miércoles, 6 de octubre de 2010

Carta abierta


Carta abierta a los Padres de Familia de la Escuela Primaria Mariano Michelena:

Hace meses escribí un artículo que titulé “Pedagogía del escarmiento”. Lo inicié con una cita de Carlos Fuentes, misma que considero pertinente recurrir a ella para el propósito que me he fijado. La cita referida dice: “… si no escribo esta palabra, no la escribirá nadie. Si no digo esta palabra, el mundo se hundirá en el silencio (o en el rumor o la furia). Y una palabra no escrita o no dicha nos condena a morir mudos e infelices. Sólo lo dicho es dichoso y sólo lo no dicho es desdichado”. Termino la cita.

Nadie aspira a morir con el fardo de una infelicidad producida por el silencio. Todos aspiramos a dejar constancia de nuestro proceso vivencial; y para el efecto, empleamos la palabra escrita. Ustedes, padres de familia, así lo hacen con mantas y cartulinas colocadas en el frente de la escuela a la que asisten sus hijos. Con ello comunican la razón que les asiste para cerrar las puertas del recinto educativo. Yo, por mi parte, utilizo el tiempo que generosamente se me obsequia en este espacio de opinión, para expresar mi pensamiento en torno al conflicto en que se encuentran inmersos.

Impedir el reingreso de un niño y una niña al servicio educativo en esa institución es la justificación que enarbolan. Los señalan como violentos pues suelen agredir tanto en lo físico como de palabra a sus compañeros. Rudos y ofensivos sería la síntesis conductual de estos dos infantes.

De ser cierta su afirmación, pudiéramos entender su actitud. Sin embargo, asumirse como actores en una relación de fuerza, constituye violencia de mayor gravedad por provenir de personas adultas; y esta sí, en perjuicio de toda una comunidad escolar.

El paradigma fijado por Juan Jacobo Rousseau en su obra “Emilio” o “De la educación”: “El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad quien lo pervierte” debería
figurar en cada pórtico escolar, para recordarles tanto a padres de familia como a los maestros, la grave responsabilidad que tenemos de conducir a los niños a partir de sus impulsos.

La violencia escolar entre los estudiantes, ha venido incrementándose a niveles alarmantes no sólo en el país, sino en todo el mundo. Tan es así que investigadores especializados en problemas de la conducta dedican tiempo y esfuerzo en el estudio no sólo del hecho como tal, sino buscando sus causas para definir medidas preventivas.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos declaró el día 7 de septiembre del presente año que “… el 40% de la población escolar de primaria y secundaria, tanto en instituciones públicas como privadas del país, es víctima de la violencia escolar.”

Es un porcentaje altísimo. Si la escuela primaria Mariano Michelena alberga 600 alumnos aproximadamente, significaría que 240 niños y niñas estarían siendo víctimas potenciales del maltrato psicológico, físico o verbal de parte de sus propios compañeros y que no los denuncian por miedo.

¿Qué es lo que hace que un niño agreda a otro niño? Los especialistas señalan los siguientes desencadenantes: El incremento de las diferencias culturales y sociales que inducen un clima de supervivencia y competitividad. La pérdida de la idea de comunidad y la regresión de los comportamientos cívicos. El tiempo pasivo en que se hunden los niños frente al televisor. Los defectos estructurales del sistema educativo. El no dominio de las habilidades sociales y afectivas. El fracaso escolar, ya que el desinterés y la falta de motivación resultan fuentes de violencia. Y la permisividad excesiva de parte de los padres de familia.

Ante lo expuesto, pregunto: ¿Es cerrando las puertas de las escuelas como se resolverá el problema de la violencia escolar? ¿La Comisión Estatal de Derechos Humanos ha hecho estudios de campo sobre el problema de la violencia escolar? ¿Ha considerado los análisis hechos al respecto por la Comisión Nacional? ¿Las autoridades educativas, maestros y padres de familia se han documentado sobre el problema de la violencia escolar?

La Secretaría de Educación en el Distrito Federal ya editó y distribuyó en sus escuelas el documento “Escuelas aprendiendo a convivir”, donde en 153 páginas describe el proceso de intervención de padres de familia y maestros, a fin de combatir el maltrato e intimidación entre escolares; y aquí, ¿qué han hecho las autoridades de la Secretaría de Educación al respecto? ¿Estarán aplicando la pedagogía del escarmiento?

Tengo la impresión que todos han tomado posiciones equivocadas y lamentablemente los únicos perjudicados son los educandos, privándoles de su derecho a recibir el servicio educativo.

Francisco Goya, considerado “El padre del arte moderno”, tituló una de sus obras pictóricas con la frase “El sueño de la razón produce monstruos”. Comprender cabalmente la frase daría lugar a múltiples interpretaciones. Sin embargo, pienso que es oportuno reflexionarla en torno a lo dicho: ¿La razón que les asiste a todos y cada uno de los actores en este lamentable conflicto, no estará, acaso, produciendo monstruos? En alguien debe caber la sensatez y la prudencia.

lunes, 4 de octubre de 2010

domingo, 26 de septiembre de 2010

Delito de silencio


Ola a ola.
El mar lo sabe todo.
Pero olvida.
Mario Benedetti


En Salobreña, al atardecer, escribí en agosto de 1994 frente al mar:
Delito de silencio.

Tenemos que convertirnos
en la voz
de la gente
silenciada.
En la voz
que denuncia,
que proclama
que el hombre
no está en venta,
que no forma parte
del mercado.

En la voz
que llegue fuerte y alto
a todos los rincones
de la tierra.
Que nadie
que sepa hablar
siga callado.
Que todos los que puedan
se unan
a este grito.

Silencio de los silenciados, de los amordazados. Silencio de la ignorancia.
Terrible silencio. Pero más terrible, hasta ser delito, el silencio culpable de
los silenciosos. De los que pudiendo hablar, callan. De los que sabiendo y
debiendo hablar, no lo hacen.

Debemos la voz. A nuestra propia conciencia, en primer término. Pero,
inmediatamente, tenemos el deber de ser la voz de los sin voz. Les
debemos la voz: “La voz a ti debida”, como en la égloga de Garcilaso,
como en el libro de Salinas. La voz debida, sobre todo, a los que llegan a
un paso de nosotros, a las generaciones venideras.
Sin cesar. Sin cejar. Sin distraernos ni cansarnos. Sin dejarnos conducir
por la (s) pantalla (s), espectadores pasivos. Es un deber hablar. No
hacerlo es, puede ser, grave insolidaridad, trasgresión moral, delito.

“Cuando el hombre cansado / ... para, / traiciona al mundo, porque ceja / en
el deber supremo, que es seguir” /.

Volver a intentarlo. Volver sin detenerse, sin pausa, porque - sigue
escribiendo Salinas - “Nos llenará la vida / ese puro volar sin hora
quieta“...

Voz vigía. Voz que alerte y corrija. Voz que oriente. “La voz debe
anteceder al hecho, / prevenirlo. / Después, no sirve para nada. / Es sólo
aire estremecido” (verso sobre Camboya, 8 de abril de 1979).

La anticipación, la gran victoria. El siglo XXI ha de ser el siglo del pueblo,
de la palabra, de la gente. No más la fuerza, la imposición de los pocos
sobre los muchos. No más la espada ni la mano alzada. Manos tendidas,
manos unidas. Y la voz. A contraviento. Valientemente. Como Quevedo:
“No he de callar por más que con el dedo ... / silencio avise o amenace
miedo”.

La voz debida, comprometida. Voz que libera a medida que se pronuncia.
Voz que puede ser asidero, cura. En 1995, escribí en París: ... “La voz / a
veces /no fue voz / por miedo. / La voz / que pudo ser remedio / y no fue
nada”.

José Ángel Valente, en su poema “Sobre el tiempo presente”, nos advierte:

“Escribo desde un naufragio.
Escribo sobre el tiempo presente.
Escribo... sobre lo que hemos destruido
sobre todo en nosotros.

Escribo desde la noche,
desde la infinita progresión de la sombra,
... desde el clamor del hombre y del trasmundo,
desde el genocidio,
desde los niños infinitamente muertos...
pero escribo también desde la vida ...
desde su grito poderoso.

Como Garcilaso “que tanto callar ya no podía”, alcemos nuestra voz. Voz
debida, voz de vida. Delito de silencio. “... Y que se oiga la voz de todos, /
solemnemente y clara”. Es el mensaje de Miquel Martí i Pol. ¡De todos!.
Clamor popular, para que un día no vuelvan hacia atrás su mirada nuestros
descendientes y piensen: “Podían y no se atrevieron. Esperábamos su voz,
y no llegó”.

El mar puede guardar silencio.
Nosotros, no.

Federico Mayor
Julio, 2004

miércoles, 22 de septiembre de 2010

...Y el espanto enmudeció sus sueños

Francisco Rivas Linares


“Lo que más miedo me da no son los fantasmas
ni las criaturas malvadas. Me asusta la clase
política, la corrupción… los grandes
corporativos… las leyes no escritas”.
Guillermo Del Toro. Director de cine.



El rostro con un rictus de espanto, los ojos fuera de sus órbitas en expresión de miedo, un susto a flor de piel y la suspensión del habla, tal fue la imagen que proyectó Felipe Calderón el trece de septiembre, en el momento de pasar lista de presentes a los Cadetes Héroes de Chapultepec y las salvas de la artillería, simultáneamente, iniciaron sus estruendos.

La sorpresa fue mayúscula y su nerviosismo evidente. ¿Qué pensaría? ¿Su frecuencia cardiaca a cuánto se habrá disparado? ¿Cómo sentiría el relajamiento de sus piernas al elevarse su adrenalina? ¿Supondría que la muerte habría burlado el séquito de su seguridad personal, filtrándose hasta las entrañas mismas del poder ahí reunido?

Dicen que el mejor aliado de los violentos es el miedo porque éste se sustenta en la ignorancia; y la ignorancia, como lo afirmara Simón Bolívar, es el instrumento ciego de la destrucción.

Los síntomas descritos en el rostro de Felipe Calderón, denotaron su perplejidad ante el atentado posible que lo convirtiera en una estadística más de los “daños colaterales”.

El sentirse vulnerable derrumbó su temple. Ese temple que suele exhibir cuando está en sus mensajes mediáticos, como lector de karaoke, justificando el asesinato de los inocentes de su personal guerra.

De manera que el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, quien llegó a identificarse con las balandronadas copleras de “El Hijo Desobediente”… flaqueo.

Y así llegó a Los Pinos la expresión contra-analógica “El miedo no anda en burro”. Ese miedo gestado en la ineptitud para el manejo del conflicto que representa en sí la inseguridad, y que se ha traducido ya en más de veintiocho mil muertos.

Toda proporción guardada, en 1914 Ricardo Flores Magón pronunció un discurso censurando la intervención norteamericana. Principió su arenga citando los ingredientes de la burguesía, los cuales son HIPOCRECÍA, AMBICIÓN IRREFRENABLE Y MIEDO.

Tales cualidades aún conservan los burgueses del capital económico y del capital político: Son hipócritas, tienen una ambición desmedida y mantienen un miedo cerval, ese miedo atroz, tormentoso, que les hace mantenerse en alerta ante un peligro real o imaginario.

¿Acaso se detendrá el señor Calderón a reflexionar sobre el sufrimiento que padecen los huérfanos, los deshijados, las viudas y demás familiares que han perdido al ser querido y que de paso se les califica de sicarios y/o involucrados con la delincuencia?

Lo dudo. Ya hemos comprobado que nuestros políticos padecen de una terquedad de entendimiento.

lunes, 23 de agosto de 2010

Los secretarios "chatarra"





Francisco RIVAS LINARES

"Los niños están presionados por una industria publicitaria que se ceba sobre ellos, ante la mirada cómplice de las autoridades. Ellos están en una edad muy moldeable, que no saben que los refrescos les pueden ocasionar serios problemas a futuro y ¿qué va a pasar?, aunque los papás no les den dinero o les manden lonches nutritivos, como pretende la Secretaría, los niños van a seguir consumiendo estos productos porque van a seguir teniéndolos a la mano".Alejandro Calvillo, presidente de la organización El Poder del Consumidor.


El Instituto Nacional de Salud Pública es un organismo académico que tiene como fin primordial realizar investigaciones sobre problemas que repercuten en la salud de la población. Sus aportaciones al respecto, están dirigidas a prevenir y controlar enfermedades clasificadas como relevantes.

Consultando el Boletín de Práctica Médica Efectiva, el cual es editado por el Instituto de referencia, define la obesidad como “… una enfermedad crónica, compleja y multifactorial que se puede prevenir. Es un proceso que suele iniciarse en la infancia y la adolescencia, que se establece por un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético.”

Dos ideas eje destacan en el texto: Reconocer el problema de la obesidad como crónico y complejo; y la segunda, precisando que es en la infancia y adolescencia donde se inicia dicha enfermedad.

En el mismo boletín se aborda en términos de porcentaje la obesidad, clasificándola como una epidemia ya presente en nuestro país. Literalmente asevera: “Estudios recientes demuestran que la incidencia y prevalencia de la obesidad ha aumentado de manera progresiva durante los últimos seis decenios y de modo alarmante en los últimos 20 años, hasta alcanzar cifras de 10 a 20% en la infancia, 30 a 40% en la adolescencia y hasta 60 a 70% en los adultos.”

Ante estos alarmantes datos, en enero del presente año el gobierno federal puso en marcha el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, Estrategia contra el Sobrepeso y la Obesidad”, fijándose como propósito revertir la tendencia al sobrepeso, cuyas consecuencias se manifestaban en la propensión a enfermedades como la hipertensión arterial, enfermedades vasculares, infartos, diabetes y cáncer de mama, esófago y riñón.

En la firma del acuerdo mencionado, Felipe Calderón instruyó al Secretario de Educación Pública a utilizar todos los instrumentos legales a su alcance para impulsar UNA MEJOR NUTRICIÓN EN LOS CENTROS ESCOLARES DEL PAÍS.

Luego llegaron foros y faramallas de políticos simuladores. Se decían preocupados de que la escuela fuera el principal espacio donde se originaba la epidemia de la obesidad, debido a la venta sin control de la comida chatarra en las cooperativas escolares. Los legisladores, incluso, aprobaron las reformas a los artículos 65 y 66 de la Ley General de Salud que prevé la prohibición de comida chatarra en las escuelas y la obligatoriedad de practicar 30 minutos diarios de ejercicio físico.

Pero el gozo se vino al pozo. Confiar en nuestras autoridades y nuestros políticos ya constituye el colmo de nuestra candidez. Resulta que las empresas refresqueras y botaneras, agrupados en el Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo, desplegaron una fuerte labor de presión y “convencimiento” entre los impulsores de tales medidas para que no fueran aplicadas, logrando su cometido.

La Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad, cuya sede se encuentra en Londres, Inglaterra, denunció ante la comunidad internacional el 4 de marzo del presente año que “… la falta de voluntad política por mejorar la sanidad pública y la complicidad de funcionarios con las empresas de productos chatarra han ocasionado que el problema de la obesidad infantil esté fuera de control en México.”

Ese es el dique que nos frena: “la complicidad de funcionarios con las empresas”. El sistema de poder que prevalece en nuestro país desde los años treinta, se ha fortalecido con el presidencialismo de derecha. La cúpula empresarial y financiera, así como los falsos liderazgos de sujetos sin escrúpulos, quienes bajo el compromiso de mantener controlados a los agremiados e incorporarlos a huestes partidistas a cambio de cuotas de poder y canonjías personales, son parte de esa red interventora que mantiene en cautiverio a la nación.

Alonso Lujambio fue impuesto por Elba Esther Gordillo para que mancornado con su yerno Fernando González, subsecretario de educación básica, pudiera mantenerse como gran cacica del sistema educativo. En consecuencia, no sería equívoca la suposición peticionaria de los interesados industriosos, a fin de que ejerciera influencia hacia el Secretario de Educación para que desistiera en sus propósitos primarios de retirar los productos chatarra de los estantes de las cooperativas.

De los otros dos secretarios, el de economía y el de salud, es obvio el comentario, pues todos son hermanos de la misma madriguera. La corrupción en México no tiene parangón en ningún otro país. Sapo y pedrada corren juntos.

miércoles, 11 de agosto de 2010

La ingenuidad "encantadora"




Francisco Rivas Linares

“Tenemos que producir una educación
significativa a través de la crítica;
para que a partir de ella, transformarla
en emancipadora”



Cuando los mensajes se dirigen a públicos ausentes, a escuchas que se encuentran más allá del ámbito inmediato del hablante, estaríamos ante una exposición retórica. Y la retórica, en una de sus acepciones, no es más que palabrería dicha para engatusar o engañar incautos. Aunque también es un recurso que se emplea lo mismo para obtener simpatía barata como para alcanzar justificaciones utilitarias, faltando –obviamente- a la verdad.

Los políticos, dominados por la inseguridad, recurren frecuentemente a los gazapos ocultos en su verborrea. Para alcanzar la seducción del oído, asumen un estilo modosito; y procurándose un público ingenuo predispuesto al aplauso espontáneo, montan un tinglado para el lucimiento personal.

Para la retahíla de tonterías no hay crédulos que valgan. ¿De dónde sacaría la maestra Graciela Carmina Andrade García Peláez, Secretaria de Educación en nuestro Estado, que sólo se perdieron cinco días laborables durante el año escolar que acaba de concluir, enfatizando tal mentira con la expresión chocante de “récord histórico”? Me respondo: de las alforjas del engaño. Por esta razón, la aseveración de marras no sólo resulta agresiva, sino hasta impertinente.

El uso político del lenguaje hace que éste sea tosco e impreciso, propio para expresar ideas disparatadas. Su empleo denota no sólo falta de claridad en el pensamiento, sino hasta frivolidad y degeneración. Esto sería suficiente para censurar su aplicación en asuntos tan delicados como el educativo.

La educación no es un producto para escaparates. Menos aún para lucimientos personeros. Después de esquilmarle al pueblo sus derechos, la educación es el último recurso liberador que le queda; y por eso debemos evitar que ésta sea contaminada por personas que, sin escrúpulos, aspiran a utilizarla como propaganda estratégica.

Muchas contingencias que motivaron suspensiones padecieron los escolares durante el año escolar 2009-2010: Administrativas, sindicales, académicas, ambientales, y otras tantas surgidas en las ocurrencias espontáneas. Fue notorio el adelanto de la conclusión del año escolar, hasta por tres semanas anticipadas sin mediar explicación alguna. Y no obstante de hacerse la denuncia pública de tal abuso, las autoridades responsables del ramo ningunearon a los padres de familia.

Se asegura que “…la educación en Michoacán tiene rumbo” sólo porque de los 69 indicadores que mide la federación hubo una mejora en 23, aunque empeoramos en 13 y nos mantuvimos igual de malos en 33. ¿Dónde está el equilibrio que nos ofrezca la ocasión para el gusto? ¿Conoce usted los referentes de tales indicadores que le permitan ejercitar la reflexión comparativa? Usted, padre de familia, ¿tiene nociones sobre el rumbo que sigue la educación de sus hijos?

¡Y sin embargo se asevera que nos encontramos ante un “record histórico”!

En el informe de la secretaria se citaron abundantes cifras para los bostezos. Certificados, boletas, inscripciones, maestros, alumnos, escuelas, uniformes, zapatos, útiles escolares, becas… todo por miles y cientos de miles. Nula calidad de los servicios. Mucha cantidad para el halago, para la fiesta y el

triunfalismo anodino. Y como suele suceder, se cierra el jolgorio con la expresión trillada: Hemos avanzado, pero falta mucho por hacer.

Este es el léxico de los políticos. Esta es la semántica del lenguaje electorero. Viejo estilo que si no se ha caído, es gracias a la fortaleza de las columnas de la corrupción. No cabe duda que en la política se arraiga profundamente el sentido del ridículo.