Francisco RIVAS LINARES
Es doloroso ver a madres
angustiadas por la desaparición de sus hijos-hijas, en una huelga de hambre y
en plantón indefinido fuera de las instituciones obligadas a impartir justicia;
instituciones que deberían instrumentar estrategias prontas y adecuadas que lleguen a paliar el sufrimiento que
arrastran desde meses, años atrás.
Es doloroso verlas en su gesto de
impotencia, con lágrimas de frustración y coraje por la insensibilidad que
demuestra una burocracia tortuosa e indolente. Es doloroso apreciar la escasa
solidaridad de una nación dolida por la llaga de una guerra estúpida que
arrastró decenas de miles de muertos y desaparecidos.
El diez de mayo anterior, las
madres adheridas a una organización denominada Comité de Michoacanos
Desaparecidos, A.C. salieron a manifestarse de manera pacífica por las calles
de Morelia. Así se unificaron a otras marchas que se efectuaron en otras
entidades de la república. Y me pregunto: ¿Cómo controlan sus emociones estas
abnegadas familias, para salir con su dolor a cuestas a expresarse de manera
pacífica? ¿Cómo controlan sus arrebatos, ellas, conscientes de la desaparición
de sus seres entrañables?
“Nos han arrancado una parte de
nuestro corazón, por eso no hay nada qué festejar” “Ya no festejamos el día de
la madre porque estamos muertas en vida” Expresiones así deben calarnos a
todos. Expresiones así deberían llenarnos de vergüenza y no sólo acompañarles,
sino solidarizarnos.
Human Rights Watch, la
organización mundial que se dedica a investigar, defender y promover los
derechos humanos y cuya sede se encuentra en Nueva York, EE.UU., en su informe
referido a México bajo el título “Los desaparecidos de México: El persistente
costo de una crisis ignorada”, asevera que miembros
de las fuerzas de seguridad de México han participado en numerosos casos de
desaparición forzada y que prácticamente
en ninguno de estos casos las víctimas fueron halladas ni se llevó a los
responsables ante la justicia, lo cual ha exacerbado el sufrimiento de los
familiares de los desaparecidos.
La misma organización reconoce
que “el presidente Peña Nieto ha heredado una de las peores crisis en materia
de desapariciones que se hayan producido en América Latina a lo largo de la
historia; y que a pesar de que su administración ha anunciado medidas
importantes para asistir a las víctimas, todavía debe tomar los pasos
necesarios que los responsables de estos
horribles crímenes sean llevados ante la justicia”.
Por su parte, la Asociación
Civil de Michoacanos Desaparecidos asevera que tiene registrados 159 casos que
tienen esa condición y sin ninguno resuelto, pues no han aparecido con vida ni
tampoco sus cuerpos.
Sí, se expresaron
pacíficamente. Y no contestaron a quienes les llegaron a provocar con insultos
estúpidos, reclamándoles que se pusieran a trabajar y no anduvieran de flojas.
Desde esta tribuna de expresión
libre que nos ofrece Micrófono Abierto, convoco a todos sus participantes para
que al final de su intervención hagan el exhorto a las autoridades para que
actúen pronta y eficazmente. Que nuestro grito sea: Por lo michoacanos
desaparecidos, Vivos se los llevaron, vivos los queremos.
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