viernes, 19 de septiembre de 2008
“No muy puedo hablar, porque mi
corazón todavía vive la tristeza”.(Indígena totzil al recordar Acteal,
hoy extrapolado a nuestra Morelia)
Para que la sociedad pueda alcanzar su integración cabal a partir de una identidad construida en su contexto histórico-evolutivo, requiere de un orden establecido por el consenso ciudadano y el equilibrio de los poderes horizontales y verticales.
Las burocracias maquinistas rotan en torno a estructuras unidireccionales. Frente a la verticalidad de quienes ejercen el poder, se alza la resistencia para conformar el contrapoder. Y si en la resistencia se da el movimiento de las naciones, ésta es combatida sistemáticamente por grupos que padecen el síndrome de neanderthal.
Oponerse al cambio como condición común para la conservación de privilegios, es la lógica obsesionante de una oligarquía megalómana que se ha construido un piso político a partir de los tiempos de Miguel de la Madrid, fortaleciéndose en el foxiato y consolidándose con el espurio Felipe Calderón; piso que les ha permitido imponer gobernantes bajo esquemas tan traumáticos como el fraude. Sin embargo, engarzados ahora en la picota del miedo, pretenden desatar tormentas desesperadas empujando olas represivas contra los movimientos sociales que han reaccionado ante la dignidad ofendida del pueblo.
Nuestras voces que reclaman una sociedad más humana, en donde cohabiten la libertad y la justicia, de pronto se ven amenazadas por la represión propia de los gorilas de las dictaduras de antaño, bajo el pretexto de una guerra creada en el imaginario de los ineptos apoltronados en un gobierno de paja.
La convulsión en que nos debatimos por el asombro que nos causan los actos bárbaros de la delincuencia organizada, misma que galopa en los corceles de la corrupción y la impunidad, nos hace visualizar el epicentro de un fascismo potencial que ya se deja sentir.
Las invocaciones por la unidad bajo la censura de las discrepancias, son las antípodas en las que se balancea un gobierno sometido a intereses extranjerizantes. Líneas dictadas allende las fronteras para el servicio de traspatio de un imperio que impone doctrinas neoliberales, obligándonos a compartir la histeria de un capitalismo salvaje que hunde en el cieno de la miseria a pueblos enteros.
La tiranía de los hombres de poder es la tiranía de sus convicciones. Y si éstas giran en el criterio de la fuerza, entonces la industria de la guerra cimentará con el pretexto de enaltecer el orden y la tranquilidad en los auspicios del sometimiento y la obediencia.
Ruptura del pacto social. Tal es el carácter estructural de la crisis que nos agobia. Una ruptura que se signa en nuestra intranquilidad acusadora hacia la ceguera política y el cinismo voraz de gobernantes y élites económicas que suelen regodearse en este hedonismo bélico.
Y en medio de este caldo de cultivo, las mentiras publicitarias. Infundios que a través de los medios se propalan para exacerbar ánimos en contra de los movimientos sociales que luchan a través del ejercicio de sus derechos de manifestación, a fin de protestar contra el séquito de poderosos que arrean el desarrollo inflacionario, la privatización de la educación, de los servicios y las prestaciones laborales y de los recursos de la Patria.
De este modo operó la mensajería soez: Estridente, el corresponsal de MVS expresaba a través del cuadrante (93.5 de Irapuato, Guanajuato) sobre la necesidad de someter a investigación a la Sección XVIII de la CNTE y las Casas del estudiante de la UMSNH a raíz del atentado terrorista que nuestra ciudad sufrió el pasado 15 de septiembre.
La irresponsabilidad de lo dicho rompe con la esencia misma de nuestras luchas sociales y denota los anhelos represores de sujetos que deambulan en sociedades cerradas. Servilismo puro de quienes abrevan en las fuentes del “embute” y los “chayotes” a cambio de la zalamería al ídolo, pidiendo la liberación de Torquemadas con escopetas para la cacería de quienes participamos en las líneas de la insurgencia social.
Nuestros movimientos y nuestras luchas se han caracterizado por su condición pacifista. Nuestras demandas nunca han pretendido erosionar al pueblo que ya bastante tiene con los criterios excluyentes de un gobierno rapaz y cínico.
Si se nos percibe como un riesgo para la estabilidad y la seguridad del sistema, es por convenir a su propio carácter impositivo y para justificar acciones represoras hacia los débiles, quienes buscan romper los diques que los condenan a la pobreza y la marginación.
Adocenados en su anemia intelectual, están impedidos de identificar que los grandes problemas del país son la miseria extrema y la desesperanza.
Y por eso nuestra rebeldía. Y por eso nuestro afán de diseñar redes de libertad y de justicia. No claudicaremos a pesar de los elogios a las mentiras que pretenden endosarnos culpas. Nuestra grandeza está en la protesta sostenida y en las luchas que combaten la perversidad de un sistema que atosiga a nuestro pueblo.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Morelia, la saña del terrorismo
Cuando se emplea la violencia en contra de la población civil a efecto de coaccionar al gobierno, se le identifica con el nombre de TERRORISMO. Dichos actos violentos se cumplen con el secuestro, amenazas, asesinatos o atentados con explosivos, como el que sucedió el pasado 15 de septiembre en nuestra ciudad.
No hay razón para que se pretenda matizar el acto terrorista al calificarlo como una “modalidad” perpetrada por “asesinos sin escrúpulos”. El terrorismo es terrorismo, sin que quepan modalidades factorizadas que den lugar a lo selectivo. Mucho menos podemos entender la existencia de asesinos SIN escrúpulos y asesinos CON escrúpulos. Los asesinos no son más que eso: ASESINOS.
Los actos, por dolorosos que resulten, siempre tienen una explicación. De manera que cada quien tendrá una interpretación de los acontecimientos, a partir de sus propias fuentes de información. Haré mis propias reflexiones bajo el entendido que habrá quienes concuerden o disientan conmigo.
Cuando Felipe Calderón decidió combatir a la delincuencia organizada, específicamente a los narcotraficantes, utilizó una palabra cuya carga significativa implica el enfrentamiento de grupos armados con propósitos de someter y destruir al enemigo. Es decir, no era la persecución simple de los delincuentes para procesarlos, sino para aniquilarlos. Esa palabra fue GUERRA.
Al efecto, abrió las puertas de los cuarteles para que fuera la milicia la que cumpliera con tal meta. Y no obstante que voces autorizadas le hacían saber al señor Calderón lo equivocado de su estrategia, se empeñó en mantenerla.
Lo que se le sugirió –y se le sigue sugiriendo- es cortar los veneros financieros de la delincuencia; es decir, que con la participación de los servicios de inteligencia se identifiquen las cuentas bancarias donde tienen sus depósitos sustantivos a efecto de congelarlas. El mismo Senador de su partido, Santiago Creel Miranda, llegó a declarar que los dineros del narcotráfico no se encontraban debajo del colchón, en una alusión tácita de que se encontraban en los bancos.
Todo fue en vano. Calderón seguía en su empeño de jugar al “voy derecho y no me quito”.
También le denunciaron que los cuerpos policiales se encontraban infiltrados por el narcotráfico, que su corrupción los estaba estragando en todos los niveles de mando y ejecución y que la impunidad era su mejor garantía para seguir operando. Lejos de aplicar la purga previa, optó por incrementar el número de efectivos militares en los estados manteniéndose sordo a las voces críticas y elevarles –a la vez- sus presupuestos con cantidades adicionales.
El más simple de los razonamientos nos hace concluir que cuando no se tiene una estrategia bien delineada, a partir de información fidedigna de los factores causales de lo que se va a combatir, se llega irreductiblemente al fracaso. De ahí el paradigma que dice: “Los finales están en los principios”.
Los últimos tres actos perpetrados por la narcoviolencia, los decapitados del estado de Yucatán, los ejecutados de la Marquesa del estado de México, y ahora los sucesos del pasado 15 de septiembre, conllevan un mensaje muy puntual a las autoridades: El asenso de la brutalidad se irá agudizando.
Lo lamentable es que la población civil se ha encontrado de pronto atrapada en una guerra bárbara desplegada por la milicia y la delincuencia organizada. No hay quien les brinde la protección y la seguridad, pues el Estado se encuentra a punto de ser rebasado, si es que se puede tener aún ese optimismo. Sí… nos encontramos en el umbral del Estado Fallido.
Los ánimos que impulsaron la conducta criminal de los autores de este acto terrorista, fue el impacto mediático, el empuje de la presión social y el asentamiento del pánico y la zozobra. Y lo están logrando.
Sin perder la ocasión para hilvanar ovillos a favor de su situación política, el señor Calderón en su discurso circunstancial reclamó “dejar a un lado acciones o intereses que buscan dividir a los mexicanos, (puesto que) se puede discrepar, pero no deliberadamente dividir y enconar”.
Olvida que el encono y la división fueron sembrados por empresarios que buscaron asegurar sus intereses mediante la contratación y pago de una propaganda sucia; que ese encono y esa división fueron venteados por un presidente ignorante llamado Vicente Fox por su intervencionismo en los procesos comiciales.
Olvida que el encono y la división fueron estimulados por la mediación deshonesta de Elba Esther Gordillo entre el Partido Acción nacional y gobernadores priístas. Lamentablemente ese encono y esa división es un lastre que venimos arrastrando como herencia maldita de políticos pedestres.
Felipe calderón carece de una base social porque no la ha sabido construir. Todas sus decisiones han girado en torno a beneficiar a la oligarquía en la mezquindad de sus intereses, potenciando así la pobreza desde su asalto al poder.
Pero ahora, hundidos en la mortificación de nuestro luto, con mayor razón estamos obligados a entender nuestra realidad de espanto para traducirlo en acciones, rediseñando estrategias para alcanzar nuestros anhelos primarios: Seguridad, Trabajo y Justicia.
sábado, 13 de septiembre de 2008
Democracia participativa, Responsabilidad de los servidores públicos, Servicio civil de carrera y Fortalecimiento municipal, son asuntos que el gobierno ha decidido diferir a la Cámara de Diputados para que legislen al respecto.
Destaca que no se haya hecho lo propio en lo relativo a la Revocación de mandato, ese procedimiento propio de la soberanía del pueblo que le permite quitar al funcionario electo que no responde eficazmente a sus demandas y que correspondería a la democracia directa.
La revocación de mandato fue un compromiso contraído por el actual gobernador durante sus tiempos de campaña. Pero tal vez haya sido una puntada que se sacó de la manga para alucinarnos. Sí, eran “tiempos de campaña”, tiempos en que los compromisos quedan reducidos a promesas, tiempos en que los políticos cultivan engaños y mentiras.
La demanda de la evaluación popular sobre los actos de gobierno se va consolidando cada vez con mayor solidez. Y no sólo se debe circunscribir a tal rubro, sino que debería ampliarse en todo lo referente a funciones de carácter público.
Ninguno de los políticos electos debe mantenerse apoltronado en la seguridad autoritaria del “ya llegué, ya me quedé”. Hacerlo rompería el pacto social que concede el equilibrio dinámico de la gobernabilidad.
Y ahí tenemos al huésped de Los Pinos, quien está haciendo cera y pabilo de nuestra economía, multiplicando pobres y sembrando vientos. Un aprendiz de brujo que ya se le alborotó el avispero y va dando palos de ciego a raja tabla.
Él mismo ha provocado la violencia atmosférica en el territorio nacional, encadenándonos a todos al miedo por la locura homicida de la delincuencia organizada. Carece de tablas para moverse en este escenario corrupto que no tiene parangón. Una corrupción oficial que se confunde en la lógica privatizadora bajo el impulso de los intereses.
Los modelos que ha decidido adoptar son propios de países altamente desarrollados. Quiere vendernos el gas, las gasolinas, el diesel y la electricidad a precios internacionales. Sin embargo los salarios y su poder adquisitivo no se encuentran en el mismo nivel de sus fuentes inspiradoras, pues mantienen un raquitismo que ya provoca la desnutrición en las zonas marginadas del país.
Nuestro destino es incierto. Entre la tentación por el autoritarismo y los arrebatos de la delincuencia hemos quedado atrapados. El riesgo es que todos caigamos en el escepticismo, la meta final del sufrimiento.
Y no olvidemos, estimados radioescuchas, que si quedamos dominados por el espanto, el factor humano desaparecerá y quedaremos reducidos a objetos simples y manipulables. Por eso, vamos a significarnos en la resistencia y en la movilización de los iguales. Acabemos con el cinismo de los rasputines.
Post-Data. Tanto al gobierno estatal como municipal “les vale” el reclamo de la soberanía para sacar las vías del ferrocarril fuera de la ciudad. El transporte público sólo se conforma con escribir proclamas en sus ventanillas. Los vecinos de las colonias no saben a quien acudir frente a la negligencia de las autoridades para atenderlos. Pero si llegan a impedir el tránsito del tren obstaculizando las vías, entonces el pueblo será acusado de atentar contra las vías de comunicación y las autoridades se desgarrarán las vestiduras invocando la “aplicación de todo el peso de la ley”.
Pueblo: A los tiranos los vemos enormes porque estamos de rodillas. Es necesario que nos pongamos de pie para escupirles a la cara y sacarlos de donde nosotros los pusimos.
martes, 2 de septiembre de 2008
La represión que viene
Epígrafe: “Un revolucionario sin educación política,
así esta sea elemental, es sólo un delincuente”.
Luis Spota. “El rostro del sueño”
Cuando los grupos sociales se constituyen en fuerzas de reclamo para impedir que los gobernantes se asuman como los dueños absolutos del destino de los individuos, éstos instrumentan diversos estilos de represión para evitar que se consoliden aquéllos en favor de la sociedad.
A efecto de impedir el ejercicio de las libertades democráticas, se adjudican el derecho legal de la violencia como axioma de sus facultades normativas. Cárcel, persecución, tortura física y psicológica, desaparición, secuestro y exilio, son algunas de las aberraciones que los gobernantes aplican como escarmiento a quienes osen resistir a sus imposiciones.
Sin importarles los derechos humanos, la ruptura ni el torcimiento de las leyes, conceden a las fuerzas policiales y/o castrences atribuciones para golpear, detener y sancionar de manera selectiva y arbitraria. Guadalajara en 2004, Atenco y Oaxaca en 2006 son ejemplos para el tema.
La justicia es lerda cuando de castigar a los delincuentes concretos de la oligarquía se trata. Más aún si quienes inciden son los malhechores hacinados en el sistema mismo. Pero cuando se trata de opositores al régimen, entonces los medios arman un escándalo de gitanos en obediencia a la clase gobernante para criminalizarlos y ponerlos a raya.
La fabricación de delitos con siembra de pruebas, son de los actos preferenciales por el poder para eliminar a los incómodos. Cuando un dirigente o líder se atreve a confrontarse con el “tlatoani” o sus “vacas sagradas”, corre el alto riesgo de convertirse en víctima de burócratas entrenados en el arte de la represión.
Y a efecto de alcanzar el éxito en la flagelación, se trazan una línea ejecutoria: Primero, convencer a la ciudadanía que están ejerciendo el poder con responsabilidad para el beneficio común, y crearse en el imaginario popular la estampa de protectores benévolos de la paz social.
Luego prorratean las culpas para aligerar las propias. Desdeñan las protestas y no las atienden pues de provocar enojos se trata. Suponen que ceder implica la claudicación del poder. Y para justificar la gravedad de su oficialidad frívola, utilizan una expresión gozne para la manipulación: “Están politizando la protesta”. Y se salen por peteneras. Así tensan el reclamo y aplican la represión, la que se puede traducir en operativos policiales o la siembra de la difamación para emprender una persecución penal en contra de los dirigentes o líderes.
El gobierno del estado ha sido omiso en el planteamiento de sustituir a la actual Secretaria de Educación, mismo que fue propuesto por los integrantes de la Sección XVIII de la CNTE desde el momento mismo en que se dio su designación.
Hasta la saciedad se han expuesto razones, predominando las que sustentan la existencia de intereses facciosos de índole tribal-partidista. Sin embargo, la réplica oficial la soportan en una cuestión de veleidades surgidas al calor de las pugnas intestinas del mismo gremio. Por eso la descalifican circunscribiéndola a los factores preferenciales de “me gusta o no me gusta”.
Creada la imposibilidad de unir los contrarios (gobierno-sección XVIII) se esboza la represión. ¿Cómo?
La educación es un tema hipersensible a la sociedad. Entonces, ante las deficiencias del servicio, encuentran la oportunidad de endosarle al magisterio democrático las culpas atribuibles a sus luchas de protesta. La ventolera y difusión de las descalificaciones estarán a cargo de los mercenarios de la noticia, quienes las editorializan con tal rigor que prenden una animadversión en contra de los docentes, haciéndoles quedar como los perversos del drama. De este modo la inquina y el rechazo quedan sembrados.
Pero es insuficiente. El acoso a los líderes para provocar deserciones en los grupos organizados, les parece necesario. Y entra en acción la sosedad de los enjuagues administrativos -vía auditorías o difamaciones llanas- para distraerlos y mantenerlos en un hito para procesos penales.
Quienes han soltado el cacareo de la posible denuncia contra Ortiz y Espinal, son quienes decidieron tomar los caminos de la claudicación a las causas populares. Y bajo el amparo placentario de los emperadores de la decadencia Morón-Pérez, se disponen para dar servicio al gobierno que en su comienzo declaró: “Yo voy a impulsar sin duda, la construcción de la democracia participativa en Michoacán”, porque “… la sociedad exige otras políticas y otro tipo de políticos. Que cumplan lo que ofrecen, que sean congruentes, honestos, eficientes…” (La Jornada de Michoacán. 16 de febrero de 2008)
¿Será? Lo que si es seguro es que el grito de estos sinodales vociferantes tendrá su respuesta en la fuerza del movimiento.
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