los beneficios económicos que estaban destinados a los grupos necesitados. Ni duda cabe que sólo le hacen al garrobo.

¿Cómo solidarizarnos con esta estúpida guerra? Hago mía la expresión de José Saramago: “Somos cuentos de cuentos contando cuentos”.

Concluyo con una aseveración lapidaria: Hemos llegado al punto donde la patria erró el camino.

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