jueves, 10 de abril de 2008

La lucha sostenida del magisterio


Hoy se inicia el paro nacional de 48 horas programado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Obviamente tal estrategia habrá de ser motivo de comentarios en sentidos diversos y adversos. Habrá quienes lo apoyen y expresen su solidaridad. Otros que lo censurarán con invocaciones al apostolado que –al decir de ellos- deberán de caracterizar a los maestros.

Me permitiré expresar algunas reflexiones en torno a tan espinoso asunto:

PRIMERO.- La función de los maestros reviste una singular importancia en la formación de los individuos, puesto que colabora en la estructuración de su personalidad. Sin embargo, también se debe reconocer que el ejercicio del magisterio es sustantivo para lograr el desarrollo económico y cultural del país, así como la conformación de la identidad nacional.

SEGUNDO.- Reconocido lo anterior, analicemos ahora las dificultades que tiene el docente para dar cumplimiento con tales ordenamientos sociales. No dudamos del contexto complejo en que los trabajadores de la educación se desempeñan. Citemos solamente algunos:

El presupuesto asignado a la educación ha resultado insuficiente. Una demanda sostenida –y por lo mismo añeja- es que se acate el ordenamiento de los organismos internacionales de aplicar el 8% del Producto Interno Bruto a este apartado.

En el presupuesto aprobado para el presente año, además de reducirlo sustancialmente no consideró el gasto para la infraesctructura escolar, a pesar de existir un alto porcentaje de escuelas en pésimas condiciones. La consecuencia es que coexistan escuelas de primera, segunda y tercera categorías en demérito de la labor del maestro.

Además, curiosamente no se asignaron recursos tanto a la educación rural, como a la superación profesional y la homologación salarial.

Otro factor negativo es la excesiva burocracia en la administración y gestión escolar. Me explico: A las implicaciones que conlleva la preparación de los temas diarios, evaluación de los alumnos, revisión de prácticas y tareas, los maestros también tienen que dar cumplimiento con el registro de datos estadísticos, preparar de concursos y eventos celebratorios del calendario cívico.

Aunado a lo anterior, los docentes tienen que proporcionar atención psicopedagógica a los alumnos considerados “en situación de riesgo”. Esto se debe de entender de la siguiente manera: A través de un diagnóstico, los maestros tienen que identificar a los alumnos que estén en riesgo de caer en situaciones de pasividad en el aula, aislamiento, impuntualidad, reprobación frecuente, marginación social y violencia manifiesta hacia sus iguales.
Todo lo anterior constituye una sobrecarga de trabajo hacia el docente, ocasionándole no sólo cansancio físico, sino emocional e intelectual.

A lo anterior, habrá que agregarle la falta de capacitación y actualización, instalaciones deficientes, carencia de recursos didácticos, inconformidad con los cacicazgos sindicales, falta de reconocimiento social, salarios inadecuados, falta de apoyo de los padres de familia, etcétera.

Cuando el gobierno exige el cumplimiento fiel del artículo 25 de la Ley General de Educación, el cual cita las tres características de una buena educación: Calidad, Equidad y Pertinencia, olvida olímpicamente la obligación que le corresponde para proporcionar los accesos adecuados por donde habrá de transitar el ejercicio profesional de los maestros.

TERCERO.- Los docentes tienen que despertar conciencia social. Tienen que luchar al lado de los oprimidos. La pobreza repercute severamente en la educación de las personas de todas las edades. Por eso al maestro se le ve protestando en las calles ante la sordera de una clase gobernante que se regodea en el saqueo de las arcas nacionales para beneficio personal y de unos pocos. Basta citar un ejemplo: La Auditoría Superior de la Federación ha declarado que durante el sexenio del señor Fox, se tuvieron ingresos adicionales por más de 700 mil millones de pesos pero que no se sabe en dónde se aplicaron. Usted como yo sí sabemos a dónde fueron a parar

Por eso, la consigna de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación que dice: ¡SOMOS DIGNIDAD QUE LUCHA Y TRABAJA POR LA LIBERACIÓN NACIONAL! cobra mayor fuerza y debemos manifestar nuestro apoyo a sus luchas, de lo contrario quedaríamos condenados a vivir arrepentidos por nuestra cobardía. Una cobardía incondicional. Una pasividad quejumbrosa.

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