sábado, 14 de enero de 2012

Carta al Cardenal Norberto Rivera sobre las reformas propuestas




DIRIGIDA A LA REVISTA PROCESO:

Señor director:



Le agradeceré publicar la siguiente carta, dirigida al cardenal Norberto Rivera.

Señor cardenal: estamos de acuerdo. A partir de las recientes propuestas de modificación al artículo 24 constitucional me he preguntado: ¿quién pierde y quién gana con ellas? No creo que estos intentos pretendan derrumbar el carácter laico del Estado mexicano, ni rescatar antiguos privilegios de la Iglesia católica. ¿Pero qué pasaría si en la redefinición de la laicidad mexicana estas reformas fueran más allá y lucháramos juntos por hacer tangibles no únicamente el derecho a la libertad de conciencia, sino también el resto de los preceptos humanitarios?
Comparto con usted la idea de que lo público se convierta en sagrado, dado que por reciprocidad lo sagrado se convertirá en público. Imagínese, señor Rivera, que ahora que ustedes podrán llevar su fe a las calles, nosotros podremos llevar nuestra razón crítica a sus templos. Eso es una muestra de civilidad de la nueva Iglesia que ustedes promueven. Si esos espacios antes sagrados han perdido su razón de ser como “casa de Dios” y las religiones se han vuelto callejeras, deberemos pugnar por que todos los templos se conviertan en bienes públicos, transformándolos en museos, bibliotecas, teatros o salas de conferencias. ¿Le gusta la idea, señor Rivera?

Total, ya perdida la razón de ser de los templos, podemos utilizarlos como sitios de performance, salas de exposiciones o espacios para presentar obras de teatro como Gang Bang, que aborda la crisis católica de valores. Eso sí, cobrando la entrada como si fuera misa para político (usted sabe a qué me refiero). ¿Le parece que con los fondos recaudados compremos ejemplares de la Constitución mexicana, de los Evangelios apócrifos o tratados filosóficos como los de Baruch Espinosa y los distribuyamos gratuitamente en la entrada de los templos para apuntalar ese llamado que con justicia hacen ustedes a la libertad de conciencia?

Quizás hasta se podrían sustituir las lastimosas imágenes religiosas de sus templos por otras obras artísticas diversas. Si le parece, señor Rivera, los nichos que ocupan esculturas de santos y vírgenes y crucificados podremos usarlos para otras de Afrodita, Pan y Eros o la prehispánica Tonantzin.

¿Le puedo sugerir otra cosa? Los cánones señalan que quien exige derechos está obligado a otorgarlos. Con esta modernización o redefinición de la laicidad que ustedes impulsan, coincidirá conmigo en que los derechos reproductivos deberán ser respetados. Eso, señor Rivera, evitará las feas confrontaciones en temas como el aborto, permitiéndonos como sociedad transitar desde el ¿por qué hacerlo? al ¿cómo hacerlo? Seguramente también coincidirá conmigo en que la nueva laicidad del Estado mexicano incluye la diversidad sexual y familiar, las que deberán ser respetadas y explicadas en todos los espacios públicos, evitando anatematizar las más de cinco expresiones sexuales no convencionales existentes y desechando el modelo único de familia.

Una cosa importante: se tendrá que terminar con el celibato antinatural que por motivos económicos implantó la Iglesia. Con esto pondremos un candado más a las perversas tentaciones de la pederastia cobijada desde los confines del mismísimo infierno.

Le tengo otra propuesta: dado que la nueva laicidad que ustedes promulgan incluye los derechos de las mujeres enmarcados en el principio de igualdad, habrá que acabar con el machismo desde sus bases religiosas, derrumbando el castrante paradigma patriarcal. ¿Se imagina usted que las monjas dejaran de ser la servidumbre no asalariada y sometida por razones confesionales, para poder escalar jerárquicamente como sacerdotisas, “arzobispas”, “cardenalas” y papisas?

Si me permite una sugerencia más: en sus homilías ahora callejeras, ustedes deberán abordar temas sobre los derechos humanos universales, particularmente los referidos a los niños, las mujeres y personas con capacidades diferentes.

Lo que sí creo necesario es que usted ofrezca una disculpa pública por los abominables casos de violaciones y vejaciones infantiles ocurridos en sus templos desde siempre, castigando además a culpables y encubridores.

Le confieso que me preocupa eso de que los ministros religiosos quieran acceder al poder político. Y es que forzosamente dejarán de ser lo que son, dado que tendrán que abjurar públicamente del voto, promesa y juramento de servir única y fielmente al jefe de otro Estado: el Papa. También consideremos que las diferentes expresiones políticas deberán tener accesos a sus homilías públicas para ofertar su propuesta por aquello de la equidad electoral en la construcción de la democracia basada en la laicidad que ustedes atinadamente impulsan.

No será fácil luchar contra retrógradas, señor Rivera, pero tendremos que hacerlo. La nueva laicidad es ya un compromiso no únicamente del Estado, sino de esta sociedad diversa de la que formamos parte. Seguramente con todo ello ¡estamos de acuerdo, señor cardenal! (Carta resumida.)



Atentamente

Pablo E. Alarcón Chaires

jueves, 12 de enero de 2012

Los gazapos de Graciela




Francisco RIVAS LINARES


“Los errores no se subsanan con nuevos dislates”


Próxima a entregar su responsabilidad como Secretaria de Educación Pública, Graciela Andrade García no puede ocultar su nerviosismo venteando gazapos. De calificar como abominables a los periodistas, hasta repartir culpas por la crisis en que se encuentra inmerso el ámbito educativo.

En el libro “Crítica de la razón cínica”, Sloterdijk, su autor, asevera que “el cinismo es una relación de estrategia y de táctica, de sospecha y de desinhibición, de pragmatismo e instrumentalismo, todo ello en la maniobra de un yo político que piensa en primer y último término en sí mismo, que interiormente transige y exteriormente se acoraza”.

La cita viene a propósito de las declaraciones de la Maestra Graciela Andrade, Secretaria de Educación en el Estado, quien culpó al PRI del déficit que priva en la dependencia. Literalmente aseveró (respetando su personal sintaxis): “Entregamos la estafeta que además la conocen muy bien, porque durante varias administraciones estuvieron al frente de lo educativo; el PRI fue el que llevó a cabo este proceso de descentralización y también fue el PRI quien entregó estas circunstancias al PRD y se la vamos a devolver como estaba cuando nos la entregaron pero ya crecido el asunto que además lo saben”.

Una declaración cínica, sin lugar a dudas. Una declaración que conlleva el utilitarismo de la “razón cínica” subrayado por Sloterdijk y que en lenguaje coloquial significa curarse en salud ante el desorden que priva en esta área tan importante.

Si en la pobreza de su discernimiento concluye que fueron las “circunstancias” heredadas las causas del fracaso en el servicio, denota su mediocridad concretada en administrar las mismas; un reduccionismo que no le significó mayor esfuerzo que la de fingir demencia frente a los acontecimientos que la rebasaban.

Por eso le “creció el asunto”. Sabe del monstruo que procrearon desde el arribo de Egberto Bedolla, pasando por Manuel Anguiano y Aida Sagrero: deudas a proveedores, rezago en infraestructura, drásticos problemas financieros, anarquía en el magisterio que se traduce en un bajo nivel escolar, carencia de un proyecto educativo, insuficiencia de plazas, numerosos comisionados, etc. Y ahora, con sus enredos declarativos y adjetivaciones fatuas quiere transigir interiormente y acorazarse exteriormente. Ya enrolló el trompo, ahora le tocará bailarlo

Confiamos en la próxima administración para que se aplique una rigurosa auditoría que date desde los tiempos de Lázaro Cárdenas Batel. Tenemos derecho a conocer con claridad y transparencia, aunque nos califique la susodicha de abominables.

POR UNA SOCIEDAD SIN AGACHADOS: ¡NO MÁS SANGRE! ¡BASTA DE SANGRE!

miércoles, 4 de enero de 2012

¿Una clase empresarial heroica?





Francisco RIVAS LINARES


“Este es un gobierno de empresarios
y para empresarios”
Vicente Fox Quesada


El primero de septiembre de 1982, cuando José López Portillo rendía su último informe presidencial, anunció la nacionalización de la banca privada y el establecimiento del control general de cambios. Ambas decisiones, de obvia trascendencia para la nación, se derivaron de las acciones especulativas que propiciaba la volatilidad del peso frente al dólar norteamericano.

Golpeando el atril de la más alta tribuna de la nación, el Presidente, refiriéndose a los dueños de los bancos, expresó de forma tonitronante: ¡Ya nos saquearon… no nos volverán a saquear!

El estupor de los empresarios era evidente. La clase política quedó desconcertada. Los primeros lo consideraron como un acto violatorio a los intereses del poder económico. Los segundos, lo estimaron de alto riesgo para la estabilidad del país. Sin embargo ahí estaba el mensaje, claro y unívoco: La banca privada pasaba a ser propiedad de la nación.

La experiencia motivó a la clase empresarial a incursionar en la política abierta dejando la discreción con que siempre actuaban. Sopesaron los riesgos a los que podrían enfrentarse en el futuro -de permanecer ajenos y al margen de la acción política- y optaron por incursionar por los vericuetos partidarios para lanzar sus propios candidatos.

Dos factores incidieron favorablemente en su propósito: el inicio del ciclo neoliberal que traía consigo Miguel de la Madrid Hurtado y quien adoptaría las medidas dictadas por el Consenso de Washington, y la crisis del socialismo.

(“Cuando comenzó la adopción de las políticas del Consenso de Washington, uno de sus principales efectos fue un súbito fortalecimiento del sector privado. Como resultado de las privatizaciones y de un proceso de crecimiento comandado por grandes corporaciones privadas que tienden a fusionarse, el poder económico se concentró de manera extraordinaria, a tal punto que en muchos países se habla de una nueva oligarquía de ejecutivos todopoderosos, de los nuevos dueños del país y del reinado de las multinacionales”. Empresarios a la Presidencia. Revista Nueva Sociedad No. 225, enero-febrero de 2010)

Fue así como en 1988 se reveló como aspirante a la Presidencia de la República Manuel de Jesús Clouthier del Rincón (Maquío), líder empresarial, fundador del Consejo Coordinador Empresarial del estado de Sinaloa, presidente nacional de la COPARMEX y presidente diocesano del Movimiento Familiar Cristiano. Anteriormente había intentado llegar al gobierno de su estado sin lograrlo.

De su fraseología destaca la que lo identificara en campaña: “Dejar de luchar es comenzar a morir”. Su concepto sobre lo sustantivo de la empresa y su convicción cristiana, definen su identidad: “La empresa es la más maravillosa invención y la religión el cimiento de las actividades familiares, culturales, económicas y políticas del hombre, todas las cuales yo he hecho a lo grande”; así lo declaró.

Inaugurada la ruta política-empresarial, comenzó la embestida fuerte de los del dinero. Llegaron gobernadores, legisladores y funcionarios federales. Vicente Fox es un caso emblemático: diputado federal, gobernador de Guanajuato y Presidente de la República.

Destacan también Miguel Alemán Velasco, empresario del ramo del aluminio; Javier Usabiaga, conocido en el mundo de los negocios como el Rey del Ajo y que se desempeñó como Secretario de Agricultura en el gobierno foxista; Ricardo Ahued Bardahuil, propietario de la cadena de negocios denominada Casas Ahued; la familia Chedraui; Alberto Onofre, empresario ferretero; en fin, muchos más.

¿De qué manera se hace compatible la misión de un empresario que está enfocada al concepto cliente con la misión del político que se dirige al ciudadano en su contexto institucional, jurídico, político y social? Hasta el momento se carecen de referencias en el ámbito político mexicano. La única certidumbre es la búsqueda de la suma del poder para restringir el intervencionismo del estado y fortalecer el mercado, permitiéndoles así proteger sus intereses elitistas.

Morelia volverá a vivir la experiencia de su gobierno municipal presidido por un empresario: Manuel Nocetti Tiznado. Anteriormente la tuvimos hasta en dos ocasiones con Salvador López Orduña. De éste, aún recordamos su empeño por abrir un acceso hacia la loma de Santa María para favorecer al desarrollo comercial Altozano. De Nocetti no olvidamos el problema social que generó su empeño en instalar una gasolinera en la calzada Juárez, sin importarle el riesgo que representaba para vecinos y escolapios de una escuela primaria.

Al rendir su protesta como alcalde provisional, dijo que seis meses eran pocos para hacer mucho, pero muchos para no hacer nada. Sólo él, en el lenguaje críptico de políticos y empresarios, sabe a lo qué se refirió con los adverbios mucho-nada y sus beneficiarios. Le concedemos el beneficio de la duda.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

ACTEAL, SINÓNIMO DE GENOCIDIO




Por: Francisco RIVAS LINARES

¡Ay! ¡Si tuviera la lengua experta del profeta
y palabras de fuego para hendir corazones!
¿Cómo hacer que se sienta el dolor de este pueblo?
Rafael Landerreche



La mañana del 22 de diciembre de 1997, el grupo paramilitar “Máscara Roja” irrumpió en la comunidad de Acteal, municipio de San Pedro Chenalhó, Chiapas para masacrar a 21 mujeres (cuatro de ellas con embarazo), 9 varones y 15 niños desplazados de la comunidad de Las Abejas y quienes se encontraban orando por la paz.

Eran las 10:30 horas cuando rompió el silencio las primeras ráfagas de alto calibre. La dispersión de los orantes se hizo en tres direcciones: el arroyo, la escuela y la selva tropical. Inútilmente. La muerte les alcanzó quedando la siembra de cadáveres.

(“Las balas se veían como agua. Más abajito hay un lugar para esconderse. Ahí fuimos, pero se veían como los tiros pasaban, levantando la tierra donde pegaba. Los niños hacían mucho ruido, todos estaban llorando. Fue cuando nos escucharon y los agresores fueron donde estábamos. Fue cuando nos empezaron a disparar por parejo todos los que estábamos ahí. Nos mataron a todos. Yo me salvé porque me escondí en un barranco con mi hermanito”. Sra. Catalina Jiménez Luna. Testigo. “Acteal, entre el duelo y la lucha”.

En el contexto de la contrainsurgencia implementada por el gobierno federal de Ernesto Zedillo, la masacre constituyó el punto crítico de una guerra de baja intensidad que se instaló doce días después del 1º de enero de 1994, a partir de una estrategia diseñada por el general Miguel Ángel Godínez y contenida en el Plan de Campaña Chiapas 1994 y en el que se consideraba el “adiestramiento, asesoramiento y apoyo de las fuerzas de autodefensa y otras organizaciones paramilitares”, además de operaciones de control de la población.

La campaña militar estuvo al mando del general Mario Renán Castillo, quien inspirado en los boinas verdes que operaron en la guerra de Vietnam y los kaibiles de Guatemala, reclutó y capacitó a indígenas para operar desde las entrañas mismas de los grupos indígenas.

Sofocar por la fuerza y de manera intencional, sin importar los costos en víctimas inocentes, fue el principio rector de las fuerzas armadas. Al efecto, el general Castillo aplicó el Manual de guerra irregular, operaciones de contraguerrilla y restauración del orden, cuya autoría se atribuye a la propia Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

Para matizar la tragedia, los gobiernos estatal y federal lo redujeron a un conflicto entre comunidades indígenas por diferencias religiosas o políticas. En los medios de comunicación se exponían descripciones “a modo” distorsionando los acontecimientos y mutilando la información, previa alteración del escenario y el intento de desaparecer los cadáveres.

Desplegados y boletines hipócritas abundaron. Todos evadían cobardemente la responsabilidad en esta acción genocida. Sin embargo cuatro nombres resultan indelebles para la memoria histórica: El general Mario Renán Castillo, el gobernador Julio César Ruiz Ferro, el secretario de gobernación Emilio Chuayffet y el propio Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.

A catorce años de estos hechos sangrientos, la impunidad sigue prevaleciendo a favor de los grupos paramilitares. Instrumentos protegidos por la oficialidad, siguen actuando con la puerta abierta al margen de los ámbitos de la justicia. Entre tanto, el mensaje postrero zedillista aún lo repiten los ecos de la selva lacandona: “Prefiero pasar a la historia como represor antes que cumplir los acuerdos con el EZLN”.

Concluyo citando al escritor José Blanco: “No sabemos quiénes son los asesinos; ni los que usaron las armas ni los asesinos intelectuales. Nuevamente la impunidad reina. Se solicitan nuevas investigaciones para dar con los verdaderos asesinos. Acaso el proceso se reinicie alguna vez en algún punto. En tanto, la oligarquía local, la clase política que le sirve, los grupos paramilitares –carne de cañón indígena- continúan reinando como grupos dominantes que son, apoyados por instituciones federales, si la política así lo demanda, y los indígenas continúan su historia de explotación, de miseria, de desprecio, de discriminación y de muerte”.


POR UNA SOCIEDAD SIN AGACHADOS: ¡NO MÁS SANGRE! ¡BASTA DE SANGRE!

sábado, 10 de diciembre de 2011

Carta a PAULINA PEÑA PETRELLINI por HECTOR ZAGAL





No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?

Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no le preocupa el que nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.

¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?

Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!

“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos y quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben comer carbohidratos (tortillas), deben estudiar en salones sin computadoras, deben apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.

Cuando leas estas líneas has el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro?

Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias.

Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?

Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos trabajan desde niños.

Paulina, haz puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: pones en peligro en riesgo el futuro de México.

Fuente: http://www.noticiasmvs.com/blogs/el-banquetazo/querida-paulina-pena-pretelini-807.html

lunes, 5 de diciembre de 2011

MENTES BRILLANTES



(Cartón de HERNÁNDEZ publicado en el diario La Jornada. 5 dic. 2011)