jueves, 27 de noviembre de 2008

La rebelión de las masas


En un estudio sociológico titulado “América Latina: hacia una nueva geometría política”, el analista José Luis Reyna asevera que en nuestra región “… hay países cuyo cimiento democrático es sólido, como el caso de Chile y, en otros, frágil, como podrían ser los casos de Bolivia, Ecuador y México”.

Los tres países citados por su inconsistencia democrática, se debaten actualmente en circunstancias de pobreza tan extrema que nos hace suponer estar ubicados ya en los dinteles de la rebelión de las masas; entendiendo, como tal, la reacción social contra la clase privilegiada que detenta poder y mando para el disfrute excesivo de bienes materiales.

Es notorio el fracaso de quienes gobiernan al país por cuanto al control de la inflación, la regulación del gasto, la garantía de la seguridad y la política social en general, provocando la polarización de los grupos económicos y sociales.

Si consideramos que el objetivo fundamental de toda política económica es elevar el nivel de vida de una sociedad, poniendo el énfasis en ayudar a los más pobres, podemos aseverar con contundencia que nuestro gobierno se encuentra totalmente desdibujado y cabalga por el filo de la navaja.

Ante la posibilidad de una explosión de rebeldía, los furibundos panistas ponen énfasis en la meta aspiracional de los gobiernos fascistas de derecha; esto es, neutralizar todo lo que pueda romper el orden de las cosas existentes, para alcanzar el control político de las masas.

Esa es la razón sustantiva de su planteamiento por cuanto a dar prisión a todo aquél que ose manifestarse por las calles, aduciendo perjuicios a terceros, cuando los daños más severos provienen de la casta poderosa enquistada en el poder. Olvidan que todo orden institucional tiene su base en la justicia, en el equilibrio de las resoluciones que asuman los gobiernos para ponerlas al servicio de las mayorías, más no con exclusividad para los círculos del poder económico o político.

La justicia surge con la aplicación del derecho, entendiéndolo como lo que está conforme a la ley; pero aquí en nuestro país, las leyes las han hecho para torcerlas en perjuicio de los pobres y beneficio de las élites económicas, únicas con capacidad de prostituirlas.

El desprecio con que son tratados los desprotegidos, quienes padecen los embates severos de las crisis sociales, se está constituyendo en detonante para la rebelión de las masas. Por eso convendría a la clase privilegiada hacer un alto en su codicia desmesurada para reflexionar, si es que les quedara algo de sensatez, sobre lo que fuera un paradigma de los años treinta del siglo pasado y que a la letra dice: “Hagamos la revolución antes que el pueblo la haga”

Finalmente, recordemos que para las próximas elecciones todos tendremos la oportunidad de cancelar nuestra boleta con una leyenda de repudio o rechazo. Vamos a liberarnos de la dictadura de los partidos políticos. Todos a promover el voto cancelado.

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