jueves, 11 de abril de 2013

Turismo político




Francisco RIVAS LINARES

En la Columna Política del viernes 22 de marzo, abordé el tema relativo a la corrupción que nos domina como sistema en México. Citaba algunas prácticas corruptas que ya han sentado precedente, tales como el tráfico de influencias, el uso privado de los bienes públicos, la malversación, el soborno, en fin.

 

Hay una práctica corrupta enquistada en la clase política del país denominada “Turismo político”  que consiste en viajar a costa del erario público y que en lenguaje paladino se les designa con la expresión tramposa viajes por razones del servicio.

 

Al cobijo refranero de la ocasión la pintan calva, nuestros políticos encuentran cualquier excusa para viajar a todo trapo, ante la perplejidad de la ciudadanía que no encontramos  la cuadratura al círculo, pues en tanto que el gobierno se desgarra en sus quejas de quebranto financiero y una austeridad pretendida, otros, los menos, disponen con abuso cínico de los recursos que aportamos los contribuyentes.

 

El dulce encanto de las alfombras rojas del poder les hace perder piso; y olvidando la pobreza de sus gobernados, se refugian entre presupuestos benévolos que les concede la curul y se asignan recursos a contentillo para construir, a su decir, el nuevo Michoacán; y para hacerlo, hay que viajar a Francia y a Brasil, y al Vaticano y a donde les formulen la invitación. Ellos tan risueños y luego les hacen cosquillas.

 

Ante la ejecución múltiple de la ciudad de Uruapan, el Secretario de Gobierno Jesús Reyna demandó que no se magnificara el acontecimiento; es decir, que no exageráramos el suceso, como si asesinar a siete jóvenes y exhibirlos sentados en sillas de plástico y con el tiro de gracia fuera poca cosa.

 

Ahora el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Alfonso Martínez Alcázar, ha dicho que no se debe satanizar el viaje de los diputados; es decir, que no seamos perversos y aceptemos sumisos esta corruptela tan afianzada en la casta política.

 

De manera que nos movemos en el péndulo de la magnificencia y la satanización. Ocho millones 950 mil pesos que dispondrán los diputados para este 2013, mismos que se gastarán en actividades que sólo ellos determinan sin que nadie pueda controlarlos ni solicitar autorización alguna, no deberán ser motivo de escándalo. Ni del morro que se gasten ni de los resultados de su turismo oficial  están obligados a informarnos. Este es el lenguaje administrativo que no alcanzamos a entender, puesto que si se trata de disponer de fondos públicos, no encontramos razón para que se nos vete la información sobre los reflejos de lo invertido.

 

La madre del cordero, diría Don Miguel de Cervantes Saavedra, el autor de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, está en que son ellos mismos quienes se autorizan viajes, se fijan sus dietas, viáticos y compensaciones, sin mediar regulación alguna, todo en nombre de una viciada autonomía.

 

Se van pues como invitados de piedra al foro sobre el medio ambiente a realizar se Francia, y al Congreso Internacional de la Primera Infancia en Brasil. Y digo que son invitados de piedra, porque sólo irán de mirones pues conocida su medianía, dudo que participen con ideas que les enaltezcan como parlamentarios. Seguirán oscilando entre un margen de cinismo y otro de cursilería.

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