jueves, 30 de julio de 2009

Posicionamiento de "La Palabra y El Hombre"

Extraviado en la nostalgia del sistema hegemónico-autoritario que predominó durante la época del priato, Felipe Calderón ha decidido invadir nuestra entidad con fuerzas policiacas y castrenses, pretextando combatir al crimen organizado.

En el agobio de los operativos y su correspondiente difusión profusa en los medios nacionales e internacionales, subyace la satisfacción de un ego mesiánico que raya en los afanes demenciales de verse reconocido como el “héroe” de los rancios pasquines de su infancia.

Y así lo ha calificado Anthony Placido, Director de Operaciones de Inteligencia de la DEA, al extender constancia de la erosiva respuesta que el hombre de los Pinos ha dado al asedio de los delincuentes, sin importarle el debate sobre los puntos diferenciales de tal estrategia equivocada.

Los veneros financieros que alimentan al crimen organizado no han sido tocados. El cálculo de no molestar a la banca que los resguarda para no entrar en conflicto con intereses extranjeros, domina en sus decisiones y opta por romper la tranquilidad social con el tránsito y el accionar de pujanzas policiacas y castrenses, aún a costa de violentar los derechos humanos y las garantías individuales que nos asisten constitucionalmente.

El análisis crítico está ausente en los parlamentos del gabinete presidencial. Tal parece que el ejercicio de la racionalidad se ha cancelado en aras de ofrecer incienso al tlatoani sexenal. Y la rudeza, producto de una relación de fuerza, se antepone al actuar inteligente.

Oponernos a la ruptura arbitraria del pacto federal es una demanda de conciencia. Frenar los ímpetus tiránicos constituye un factor de ética y decoro nacional, evitando así la ruptura de la estabilidad social que ya se vislumbra.

Reclamamos el retorno a los cuarteles de la milicia. Rechazamos su uso utilitario para la vanagloria de un personaje que en su shock demencial se adjetiva como salvador de la humanidad.

El combate al crimen organizado deberá darse en paralelo con el de la corrupción que impera en las corporaciones policiales y otros ámbitos.

¡Basta de ventear miedos!
¡No más exaltación de la fuerza!
¡Contra la perversidad del centralismo del régimen!

Morelia, Mich., julio de 2009


Francisco Rivas Linares

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