miércoles, 9 de diciembre de 2009

Entre el escarnio y el autoelogio


Después de festejarse con autoelogios por el tercer aniversario de su arribo al poder presidencial, Felipe Calderón ha sido calificado como el peor de los gobernantes que México ha tenido en los últimos ochenta años.
Sin experiencia en asuntos de la administración pública, pues únicamente se desempeñó por un breve tiempo como director del Banco Nacional de Obras y posteriormente Secretario de Energía, llegó a la silla presidencial cargando un fardo de promesas que sabía de antemano que no cumpliría. Y entre bandazos y palos de ciego, ahí nos lleva arrastrados en su aventura que nos advierte un apocalipsis fincado en la razón de la beligerancia.
Los finales están en los principios. Así dice el sabio paradigma con el que se nos instruye que de la forma como iniciemos un proyecto o designio, así será su conclusión. Y este sexenio presidencial empezó sembrado de dudas sobre su legitimidad, debido al cínico intervencionismo de Vicente Fox y la expresión folklórica del “haiga sido como haiga sido” que se le escapó en un lapsus al señor Calderón. Luego vendría el despertar del pasmo ciudadano por el ingreso atropellado que realizó al recinto legislativo, acunado por numerosas fuerzas guardianas.
No, el síntoma del fraude no se ha superado y la condición de espurio que conlleva no se ha desvanecido. Menos aún cuando los empeños de su gobierno han sido para el beneficio de las mismas familias que tomaron en arrendamiento al país; esos grupos selectos que no sólo se han mostrado como evasores del fisco, sino como disfrutantes únicos de canongías y privilegios excepcionales.
Y la retórica, como “el arte de la palabra fingida”, sentó sus reales en palacio.
Presumió jactancioso que México había entrado a un proceso de creación de empleos sumando 250 mil de ellos, pero con marrullería olvidó citar su contrario, es decir, el aumento del desempleo cuya cifra se eleva a más de un millón 400 mil desempleados, sólo en el presente año.
De la clase trabajadora han surgido voces denunciantes sobre el embate que ha emprendido contra el sindicalismo independiente, mientras condesciende y tolera aquéllos que aún preservan estructuras charriles, sólo por apuntalar su poder blandengue.
El quebranto de la economía popular ha resultado brutal, tanto que más del 50% de la población padece de pobreza.
La guerra que le declaró a la delincuencia organizada, no ha logrado hacer que disminuya ni el tráfico ni consumo de drogas, como tampoco los secuestros y asaltos a la población inerme.
Lejos de combatir los monopolios, como tal fuera uno de sus muchos compromisos, los ha arropado y favorecido con mayores preferencias. Así lo demuestra la exención de pagos que concedió a quienes ganen la licitación de la banda que será utilizada para el triple play, destacando Televisa sobre Telcel, Alestra, Iusasell y Maxcom. La dádiva equivale a un monto de 5 mil 600 millones de pesos.
El sector privado tiene una deuda por créditos fiscales por el orden de 453 mil millones de pesos, cantidad mayor a lo que representa lo que se pretende recaudar con el alza de impuestos y la implantación de nuevas cargas tributarias.
Y hay más, mucho más de qué hablar sobre este contador de cuentos que habita en Los Pinos. Por eso, cada vez que se dirige a la ciudadanía con sus falsarios mensajes, debería comenzar diciendo: Mexicanas y mexicanos: En un lejano país… y al final de su frenesí verbal, concluir diciendo: Y se acabó este cuento con pan y pimiento y todos contentos.

No hay comentarios: