miércoles, 18 de noviembre de 2009

Los truhanes de la política


Hacinados en los aguantaderos de la patria, nos tienen sofocados nuestros legisladores chambones. Caminando por su “veredita alegre”, se dieron el placer de subyugarnos con más impuestos y menos beneficios, dejándonos rencores acumulados y venganzas pendientes.
El Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional han decidido conformar una tiranía compartida. Juntos disparan los niveles de la pobreza y la desigualdad. Juntos han agredido la gobernabilidad democrática. Juntos han abusado de la institucionalidad pública para servir a sus intereses. Juntos se protegen en sus rapacerías obsequiándose impunidad. Juntos agreden a los luchadores sociales y juntos despliegan la fuerza de los medios masivos de comunicación para bloquear conciencias. Ambos partidos, el PRI y el PAN, han cancelado la justicia laboral y se conceden auto-complacencias para regodearse en justificaciones que, por tontas, resultan vanas.
Después de asumirse como auténticos atracadores de la hacienda pública y azotarse con el engaño de paralizar el tiempo con la figura ridícula del “reloj legislativo”, salen a lavarse la cara con el lodo de las excusas planas, edificadas en la ignorancia de sus huecos.
¿Dónde quedó la alternancia deseada? ¿Dónde la esperanza anhelada? Ahora quedamos trabados entre un margen de locura y otro de cursilería. Los políticos se enredan en sus mentiras y se sofocan en la degradación de su estilo cabrío. Vamos perdiendo el futuro al dejarnos instalados en la tiranía de la corrupción.
Transparencia Internacional difundió el martes 17 de noviembre en su página de internet el Índice de Percepción de la Corrupción 2009. México ha quedado en posición deplorable, pues en una escala de 0 a 10, donde la calificación alta significa menor corrupción y la calificación baja mayor corrupción, obtuvimos la evaluación de 3.3. Esto “refleja el hecho de que las instituciones débiles, las prácticas de gobernabilidad deficientes y la excesiva injerencia de los intereses privados continúan frustrando las iniciativas tendientes a promover un desarrollo equitativo y sostenible”, así lo dice el informe citado.
Los sobornos, las extorciones, el tráfico de influencias, el compadrazgo, el cuatismo, la prevaricación, los fraudes, el peculado, el nepotismo y la impunidad, son algunas de las muchas prácticas que nos carcomen y cancelan nuestros promisorios horizontes.
Por ruboroso que nos resulte, debemos reconocer que la corrupción es estimulada desde el seno mismo del gobierno, ya que al imponer procesos burocráticos engorrosos y lerdos, propicia el binomio corruptor-corrompido para superar los escollos de una tramitología viciada.
Y en tal ambiente de vergüenza, los diputados aprobaron, entre engañifas y pugnas, el presupuesto de egresos federal que será aplicado el año venidero, por un monto total de tres billones 176 mil 332 millones de pesos. Con la fuerza del número el PRI ejerció el dominio para proteger los intereses electoreros de sus gobernadores. Les concedieron abundantes recursos para aplicarlos a modo, a fin de incidir en las intenciones del sufragio.
Bucaneros de la hacienda pública sería la expresión adjetivadora para los legisladores de la bancada del PRI. Miserables obsecuentes, el calificativo apropiado para los del PAN. Juntos no ven ni escuchan, pero… ¡cómo fastidian!
El diario El Universal en su edición del día de hoy, publica un diagnóstico de los mexicanos en los términos siguientes: “Los mexicanos padecen un cuadro agudo de desencanto, enojo, apatía, desconfianza y desesperanza”.
¿Qué hacer? En el contexto de las discrepancias, nos queda, por lo pronto, la libertad de la crítica.
Termino con dos viejos versos populares que sintetizan el resultado de las prácticas políticas de nuestro país: Pobre del pobre que al cielo no va / lo chingan aquí y lo chingan allá.

18 de noviembre de 2009

jueves, 12 de noviembre de 2009

Diálogo en Los Pinos



- Señor, son como ochocientos...
- ¡Hip!, un fracaso su desfile
y así quieren que aniquile
un decreto que contentos
tiene a socieos; ¡esperpentos!
no cabe duda, son vagos
queriendo causar estragos
a mi gobierno exitoso;
avisa a Joaquín de este oso.
- Señor, yo me refería a sus tragos...

(Décima enviada por Benjamín Cortés Valadez)

miércoles, 11 de noviembre de 2009

APOYO AL SME


Décima enviada por Benjamín Cortés Valadez

Esta es la sana respuesta
a Lozano y sus maneras:
del SME ve calaveras
y ya anticipa la fiesta
con locura manifiesta
sumándose a los disparos
que en Calderón no son raros
y esto es copiarles el paso:
respuesta a su sabadazo
son los miércoles de paros.

La resistencia social como referente de la democracia


“El pacifismo es objetivamente profascista”. George Orwell

Cuando sea leída esta colaboración semanal, estaremos testimoniando una rebatinga más entre los legisladores federales por la disputa del presupuesto de egresos 2010. Poco más de tres millones de millones de pesos tendrán que distribuir entre el gasto corriente y diversos programas de gobierno, destacando los relativos a la salud, la educación y minucias electoreras.
Espectadores simples de esta comedia de enredos es el carácter único que nos han dejado nuestros atolondrados diputados y senadores, quienes sólo piensan en su porvenir político. Más que levantar la voz para la defensoría de sus representados, prefieren reptar como bestias encaramadas en la cima de sus personales ganancias aún a costa de su dignidad y honra.
La sociedad ha quedado sitiada por diversos grupos de poder; y quienes fueron electos para ejercer la facultad decisoria de la ciudadanía, sólo cumplen con obediencia ciega lo que sus coordinadores parlamentarios les imponen, previos arreglos con los poderes fácticos. De este modo son empujados a la aprobación acrítica y castrante, ajenos a su condición humana para quedar reducidos a marionetas manipulables.
Se les pudiera llamar legisladores “cucharitas” porque ni pichan ni cortan. Ahí se encuentran en la mesa de los repartos sólo para cucharear en su beneficio.
Los cabilderos del gobierno y de la iniciativa privada, tienen capacidad para extorsionar a quienes asumen determinaciones. Muchos y variados son los recursos de que se valen para obligarlos a modificar sus criterios y el sentido de sus pareceres.
Últimamente, por ejemplo, se ha comentado en voz alta el vuelco que han dado los diputados estatales en el asunto de la desincorporación de las 444 hectáreas de la isla La Palma, para beneficiar al Corporativo Kansas City. De la rigidez van transitando hacia la blandura.
Uno ejemplo más. Los diputados federales del Partido Revolucionario Institucional, se desgañitaron en su oposición a las nuevas tasas tributarias que les envió la Secretaría de Hacienda. Pero sólo fue cuestión de horas para variar su resistencia y convertirse en colaborativos del dogal impuesto al pueblo.
¿Qué ocurre tras las bambalinas del teatro legislativo? ¿Cuáles son los ofrecimientos, las dádivas, los obsequios o amenazas que se ventilan en secrecía? Cuando no hay transparencia ni razones convincentes que nos expliquen su carácter voluble, la imaginación se desdobla y elabora un solo supuesto: Corrupción
Y para la corrupción, los políticos tienen un refrán muy baquetón que dice: Me viste, te reíste. No me viste, te jodiste
Por cuanto a los partidos políticos, éstos sólo insinúan preocuparse por el bienestar de la comunidad. El espíritu de Maquiavelo domina la sesera de sus militantes y aplican los principios sugerentes para alcanzar –primero- y sostenerse –después- en el poder. Por eso asevero, sin temor a equivocarme, que los partidos políticos se han convertido en auténticos “mocos de pavo” por su inutilidad.
La resistencia es el recurso último que como sociedad nos queda. Una resistencia que obligue a la búsqueda de alternativas que nos abran superiores posibilidades. Aunque no debemos omitir que el Estado, como dueño absoluto de la violencia legal, la aplica con eficiencia inoculando el terror y criminalizando la disidencia.
Así lo denotan los acontecimientos últimos, una intención mal simulada para someter, forzosa y sibilinamente, cualquier acto de rebeldía que trastoque los intereses de las élites del poder. Y al pretender imponernos la doctrina de la obediencia debida, atentan contra el principio sustantivo de toda democracia: la integridad en el ejercicio de la libre manifestación de las ideas.
Sin embargo, contra todos los riesgos que pudiera implicar, tenemos que organizar la resistencia social como único antídoto contra la política del miedo. Acaso –y a imitación de Orfeo- ¿no seremos capaces de domesticar a la fiera con los conciertos de las protestas? Tal sería nuestro referente democrático.

sábado, 31 de octubre de 2009

La sonrisa de los cínicos


¡Qué partida de madre le están dando a la gente!
Ricardo Monreal. Senador.

La fotografía es patética. Exhibe en su desnudez el cinismo de los senadores del Partido Acción Nacional, sosteniendo el brazo en alto para votar los nuevos impuestos que nos pondrá de rodillas ante los absolutistas del poder: La oligarquía nacional.
Su domesticación la acompañan con una sonrisa socarrona. Ahí, en primer plano, Gustavo Madero, Santiago Creel y el michoacano José González Morfín naufragando en su pobreza moral. Los senadores del Partido Revolucionario Institucional están ausentes. Con su alejamiento pretendieron lavarse la cara enlodándola con la cobardía de la huída. Sin embargo, también tendrán que enfrentar las consecuencias.
Se ha instalado la doctrina de los cínicos en la política. Una doctrina que pretende soslayar el juicio de los gobernados. Una doctrina que denota la incapacidad intelectual propia de los improvisados, ayunos del conocimiento mínimo de las ciencias humanistas y sociales.
¿Qué diferencias podemos establecer entre una dictadura corrupta y una legislatura de decadentes? Si existen, acaso, tales diferencias, serían éstas demasiado sutiles, pues ambas son tiránicas.
Las instituciones han sido corrompidas por estos especímenes de la escala zoológica invertida. Las instituciones han sido viciadas por unos primates que colgándose lúdicamente de las lianas ideológicas, modifican criterios para plegarse a los dictados de un tlatoani perdido en sus divagaciones etílicas.
El PRI quedó expuesto en el talante de su huida. Ni siquiera fue capaz de respetarse como oposición al preferir transitar por el sendero de la cobardía. Se negó a dar la cara. Y con desfachatez Murillo Karam declaró mondo y lirondo que habían actuado “de una forma absolutamente responsable y absolutamente congruente”.
¿Congruente? La única congruencia de la que pueden presumir es la de responder al sonido del cencerro. Todos arrebañados en una plasta informe para pastar al lado de los panistas.
Los legisladores se reconocen en su inanidad e intrascendencia. Seres que en su cotidiano actuar cameral se reflejan fielmente en su apatía, en su protagonismo amoral pues no se conmueven al hecho de estar asesinando a toda una nación que se debate en la jodienda.
Constituimos un pueblo depauperado y humillado. Debemos reconocernos como deudores de nuestra propia dignidad, al no ser capaces de ponernos de pie para ver a la cara de este ogro que se presume filantrópico. Y ante tal incapacidad se plantearía una interrogante: ¿Cuál es nuestra verdadera condición humana?
Estamos categorizados por el acto de pensar. Somos seres pensantes y como tales, capaces de establecer nuestra rebeldía, de definir nuestra dignidad. Por eso tendemos a romper ídolos, a superar esquemas establecidos, a rebelarnos contra imposiciones. Si nos negamos a ello, ¿dónde queda nuestra condición humana?
Quienes nos gobiernan nos niegan el humanismo al faltar a nuestra dignidad. Cuando en sus afanes retóricos esgrimen argumentos difusos, nos niegan como personas pensantes y somos tratados como objetos. Nos manipulan. Nos marginan. Nos suponen personajes en inercia. Y nos niegan el ejercicio de nuestra libertad.
El liderazgo masturbatorio del dinámico dúo PRI-PAN nos cancela los caminos de la democracia. Y se yerguen como tiranos al pretender disciplinarnos como sociedad. Pero lentamente, silenciosamente, iremos avanzando en nuestro propio discurso de la razón.
Durante la Comuna de París en 1871, apareció un graffiti de Roul Rigault que decía: “No intentamos actuar dentro de la legalidad; lo que queremos es hacer la revolución”. Y hacia allá nos empujan.

martes, 20 de octubre de 2009

LOS TARTUFOS ILUSTRADOS


“No se trata de saber por saber, sino de saber para entender el mundo y entendernos a nosotros mismos”

El acto de la hipocresía no se concreta únicamente en los movimientos y los gestos recursivos de la comunicación. También debemos identificar a los hipócritas en sus expresiones verbales con el conjunto de recursos contextuales de que se valen para tratar de manipular a los auditorios.
En el siglo XVII, Moliere escribió una de sus comedias clásicas bajo el título de Tartufo, en la que denuncia los vicios políticos de su tiempo. El personaje central, llamado Tartufo, se caracteriza por ser un hipócrita que concreta sus pillerías con la aplicación de frases y palabras que no son congruentes con la acción que está desarrollando o pretende desarrollar.
Pues bien, en nuestra clase política abundan los hipócritas o tartufos, quienes dejan al descubierto su personalidad impostora cuando de asuntos sociales, económicos, políticos o culturales se trata.
Hablaré en esta ocasión sobre los usos diferentes que los políticos suelen hacer del lenguaje, pues así como lo hay para las ciencias, lo administrativo, lo jurídico, etc., lo hay para la política denominado lenguaje de la politicidad. De éste se valen gobernantes, congresistas, ministros, y hasta los más modestos activistas de grupos o partidos, y cuyo interlocutor es la sociedad.
El elemento básico para determinar el tipo de lenguaje es el léxico o vocabulario. Lo que en las ciencias implica exactitud y precisión en el mensaje, en el político es ambigüedad, lo que abre un abanico de interpretaciones que les permitirán evadir cualquier compromiso que pudiera representarles un costo a sus aspiraciones.
Por ejemplo, cuando Felipe Calderón nos habla de un impuesto contra la pobreza aplicando la misma tasa impositiva al aristócrata que a los jodidos, procura poner énfasis en la frase contra la pobreza, dejándonos en la dificultad de reconocer la realidad que encubren dichos términos.
Y no le basta con decirlo. Para mayor impacto, aparece en la televisión con una serie de factores comunicativos: la bandera nacional, la tribuna del poder, un auditorio ad hoc predispuesto para el aplauso fácil, etc.
Lo mismo ocurre cuando se adjetivó como el presidente del empleo pero que, en los hechos, ha demostrado ser su antítesis al generar el mayor desempleo de las últimas décadas. Ejemplo evidente lo constituye el exterminio de la compañía Luz y Fuerza del Centro, dejando sin su fuente de trabajo a 44 mil trabajadores.
O cuando aseveró que a Michoacán le iría bien, pero muy bien, en el supuesto de llegar a la presidencia. Nunca fue claro lo que entendía como bienestar para su estado, pues en su temperamento autoritario y beligerante, esta condición estribaba en la aplicación de la violencia para combatir la violencia. Y siendo así, para el señor Calderón a Michoacán le ha ido muy bien. Su mejor prueba son los funcionarios presos y el asalto al palacio de gobierno.
El argumento es otro de los recursos inherentes al lenguaje de la politicidad, pues en él hay más intención manipuladora que de convencimiento. Es en el argumento donde se acentúa la diferencia entre lenguaje político y realidad política; entre lenguaje político e ideología política.
Lo práctico sustituye a las ideas. Por eso el PRI y el PAN son dos partidos que prefieren sacrificar lo sustantivo de sus idearios en aras del pragmatismo, aún y cuando éste perjudique al pueblo del que dicen ser sus representantes.
Con la emblemática frase “Todo por servir a la patria”, asumen decisiones dolorosas pero necesarias. Tal es el simplismo de su tesis. Así construyen un broquel defensivo ante las objeciones sociales; pero en el fondo, al cobijo de un frenesí “patriotero”, construyen sus propios caminos para conservar el poder y alimentar su complejo mesiánico.
Juntos prevén y encauzan la discusión. Juntos se solapan en sus ámbitos de corrupción. Y rehacen sus mensajes adecuándolos a las reacciones de la sociedad agredida. Por eso el PAN apoyó al PRI en el fraude electoral de 1988. Por eso el PRI apoyó al PAN en el fraude electoral de 2006. Tal para cual. Moscas, al fin, que alzan el vuelo llevando el fermento de la podredumbre.
Razonamientos confusos propios a contextos específicos. Protagonistas inter-actuantes para alcanzar en mayoría la imposición de programas fiscales que sangran más a quienes menos tienen.
Pudiera seguir elaborando toda una tipología de la argumentación política, pero por ahora será suficiente citar una “perla” declarativa del político Luis Pazos, presidente de la Condusef, quien argumentando sobre las causas de la pobreza, se atrevió a decir: En México, “no sabemos si los pobres no ahorran porque son pobres, o son pobres porque no ahorran”

miércoles, 14 de octubre de 2009

FeCal: un presidente sin ética


“Desde que entró por la puerta de atrás, este gobierno ha mostrado ser fraudulento, mentiroso y golpista”.- Porfirio Muñoz Ledo. Dip. Fed.

La noticia que ha ocupado los espacios de todos los medios, generando a la vez comentarios y discusiones de amplia diversidad, es el exterminio de la empresa paraestatal Luz y Fuerza del Centro mediante un decreto expedido por el ejecutivo federal.
Hay quienes aplauden la acción adjetivándola de valiente. También se vierten críticas severas a la misma, calificándola de absurda y abusiva. Todo en el ámbito de la pluralidad que –como sujetos pensantes- construimos a partir de criterios y reflexiones.
Compartiré con ustedes mis juicios elaborados ante tal acontecimiento, respetando, obviamente, los disensos que estos provoquen.
Tomar decisiones implica la aplicación de tres sentidos: el de la oportunidad, el de la proporción, y el del equilibrio. El primero se refiere a la elección de los momentos y condiciones más favorables que garanticen el éxito en los resultados de lo que se haya decidido. La proporción alude tanto a los procedimientos que se utilizarán como a la valoración de las dificultades que habrán de sortearse. El equilibrio remite a la consideración de las fortalezas y las debilidades que pudieran incidir en la decisión tomada.
Quienes se precien de ser políticos, dirigentes o líderes, deberán tener estos sentidos altamente desarrollados, puesto que cualquier equívoco cometido entraña arrastrar grupos, pueblos o naciones que guían, a dolorosos fracasos.
El país camina por el filo de la navaja. Por todos lados el brote de la inconformidad social es evidente. La pobreza, el endeudamiento, el encarecimiento de los servicios y la desesperación ante la falta de empleos, constituyen un coctel explosivo que nos puede llevar a un estallido social de funestas consecuencias. Por eso cabe preguntarnos: ¿Fue oportuna la decisión de exterminar a la paraestatal eléctrica, hundiendo en la incertidumbre a 44 mil trabajadores activos que de pronto se ubican en el conglomerado de millones de desempleados? ¿Qué tan oportunos son los señalamientos oficiales sobre las prebendas que tienen los trabajadores del SME, cuando se han filtrado las canonjías que se adjudican los legisladores, magistrados, secretarios de estado y demás jerarquía de los poderes?
¿La coyuntura da pie para que se pretenda convencer al país de que no se privatizarán los servicios de la paraestatal, cuando se ha denunciado el otorgamiento que el gobierno hizo desde 1999 a favor de la empresa española WL Comunicaciones S.A. de C.V sobre la concesión para explotar la red de mil 100 kilómetros de fibra óptica por un plazo de 30 años y que no se ha ejercido por la oposición de los trabajadores?
¿Por qué denunciar la “quiebra” económica de la paraestatal, cuando existe un adeudo de 7 mil millones de pesos por usuarios morosos y el nulo pago de dependencias federales , industriales consentidos y empresas privadas?
Por lo expuesto, considero que no se valoró lo suficiente la pertinencia de la decisión que nos ocupa, pues los riesgos superan cualquier condición propicia que garantice la estabilidad social.
Por cuanto a los procedimientos que se utilizaron para dar el “manotazo” al Sindicato Mexicano de Electricistas, destacan tres estrategias: engañar, sorprender e intimidar. El engaño fue el distractor de la negativa de toma de nota de la dirigencia electa del sindicato. La sorpresa, la acometida inesperada a las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro. La intimidación, el envío de correos postales dando un ultimátum a los trabajadores para aceptar su liquidación voluntaria, induciéndolos al no ejercicio de su derecho de amparo.
“Los trabajadores están acostumbrados a exhibir músculo para obtener lo que se proponen”. Así se refería el Secretario del Trabajo, Javier Lozano, a la lucha del SME por el reconocimiento de su dirigente Martín Esparza, en tanto que hipócritamente armaba su propia musculatura con las fuerzas federales.
Una estrategia marginal dirigida a la ciudadanía, se aplica a través de los medios de comunicación masiva en los que se sataniza la resistencia y movilización, responsabilizando inclusive a los trabajadores en resistencia de posibles actos de sabotaje al servicio de energía eléctrica.
Tales estrategias han provocado estados de rebeldía y la unión de la clase trabajadora. La reacción en cadena puede llevarnos a una eclosión represiva de consecuencias funestas.
El equilibrio está ausente. Son más los factores desfavorables que habrán de contravenir al “decretazo”. Jesús Reyes Heroles solía decir que en política la forma es fondo. El procedimiento aplicado por Felipe Calderón denota –en su forma- un autoritarismo trasnochado. Un arrebato torpe que le resta más aún su legitimidad cuestionada. Agreguémosle a ello, la enérgica crítica que hace la ONU al gobierno mexicano por carecer de una política integral a favor de los derechos humanos; el crimen organizado galopando en caballo de hacienda; y el binomio impunidad-corrupción actuante, sin traba legal alguna que lo contenga.
Para nuestra pena, ha fallado el político. Ahora son tiempos de gritos y onomatopeyas de repulsa y protesta. Formulemos votos por un mañana sin los bamboleos de una guerra sucia ni recolección de cadáveres.