sábado, 13 de septiembre de 2008
Democracia participativa, Responsabilidad de los servidores públicos, Servicio civil de carrera y Fortalecimiento municipal, son asuntos que el gobierno ha decidido diferir a la Cámara de Diputados para que legislen al respecto.
Destaca que no se haya hecho lo propio en lo relativo a la Revocación de mandato, ese procedimiento propio de la soberanía del pueblo que le permite quitar al funcionario electo que no responde eficazmente a sus demandas y que correspondería a la democracia directa.
La revocación de mandato fue un compromiso contraído por el actual gobernador durante sus tiempos de campaña. Pero tal vez haya sido una puntada que se sacó de la manga para alucinarnos. Sí, eran “tiempos de campaña”, tiempos en que los compromisos quedan reducidos a promesas, tiempos en que los políticos cultivan engaños y mentiras.
La demanda de la evaluación popular sobre los actos de gobierno se va consolidando cada vez con mayor solidez. Y no sólo se debe circunscribir a tal rubro, sino que debería ampliarse en todo lo referente a funciones de carácter público.
Ninguno de los políticos electos debe mantenerse apoltronado en la seguridad autoritaria del “ya llegué, ya me quedé”. Hacerlo rompería el pacto social que concede el equilibrio dinámico de la gobernabilidad.
Y ahí tenemos al huésped de Los Pinos, quien está haciendo cera y pabilo de nuestra economía, multiplicando pobres y sembrando vientos. Un aprendiz de brujo que ya se le alborotó el avispero y va dando palos de ciego a raja tabla.
Él mismo ha provocado la violencia atmosférica en el territorio nacional, encadenándonos a todos al miedo por la locura homicida de la delincuencia organizada. Carece de tablas para moverse en este escenario corrupto que no tiene parangón. Una corrupción oficial que se confunde en la lógica privatizadora bajo el impulso de los intereses.
Los modelos que ha decidido adoptar son propios de países altamente desarrollados. Quiere vendernos el gas, las gasolinas, el diesel y la electricidad a precios internacionales. Sin embargo los salarios y su poder adquisitivo no se encuentran en el mismo nivel de sus fuentes inspiradoras, pues mantienen un raquitismo que ya provoca la desnutrición en las zonas marginadas del país.
Nuestro destino es incierto. Entre la tentación por el autoritarismo y los arrebatos de la delincuencia hemos quedado atrapados. El riesgo es que todos caigamos en el escepticismo, la meta final del sufrimiento.
Y no olvidemos, estimados radioescuchas, que si quedamos dominados por el espanto, el factor humano desaparecerá y quedaremos reducidos a objetos simples y manipulables. Por eso, vamos a significarnos en la resistencia y en la movilización de los iguales. Acabemos con el cinismo de los rasputines.
Post-Data. Tanto al gobierno estatal como municipal “les vale” el reclamo de la soberanía para sacar las vías del ferrocarril fuera de la ciudad. El transporte público sólo se conforma con escribir proclamas en sus ventanillas. Los vecinos de las colonias no saben a quien acudir frente a la negligencia de las autoridades para atenderlos. Pero si llegan a impedir el tránsito del tren obstaculizando las vías, entonces el pueblo será acusado de atentar contra las vías de comunicación y las autoridades se desgarrarán las vestiduras invocando la “aplicación de todo el peso de la ley”.
Pueblo: A los tiranos los vemos enormes porque estamos de rodillas. Es necesario que nos pongamos de pie para escupirles a la cara y sacarlos de donde nosotros los pusimos.
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