Francisco RIVAS LINARES
Previo a la Reforma Educativa
que hoy despierta tanta controversia, el Sistema Educativo Nacional pasó por
dos periodos: El primero, de 1920 a 1940, conocido como “periodo de
institucionalización”. El segundo, de 1940 a 1980, identificado como “periodo
de crecimiento”.
En el sexenio del presidente
Miguel de la Madrid (1982-1988) la revolución educativa (así denominada) fue
implementada por don Federico Reyes Heroles, entonces Secretario de Educación
Pública, cargo que desempeñó hasta su deceso, ocurrido en 1985. Dicha
revolución consistía en un conjunto de acciones tendientes a transformar no
sólo la estructura educativa, sino incluso los contenidos programáticos y los
métodos aplicables al proceso de la enseñanza.
Con ello, el lic. Reyes Heroles
pretendía alcanzar cuatro metas: 1) La renovación moral de la sociedad, lema
–incluso- de su campaña. 2) La descentralización de la vida nacional. 3) La
profesionalización del magisterio; y 4) la democratización nacional. Para
lograrlo, era necesario “elevar la calidad de la educación en todos sus
niveles.” Aquí ya encontramos el empleo recurrente de la palabra “calidad”.
Con Carlos Salinas de Gortari,
quien tuvo cuatro secretarios de educación ( Bartlet, Zedillo, Fernando Solana
y José Ángel Pescador), se reformó el artículo 3º para hacerlo congruente con
el 130 constitucional que establecía la nueva relación Iglesia-Estado. Además,
se definen 200 días laborables en las escuelas y se hace una reforma en los Planes
y Programas de Primaria y Secundaria. A ello se le denominó “Modernización
Educativa”. El paradigma “calidad educativa” se sigue reforzando.
El 18 de mayo de 1994, Salinas
de Gortari ingreso a nuestro país al “club de países ricos”; es decir, a la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Para ser aceptado, firmó el
compromiso de liberar progresivamente los movimientos de capitales y servicios,
tales como turismo, comercio, pesca, medio ambiente, agricultura y educación.
En este marco, debemos entender la firma del TLC, la privatización masiva de
empresas estatales y la banca, concede personalidad jurídica a las iglesias, la
declaración del fin del reparto agrario y la conversión del régimen de
propiedad ejidal al de propiedad privada.
Aquí también debemos comprender
ese reiterado empeño de hacer partícipe al capital privado en las cuestiones de
energía (petróleo y electricidad)
La OCDE empieza a dictar una
serie de consideraciones que los gobiernos subsecuentes deberán aplicar en todos
esos rubros. El último dictado que dicho organismo le hizo al gobierno de la
república en el aspecto educativo data de 2010, encontrándose en un
documento identificado bajo el título
“Acuerdo de Cooperación México – OCDE para mejorar la calidad de la educación
de las escuelas mexicanas”.
Son 15 recomendaciones las que
se deben cumplir y que cito a continuación: 1) Definir la enseñanza eficaz. 2)
Atraer a los mejores aspirantes. 3) Fortalecer la formación inicial docente. 4)
Mejorar la selección docente. 5) Abrir todas las plazas a concurso. 6) Crear
periodos de inducción y de prueba. 7) Mejorar el desarrollo profesional. 8)
Evaluar para mejorar. 9) Definir la dirección escolar eficaz. 10)
Profesionalizar la formación y la asignación de plazas a los directores. 11)
Fortalecer el liderazgo instruccional en las escuelas. 12) Aumentar la
autonomía escolar. 13) Garantizar el financiamiento para todas las escuelas.
14) Fortalecer la participación social. 15) Crear un Comité de Trabajo para la
Implementación.
Como se puede observar, la
educación en nuestro país se pliega a los dictados de un organismo cuyo
espíritu obedece más a intereses utilitaristas y económicos y no a los sociales
propios a la idiosincrasia nacional.