Francisco RIVAS LINARES
Las declaraciones reiterativas
del director de la paramunicipal Ooapas, en el sentido de la urgente necesidad
de aumentar el costo tarifario al consumo del agua potable, encontró su
consumación en un incremento equivalente al 8%. Así, quienes se dicen gobernar
para el pueblo, aplican la verticalidad del lenguaje.
Sólo él poder habla, sólo el poder
dicta; y a los usuarios pretenden reducirnos al silencio y la obediencia pues
de lo contrario de no acatar el incremento de marras se correrá el riesgo de
que, al dicho de ellos, “…empecemos a
tener menos agua por los problemas que enfrenta el organismo para operar”.
La imposición de la cultura
recaudatoria que tanto gusta a quienes arriban al poder, contrasta con la
reducción de los servicios que obligadamente debería proporcionar el
Ayuntamiento. Así tenemos, por ejemplo, que la recolección de la basura se
concesionó a organizaciones que exigen pagos no sujetos a control, quedando
cautivos los habitantes del municipio a un cobro plegado al dicho “según el
sapo es la pedrada”.
El costo del alumbrado público
ya lo asumimos mediante un encaje que se nos endosa en el recibo de la Comisión
Federal de Electricidad, no obstante su inconstitucionalidad. Mucho se ha debatido
en torno a este asunto; sin embargo, los gobernantes deciden y no hay manera de
hacerlos retroceder.
Al respecto en la Jornada de
Michoacán del 23 de septiembre pasado, se publicó un exhorto del director de
alumbrado público dirigido a la ciudadanía para que no tramitáramos ningún
amparo que nos eximiera del impuesto correspondiente a este servicio; y al
reconocer que 50 personas ya no lo pagaban por tener tal beneficio del
multicitado amparo, aseguró que la mayoría de tales personas corresponden a
empresas trasnacionales. ¿No sería justo que nos diera a conocer cuáles son
esas empresas trasnacionales a las que todos nosotros les estamos pagando el
disfrute del alumbrado público? ¿Por qué el funcionario no hace el exhorto a
dichas empresas para que renuncien a los beneficios del amparo que les fue
concedido?
Pero volviendo al asunto del Ooapas,
su situación de quiebra técnica se debe atribuir a la pésima administración de
un personaje que gozaba de la simpatía política de las dos administraciones
anteriores. No obstante que se le demandaba al licenciado Fausto Vallejo que
removiera al señor Juan Luis Calderón de la dirección del organismo, hizo mutis
y no procedió así, tal vez buscando el afecto y la voluntad hacia el municipio del
señor Felipe Calderón, entonces presidente de la república y hermano del
personaje que citamos.
Lo que llama la atención es que
bajo parecidos argumentos que se esgrimieron para desaparecer Luz y Fuerza del
Centro, culpando a los trabajadores de dilapidación de recursos públicos, ahora
se enfilan las baterías en contra de las prestaciones logradas por los obreros
del organismo, como si la cancelación de las mismas fuera la panacea para
superar el escollo.
Si hay crisis en las empresas
es por culpa de los trabajadores. Si hay crisis en los fondos de pensiones es
por culpa de los pensionados. Si hay crisis en los gobiernos es por culpa de
los empleados. Bonita ecuación encontraron nuestros políticos para seguir
sometiéndonos a la “jodienda”
Nada bien nos pinta el año con
estos gobiernos. Si el incremento al salario mínimo fue de 3.9% y al agua le
suben 8% y el pago por trámites y servicios tendrán un incremento de 4%, pues
ya anularon de hecho el aumento miserable del salario mínimo.
Tal parece que las únicas
funciones que tiene el gobierno es la de agredir y ejercer en exclusividad la
autoridad, cuyo propósito es oprimir a sus gobernados. Tal parece que su
esencia es la dominación o al menos su tendencia. El establecimiento y
recolección compulsiva de impuestos constituye una agresión permanente de los
gobiernos hacia los ciudadanos. Sólo están pensando en imponer cobros bajo
argumentos tan abstractos como el desarrollo y el progreso sociales.
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