martes, 16 de abril de 2013

Diputados ciegos. Diputados sordos




Francisco RIVAS LINARES

“Ni los veo, ni los oigo” es una expresión que se le atribuye a Carlos Salinas de Gortari, y que fue dicha cuando los periodistas le pidieron opinión sobre las interpelaciones de que fue objeto durante la lectura de su último informe de gobierno en 1994.

 

El desdén fue la única respuesta a los  gritos y reclamos de sus opositores, mas de paso exhibía su miseria moral y enfatizaba su personalidad cínica. Ni los vi ni los oí, así de simple salvaba los momentos más embarazosos que tuvo durante todo su sexenio. Era su estilo personal de gobernar, diría Don Daniel Cossío y Villegas.

 

Y la expresión fue adoptada por muchos políticos. Salinas de Gortari sin saberlo, les dio  la clave para que libraran los reclamos y demandas de la ciudadanía que les pudieran causar escozor. Ahora lo corroboramos con  los diputados de la LXXII legislatura aquí, en Michoacán, pues no obstante los enojos que la ciudadanía manifestó hacia sus viajes a Francia y Brasil, ellos ni los vieron ni los oyeron. Es más, un legislador, de esos de pedigree, los calificó de diabólicos al pedir que no satanizaran su turismo político.

 

La democracia, pues, se detuvo a las puertas del Congreso. El paradigma latino vox populi vox dei, la voz del pueblo es la voz de Dios, atribuida al teólogo y pedagogo Alcuino de York y que solía aplicarse para consolidar las democracias parlamentarias, se la pasaron por el arco del triunfo; y se van, por tanto, alegres, despreocupados y campantes, a satisfacer una  patriotera responsabilidad que –la verdad- raya en la caricatura.

 

Palo dado ni Dios lo quita es el refrán propio de los navajeros de la política, de los enemigos de la concordia, de quienes carecen de sentido común, de quienes no conceden un mínimo respeto hacia lo social.

 

Ahora recuperemos la memoria: En el mes de marzo la Auditoría Superior de Michoacán dio a conocer cómo los diputados de la anterior legislatura se embolsaron 80 millones de pesos que iban destinados para un programa denominado “Gestión para infraestructura social”. En el tema sobre la corrupción que abordé en la Columna Política del viernes 22 del mes citado y publicado en este blog bajo el título “México: La corrupción por sistema”, expuse mi opinión al respecto.

 

El 10 de abril la prensa dio la noticia de que los actuales diputados recibirán dos millones de pesos cada uno para que cumplan con los compromisos hechos durante sus campañas en los municipios de sus distritos electorales; obsequio que les entrega Fausto Vallejo Figueroa para que refuercen su personal posición política y la del partido a que pertenecen.

 

Su inversión, ya lo presumimos, será en obras mínimas y de relumbrón o, en su defecto, se los embolsan, como la anterior legislatura, al fin y al cabo en este Michoacán no pasa nada.

 

Y los plurinominales, tan inútiles y onerosos al erario público, ¿qué compromisos adquirieron con la ciudadanía, si su curul fue un obsequio del partido al que pertenecen? Ellos fueron impuestos por la fuerza y no están comprometidos salvo con quien o quienes los anotaron en la lista.

 

Concluyo con una pregunta: ¿Con estos políticos vergonzantes será posible construir un sistema social solidario?

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