lunes, 17 de enero de 2011

Los monólogos de Calderón




Francisco RIVAS LINARES

El monólogo sigue predominando en los tinglados de la política nacional. Se empeñan en vernos como una masa informe, incapaz de dilucidar sobre los aconteceres provocados por las aplicaciones torpes y desmesuradas de un (des)gobierno consolidado en sus tres áreas de poder: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial

Todos ellos trabajan pensando en su futuro político y económico. Ofrecen una personal servidumbre hacia los dueños del “poder real”, denigrándose en la incondicional prontitud por atender con cumplimiento puntual a sus demandas excesivas.

Frente al espejo se lanzan autoelogios y proclamas para convencerse de sus propias mentiras, idean trucos manipulativos para persuadirnos de que nos están sirviendo y nos ofrecen justificaciones que por aberrantes, resultan propias para enajenados. Así, el señor Felipe Calderón en su mensaje del 2 de enero, vuelve a la carga con sus aseveraciones para embarcarnos en sus delirios. Nos dijo, con verbos incluyentes, que estamos avanzando por la ruta correcta; que seguiremos combatiendo con firmeza a los criminales y los vamos a derrotar; que sabemos de la necesidad de acabar con la impunidad y la corrupción; que juntos vamos a construir el México de progreso, de justicia y seguridad; que estamos en mejores condiciones para que 2011 sea un año de realizaciones y que, por lo tanto ya estamos en la senda del crecimiento.

Estamos, seguiremos, sabemos, vamos… son verbos conjugados en la primera persona del plural que tanto gustan a los políticos tramposos, para hacernos creer que juntos-todos gobernamos y decidimos.

Y siguió divagando frente la lente con su karaoke televisivo: “Muchos jóvenes, dijo, quieren seguir superándose en la escuela y cursar una carrera universitaria; otros mexicanos quieren tener su casa propia y sacar adelante a su familia; muchos más quieren mejorar en su empleo, o emprender su propio negocio. El año que inicia será tiempo de cristalizar todos esos planes”.

Entrado en frenesí, nos aseguró que facilitará las condiciones “…para que más familias puedan cumplir su sueño de tener su casa propia, y lo haremos –así lo dijo- poniendo al alcance de más mexicanos los servicios de salud: médico, medicinas, hospitales, tratamiento, para quien los necesite”.

Eterno monólogo de la presidencia. Exposiciones motivacionales detestables en grado sumo por ser una retórica vacía, infestada de mentiras y engaños. ¿Quién le cree a Felipe Calderón con su mitomanía y sarcasmos, sembrador de odios, menosprecios, degradaciones y vilipendios hacia los mexicanos?

No se quema los labios cuando nos habla de un progreso que por ilusorio, se abstiene de decirnos desde dónde y hacia dónde. No es posible creer en un líder fraudulento que ha dejado transcurrir su tiempo dándonos un trato desdeñoso e indiferente. Un personaje que postula caprichos a rajatabla.

Este año será repetitivo. El mismo círculo expresivo. Los mismos exhortos. Idénticas convocatorias. Michoacán seguirá siendo el blanco de sus ímpetus vengativos, pues siempre fue, y lo seguirá siendo, un perdedor en su propia tierra.

Concluyo con la expresión de un deseo:

POR UNA SOCIEDAD SIN AGACHADOS: ¡NO MÁS SANGRE! ¡BASTA DE SANGRE!

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